De la Gran Vía al West End
Nunca antes un intérprete había saltado el charco para interpretar un personaje principal y menos aún después de haber interpretado ese personaje en España.
El lunes estuve en Londres en la primera función de la nueva compañía que estrena la temporada número 27 del musical más longevo de la historia, Los Miserables.
Londres se antoja coqueta y enseña sus mejores galas de cara a las inminentes olimpiadas que como ya experimentamos nosotros en Barcelona 92, no solo es un enorme evento deportivo sino que además la transformación urbanística que supone provoca un antes y un después en las ciudades transformándolas para siempre. Y así está Londres, más hermosa que nunca.
Volviendo al motivo de mi viaje, si estuve ahí la noche del 18 fue para acompañar a dos personas que debutaban esa noche, Geronimo Rauch y Alfonso Casado.
Si bien ha habido algún artista español que ha trabajado en el West End (Julia Moller, Juan Pablo Di Pace, algun bailarín), nunca antes un intérprete había saltado el charco nada menos que al mismísimo West End para interpretar un personaje principal y menos aún después de haber interpretado ese personaje en España. Hablando con Claude Michel Schonberg en el estreno, el mismo me decía que esto era impensable hace unos años... y que además de la mejora del talento español la comunidad europea y la desaparición de los prejuicios y las fronteras han hecho mucho por importar a la capital del musical talento extranjero, aunque aún sigue siendo excepcional y más para un protagónico.
Lo hizo hace unos años la argentina Elena Roger, hoy convertida en una estrella y haciendo Evita en Broadway con Ricky Martin, pero en ese caso fue Andrew Lloyd Webber, el compositor musical más influyente y exitoso de los últimos años, quien de entrada pensó en una cantante latina para el papel de Evita para darle mayor credibilidad y se fue a hacer casting a Argentina.
En este caso, fue después del extraordinario éxito y reconocimiento que Los Miserables tuvo en su temporada en Madrid, que Cameron Mackintosh, el productor más importante del siglo XX según el New York Times (lo cual comparto) que reparó en Gerónimo y después de pasar la prueba del idioma hizo las maletas y se embarcó en esto que es definitivamente la meca para un cantante de musical como él. Y en gran medida como le dije yo al elenco español el día que celebramos la notica de Gerónimo es el éxito del musical en España y del talento en su conjunto. Así como Messi no juega igual en Argentina por no tener al lado los jugadores que tiene en el Barcelona, Gerónimo nunca hubiera brillado si no hubiera sido por el magnífico reparto que tenía a su lado.
Y Alfonso Casado, este sevillano que hace unos años se trasladó a Madrid para empezar a trabajar primero como tecladista y luego como director musical, coge ahora la batuta en el Queens Theatre con su divertido acento motivando a una orquesta de excepcionales músicos que le han recibo con mucho respeto y cariño.
Al comprobar el reconocimiento y admiración que los dos despertaban en el elenco inglés, no pude sino sentirme henchida de orgullo y satisfecha porque quién iba a decir que hace unos años, cuando teníamos que traer gente de fuera para completar los elencos con calidad que hoy el viaje iba a ser a al inversa? Gerónimo además protagoniza este legendario musical en el año en que se estrenará su versión cinematográfica, de la que ya circula el tráiler en la red y que con un elenco encabezado por Hugh Jackman, Anne Hathaway, Sacha Baron Cohen y Russel Crowe estoy segura que dará un empujón aún más grande para que este musical definitivamente se inmortalice en las carteleras.
El lunes, al terminar la función, muchas fans, algunas venidas desde Madrid, esperaban a Gerónimo a la salida y le pedían autógrafos y fotos que inmediatamente twiteaban a sus amigos. La noche había sido un éxito y Londres, que muestra sus mejores y renovadas galas, se rendía ante el talento importado de España. ¡Olé!