Fiat apuesta por el Cinquecento
El Fiat 500 es considerado por todo tipo de público como un automóvil que apetece disfrutar. Pese a nacer inicialmente como un coche marginal, de un segmento casi anecdótico, el 500 alcanzó en pocos años la cifra del millón de unidades
A menudo la historia nos ofrece coincidencias sorprendentes. Por ejemplo, que fuese Benito Musolini quien convenciera a a Giovanni Agnelli para fabricar un coche para el pueblo, que costase menos de 500.000 liras, por lo que se comenzó a llamar Fiat Cinquecento; Adolf Hitler copió la idea y llamó a Ferdinand Porsche para que diseñara un coche cuyo coste no superase los 1.000 marcos y así nació el Volkswagen Escarabajo; y Francisco Franco mandó construir en Barcelona un coche para motorizar a los españoles: el Seat 600, con los planos y patentes de un Fiat similar. Luego, con el paso de los años, Fiat y Volkswagen continuaron siendo las casas automovilísticas matrices de sus estados mientras que Seat, tras no pocas visicitudes, acabó en manos extranjeras.
La historia de Fiat arranca mucho antes que el popular Cinquecento, que por cierto nunca llegó a fabricarse durante la etapa fascista, como tampoco el Escarabajo durante los años del III Reich. A comienzos del siglo XX, las familias Scarfiotti y Agnelli crean una sociedad industrial que en pocos años se convierten en una de las mayores empresas del país, fabricando automóviles, camiones, aviones y motores de todo tipo. Al finalizar la primera guerra europea, se introducen también en el sector militar, siderúrgico y en decenas de empresas de componentes, financieras y de servicio. Se dice que cada país tiene una empresa emblemática que lo representa... menos Italia, en que una empresa, Fiat, tiene un país a su disposición.
Lo cierto es que Fiat, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, ha ido absorbiendo al resto de constructores italianos (Alfa, Lancia, Innocenti, Ferrari, Piaggio, Vespa, Guzzi... la relación es interminable) hasta convertirse en un gigante mundial.
Pero en este proceso de absorciones y fusiones, Fiat perdió una parte muy sustancial de su propia personalidad. En el tercer tercio del siglo XX ha pasado por dificultades de todo tipo, perdiendo cuotas de mercado no sólo fuera de las fronteras italianas, sino en su propio mercado doméstico, que llegó a controlar en más del 80% y que ahora, con sus tres marcas roza el 25%.
La muerte de Umberto Agnelli en 2004 marca un punto de inflexión en la compañía que a punto estuvo incluso de ser absorbida por General Motors pero que hoy presenta uno de los balances más saneados de la industria mundial del automóvil, hasta el extremo de hacerse con el control de otra de las grandes norteamericanas, Chrysler y comienza a funcionar en mercados tan exigentes como el propio norteamericano, donde nunca había conseguido más que una presencia simbólica a través de Alfa Romeo y su Spider.
Cuando el italo-canadiense Sergio Marchionne llega a la dirección ejecutiva de Fiat Auto pone la casa patas arriba, apoyándose en dos pilares fundamentales. El primero es el de recobrar el "estilo italiano". Esa predilección por las cosas bellas, armoniosas, deseables; el diseño hasta en los detalles más insignificantes. Y el segundo apoyo irrenunciable es lo que Luca Napolitato, Consejero Delegado de Fiat España denomina "hacer bien aquello que sabemos hacer bien". Es decir, centrarse en fabricar los modelos de automóviles en los que la marca siempre ha destacado. Coches útiles, atractivos, y al alcance de una inmensa mayoría de usuarios. Las mismas características que en su día definieron al Cinquecento en Italia, al Escarabajo en Alemania y al Seat 600 en España. Pero naturalmente, con la tecnología del siglo XXI.
Y así, aparece en 2007 el Fiat 500. Un coche del segmento A (el más pequeño) pero que no nace para motorizar un país, sino para generar atracción. De la misma manera que los relojes Swatch no basan su éxito en que son baratos (que también, claro), el Fiat 500 es considerado por todo tipo de público como un automóvil que apetece disfrutar. Pese a nacer inicialmente como un coche marginal, de un segmento casi anecdótico, el 500 alcanzó en pocos años la cifra del millón de unidades. Su éxito ha obligado a acondicionar una fábrica en México para atender la demanda que la inicial en Polonia no era capaz de cumplir. Se vende en más de 100 países y, como dato significativo, se han vendido ya más de 75.000 unidades en Estados Unidos, el país donde son grandes hasta las tallas de ropa.
Este éxito del pequeño 500 ha originado también un cambio de estrategia en Fiat. El 500 ya no es solo un modelo, sino que es el origen de una familia completa. Lo que ellos mismos llaman "una marca dentro de otra marca". En este concepto han seguido los pasos de otro modelo de éxito: el Mini de BMW, que también es una marca con versiones tan diferentes que llegan a ser otros modelos.
El primer "clon" del 500 es el 500L. Hay quien considera que es una versión monovolumen del 500, pero lo cierto es que se trata de un modelo completamente diferente que incluso utiliza una plataforma distinta: la del Fiat Punto. Con el 500L Fiat entra de lleno en el segmento de los 4 metros, ya que dispone de las mismas dimensiones que el más grande de los Mini. Y esta referencia al pequeño de BMW no es casual, ya que su estética es bastante parecida.
Al 500L de 4,17 m de longitud (recuerden que el Fiat 500 mide tan sólo 3,57) le han salido otros dos modelos, bautizados respectivamente Treeking, que quiere competir en ese segmento indeterminado de los coches con apariencia de todoterreno; y el Living, que crece hasta 4,35 y ofrece 7 plazas. Así pues, el Fiat 500 es, en efecto, toda una "marca" dentro de Fiat, con distintos modelos destinados a públicos de lo más heterogéneo. Dentro de unos meses habrá un modelo más, sin denominación todavía y del que Fiat no ha querido desvelar gran cosa.
No vamos a entrar en describir la multiplicidad de motorizaciones, equipamientos o precios de cada uno de los 500 y 500L; sería eterno y en la página web de la marca se puede encontrar lo que necesitemos. Lo que aquí hemos querido resaltar es el importantísimo cambio de rumbo que Fiat ha llevado a cabo con este modelo, en todos los aspectos: en diseño, personalidad y funcionalidad.
La fiabilidad mecánica, eficiencia, seguridad y respeto medioambiental, que son los factores que determinan la calidad de un automóvil, están ya desde hace más tiempo en los niveles de cualquier otro constructor europeo de gamas largas, lo que también significa un avance para la marca italiana, que hasta entonces no se caracterizaba por estas calidades.
La mejor manera de conocer la filosofía del 500 es ver los spots publicitarios emitidos en USA y que han sido vistos por más de 6 millones de personas en youtube y causantes sin duda de las más de 75.000 ventas en los últimos meses en aquel mercado:
https://www.youtube.com/watch?v=KMfH4QaQBEA