¿Y dónde están los futbolistas homosexuales?
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¿Y dónde están los futbolistas homosexuales?

Hay quien piensa que las posibilidades publicitarias para el primer futbolista que se reconozca homosexual serán infinitas, pero la realidad dice que los clubs piensan que su activo se devaluaría en venta de camisetas e imagen y los agentes que será mucho más difícil conseguir un traspaso millonario.

Era 1981. Justin Fashanu fue fichado por el Nottingam Forest por un millón de euros. Es el primer futbolista de color por el que se paga un millón de libras. Lo pide Brian Clough, polémico y exitoso entrenador a quién muchos ven en José Mourinho. Corrían rumores de que Fashanu era homosexual y Clough contó en sus memorias un diálogo con él.

"¿A dónde vas si quieres una rebanada de pan?", le pregunté. "Al panadero, supongo". "¿A dónde vas si quieres una pata de cordero?" "Al carnicero." "Entonces, ¿por qué sigues yendo a ese maldito club de maricones?"

A la homosexualidad le quedan cada vez menos tabúes, pero el fútbol es definitivamente uno de ellos. Fashanu es el único futbolista de nivel que ha confesado su condición y la estadística dice que hay muchos más.

Últimamente están los casos del norteamericano David Testo y del sueco Anton Hysen, pero en ligas menores.

Como un verano, el tema vuelve a los medios con cierta frecuencia. La última vez fue con el caso de Jonathan De Falco, un futbolista belga de tercera división que ha dado el salto al porno gay después de abandonar su carrera deportiva.

"Si la gente se hubiera enterado de que soy homosexual, hubiera tenido problemas. El mundo del futbol aún no está preparado para los jugadores abiertamente gais".

En España, la revista Zero, llegó a filtrar hace unos años que llevaría a un jugador de primera división en portada saliendo del armario. Según El Mundo, esa portada llegó incluso a existir pero el club del jugador le llegó a amenazar con apartarlo de la plantilla. Hoy, la revista ha abandonado el papel y ha servido de declaración a directores de cine, jueces, políticos... pero no ha habido futbolista.

Joaquín Sorribas, jugador del Huesca y psicopedagogo, habló del tema en una entrevista.

"La figura del futbolista está más asociada a un fuerte y viril guerrero que lucha y muere por los colores, que se bate y se reta con cada contrario. Cosa que un homosexual puede hacer igual o mejor, pero quizás estaría demasiado expuesto a que cualquier error o que un mal día fuera una losa demasiado pesada".

Sin embargo, la universidad de Staffordshire hizo una encuesta entre aficionados, jugadores y árbitros y reveló que la mayoría pensaba que los clubs y los agentes presionan para que ese dato no salga nunca, bajo ningún concepto.

Hay quien piensa que las posibilidades publicitarias para el primer futbolista que se reconozca homosexual serán infinitas, pero la realidad dice que los clubs piensan que su activo se devaluaría en venta de camisetas e imagen y los agentes que será mucho más difícil conseguir un traspaso millonario si su representado es homosexual.

Parece que el tabú de lo gay en el fútbol no es una cuestión de homofobia sino de simple beneficio económico.

Sorprendentemente existe un mundial de fútbol gay, que organiza la Asociación de Futbol Gay Lésbico con equipos de los cinco continentes, pero desde luego no con representación de todos los países. En España solo hay un club, está en Barcelona y se llaman Panteres Grogues, Panteras Amarillas.

"Reconocemos que los torneos paralelos son una solución forzada, pero hoy en día suponen una salida".

Últimamente, la FIFA sancionó al italiano Antonio Cassano con 18.250 dólares por estas declaraciones en la pasada Eurocopa.

"Yo solo espero que no haya 'maricas' en el equipo nacional, pero si las hay, es su problema".

La historia de Justin Fashanu, que protagonizó un histórico titular en The Sun"£1M Soccer Star: I'm GAY" acabó trágicamente. Fue apartado de su equipo, tuvo problemas para encontrar nuevos y acabó marchándose a Estados Unidos. Allí, un joven de 17 años le acusó de violación. La investigación ni siquiera comenzó porque rápidamente se vio que era un montaje.

Sin embargo Justin se ahorcó en su habitación dejando una nota.

"Me he dado cuenta de que ya he sido condenado como culpable. No quiero ser más una vergüenza para mis amigos y familia". (663)

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