Latinoamérica: tendiendo puentes para reducir la brecha digital
¿Sabías que tu teléfono móvil inteligente tiene más capacidad de memoria que el Apolo 11, vehículo en el cual por primera vez en la historia, el hombre llegó a la Luna? Sin duda, la tecnología digital ha cambiado de manera radical el mundo que nos rodea. Nuestras vidas no pueden imaginarse si no están de una forma u otra en línea.
Foto: Getty Images.
¿Sabías que tu teléfono móvil inteligente tiene más capacidad de memoria que el Apolo 11, vehículo en el cual por primera vez en la historia, el hombre llegó a la Luna?
Sin duda, la tecnología digital ha cambiado de manera radical el mundo que nos rodea. Nuestras vidas no pueden imaginarse si no están de una forma u otra en línea y esto ya es una realidad con valor de axioma para la generación de los millenials. Pero ¿ha mejorado la vida de todos, como habitualmente se dice sobre las llamadas nuevas tecnologías? ¿Qué tan incluyente ha sido este fenómeno?
Un reciente estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés) sostiene que en la práctica esto no ha sido tan así: argumenta que mientras la tecnología es una torta que crece y cambia a diario, las porciones -para algunos grupos sociales- se están achicando. En otras palabras, ese progreso digital y sus beneficios no han sido distribuidos de forma equitativa.
Pareciera ser también que mientras la tecnología crea riqueza a un ritmo sin precedentes para los innovadores, esos mismos cambios casi revolucionarios están dejando a muchas personas atrás o fuera. Ya sea por rango etario, desigualdades sociales, territoriales o de género. Y por cierto, que América Latina no es una excepción.
Es lo que llamamos brecha digital, que no es otra cosa que la desigualdad de acceso de las personas, instituciones, sociedades o países a la información, educación o conocimiento a través de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, más conocidas como TIC. Los que pueden acceder y los que no. No hay que perder de vista tampoco que los avances digitales son tan vertiginosos, que muchas veces no somos capaces de absorber lo que implican estas herramientas antes de que queden obsoletas, lo que genera en muchos, una suerte de analfabetismo digital.
Según datos de 2016 de los principales proveedores de servicios de telefonía móvil e Internet en el mundo, si bien las tasas de alfabetización tradicional en la región son más altas que el promedio mundial, existe una brecha significativa entre ésta y las aptitudes digitales. Ello se debe, en parte, a la falta de infraestructura suficiente y al poco respaldo a la enseñanza de conocimientos digitales.
Salvo el ejemplo de Uruguay donde el programa "Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea" (Plan Ceibal), creado en 2007, acercó a todos los niños en edad escolar y a sus maestros un ordenador portátil y luego lo expandió al ciclo superior básico, no existe una experiencia regional de tan vasto impacto.
Asimismo, dado que América Latina y el Caribe tienen el nivel más alto de desigualdad de ingresos a nivel mundial como región, la asequibilidad es una de las principales barreras para el acceso a Internet y con ello, a las TIC. Por ejemplo, según los datos de las mismas fuentes citadas, en América Latina más de 300 millones de personas todavía no están suscritos a servicios de Internet para móviles. Además, la penetración de la banda ancha móvil (soporte 3G y 4G) es aún menor: 7 de cada 10 personas no tienen contratación de servicios de ese tipo.
Todos nuestros países entienden que superar la brecha digital es fundamental para su desarrollo y en mayor o menor medida están tomando acciones al respecto. Pero, particularmente nos interesa destacar una iniciativa de la nueva administración argentina, que se acaba de aprobar con financiamiento de FONPLATA, que está promoviendo la democratización y el acceso de cada vez más personas a las nuevas tecnologías en municipios de áreas rurales de la Argentina.
Esta iniciativa -Programa País Digital- busca acercar a los gobiernos locales de ese país las herramientas digitales necesarias para modernizar los procesos de los gobiernos municipales y mejorar así la calidad de los servicios prestados a sus ciudadanos.
El proyecto de 7,5 millones de dólares- favorecerá a 11 millones de habitantes de 18 provincias argentinas en la inclusión y el uso masivo de la tecnología, por ejemplo a través de:
- aplicaciones móviles que faciliten los trámites en línea;
- la creación de un sistema de Tarjeta del Vecino para acceso a servicios y beneficios de salud;
- sistemas de sensores en áreas rurales para control de calidad preventivo en línea de los granos en silo, y la puesta en marcha de contenedores digitales móviles que recorran el país entregando conectividad digital.
Esta iniciativa, financiada por FONPLATA al ministerio de Modernización en Argentina, es un claro ejemplo de inclusión digital y va de la mano con los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Así, si bien explican que entre 2000 y 2010, el porcentaje de usuarios de Internet en la región creció un 10,6% al año respecto al total de la población, las zonas rurales siguen siendo las más postergadas.
Crear puentes para superar la brecha digital es un esfuerzo que favorece a todos, a los consumidores, los gobiernos y al sector privado. Es hora de hacer que las TIC lleguen a todos.