305 guerreras y luchadores
En unos días analizaremos las medallas obtenidas por España en los Juegos Olímpicos. Con independencia de los resultados, estaremos ante una oportunidad de oro para modernizar el deporte español. Y es que los milagrosos éxitos no nos deben hacer olvidar que nuestro sistema deportivo viene mostrando síntomas de agotamiento.
Trescientos cinco es el número de deportistas que componen la delegación española que durante estos días participa en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Son 305 deportistas que han luchado sin tregua durante toda su vida por llegar a participar en el evento deportivo más importante del mundo.
Horas de duros entrenamientos, de mucho sacrificio, de soledad, de alegrías y decepciones pero, sobre todo, de constancia, de lucha y perseverancia para alcanzar ese sueño que todos los que hemos practicado deporte al menos una noche hemos tenido. Trescientos cinco guerreras y luchadores de oro sin ayudas ni becas que han compaginado maternidad con trabajo para poder costear su preparación y participación en las citas deportivas internacionales. Gracias por generar tanta ilusión y emoción a todo un país.
Próximos a la finalización de unos Juegos con más penas que glorias y con los estadios prácticamente vacíos, en unos días analizaremos el medallero y nos centraremos en el número de metales obtenidos por la delegación española. Con independencia de los resultados, estaremos ante una oportunidad de oro para modernizar el deporte español. Y es que los milagrosos éxitos de nuestros deportistas no nos deben hacer olvidar que nuestro sistema deportivo viene mostrando en los últimos años síntomas de agotamiento.
El deporte en nuestro país no es el mismo que el de los años 80 y 90. Por aquel entonces, y con motivo de Barcelona 92, se aprobó la Ley 10/90 del Deporte, base de un modelo que ha llevado al deporte español a lo más alto en la escena internacional y a convertirse en uno de los estandartes de la Marca España. Pero la realidad del deporte en nuestro país hoy en día es bien distinta.
En los últimos años, hemos comprobado cómo se ha extendido la práctica deportiva en nuestra sociedad, hasta tal punto que el 54% de los mayores de 15 años practica deporte, lo que supone un aumento del 45,9% en relación a hace cinco años y, sin embargo, el número de licencias deportivas, el número de deportistas de alto nivel, las ayudas a deportistas, las subvenciones a clubes y federaciones y el número de éxitos deportivos internacionales, se han visto reducidos drásticamente.
Hay quienes no han entendido que el deporte es uno de los fenómenos más influyentes en los estilos de vida, capaz de trasformar los hábitos de una sociedad. Si partimos de una visión global del mismo y ponemos en valor lo que el deporte representa para la salud individual y colectiva, su aportación al crecimiento económico, un 2,4% de la riqueza en España, y su contribución a la creación de empleo, debemos considerarlo como actividad de interés general, merecedor de un tratamiento específico y justo.
Sin embargo, a pesar de que cada vez son más los españoles que practican deporte durante los últimos años, diferentes causas económicas y políticas están contribuyendo al declive de los éxitos de nuestros deportistas. Así, hemos observado cómo en 2011 los Presupuestos Generales del Estado destinaban al programa de deporte escolar 16,5 millones de euros y, sin embargo, en 2016 ha sido de 2,6 millones. Las federaciones deportivas y el COE también han visto reducidas sus ayudas, y el número de deportistas becados por ADO es de 171 en la actualidad, cuando llegó a ser de 250 en 2010.
Además, en 2013 se redujo la inversión del Estado en deporte en un 25%. Recordemos las inspecciones laborales y fiscales a los clubes deportivos, que han afectado gravemente al sostenimiento del deporte base. Estamos ante un modelo deportivo agotado, cuyo difícil estado se ha acentuado por una clara falta de voluntad política que apueste por el deporte en España.
A pesar de los resultados en Río 2016, a pesar de los recortes en las partidas presupuestarias destinadas al deporte en los últimos cuatro años y a pesar del agotamiento de nuestro modelo deportivo instaurado hace tres décadas, estamos ante una oportunidad de oro para afrontar la modernización de nuestro sistema deportivo y adaptarlo a un nuevo tiempo. Debemos poner en marcha nuevos retos en la política deportiva, contribuyendo a un nuevo modelo con enfoque europeo y cuyas líneas fundamentales:
- Una nueva ley del deporte y del deporte profesional que, entre otros aspectos, regule la protección de los deportistas desde el punto de vista laboral y de su formación académica y profesional.
- Es necesaria la aprobación de una ley estatal que regule el ejercicio de las profesiones del deporte, cuyo objetivo básico sea que la práctica deportiva ha de ser conducida, guiada, planificada y controlada por personal titulado debidamente cualificado.