Capítulo LVII: La niña
¡Estáis cometiendo un grave error! ¿Os creéis que estoy tan loco como para venir sólo a este barco? Hay muchos más polis a bordo -gritó el Capitán Pescanova cuando le esposaron a la cama junto a Mister Proper.
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El Capitán Pescanova por fin ha encontrado a Mister Proper, encerrado en un camarote en el interior del barco de la organización mafiosa. Para poder rescatarle y escapar, pone en marcha un plan temerario: generará un pequeño incendio provocando un cortocircuito en la sala de máquinas. Mientras lo ejecuta, el prisionero deberá quedarse en su improvisada celda para que nadie sospeche nada. Pero las cosas se le complican a Pescanova, que acaba siendo capturado por el Celta. Por su parte, Mister Proper, incapaz de esperar más, huye por su cuenta del camarote a través de un túnel de ventilación y termina por casualidad en el camarote de Bic, un antiguo compañero de colegio. Proper pide a Bic que le ayude, pero en lugar de hacerlo, éste le engaña, le ata y avisa a los sicarios.
- ¡Estáis cometiendo un grave error! ¿Os creéis que estoy tan loco como para venir sólo a este barco? Hay muchos más polis a bordo -gritó el Capitán Pescanova cuando le esposaron a la cama junto a Mister Proper. Tras la llamada del contable, le habían llevado hasta el camarote de éste para decidir que hacían.
- Demasiado tarde para mentir, Capitán, su amigo ya me ha contado que no había nadie más -replicó Bic.
-¿Qué? -Pescanova no se esperaba aquello, y miró a Mister Proper con cara de pocos amigos, pero siguió intentándolo-. Y tú te lo has creído, ¿verdad? Jajaja, vamos, le conté eso para que no se confiara y me hiciera caso. Aunque ya veo que no ha servido de mucho -añadió mirando acusatoriamente a Mister Proper.
- No insista, Capitán -intervino el Celta- sabemos que está solo. Cuando le vi a la entrada, ya sospeché algo, y por eso volví a comprobar la lista de invitados. No sé como demonios se las arregló para entrar, pero estoy absolutamente convencido que el único intruso a bordo es usted.
Sabiéndose derrotado, el Capitán Pescanova la tomó con Mister Proper.
- ¿Pero quién coño te manda a ti contar que he venido solo?
- Lo siento, tío, estaba desesperado. Y pensé que si me sinceraba con él, este cabrón de empollón de mierda me ayudaría, pero me ha enculado a base de bien.
- ¿Enculado? -contestó Bic- Que yo sepa no he llegado a bajarme los pantalones.
El chascarrillo del contable provocó una carcajada de Michelín.
- Bueno, basta de chorradas, tenemos que decidir qué hacemos con estos dos -les interrumpió el Celta.
- La decisión ya está tomada, señor Celta -contestó una voz infantil desde la puerta.
Todos miraron hacia allá. Una niña pelirroja con coletas acababa de irrumpir silenciosamente en la habitación.
- ¡Wendy... vaya, qué sorpresa...! -exclamó obsequioso el Celta.
- ¿Wendy? ¿Quién coño es Wendy? -preguntó Mister Proper a Bic, olvidando durante un instante que le acababa de traicionar.
- Wendy es la secretaria personal del Gran Jefe. Después de él, es quien más poder tiene en la organización.
- ¡Pero si es una niña!
- Sus padres regentaban una cadena de hamburgueserías que quebró en los 70. Tras la debacle, ellos desaparecieron y la dejaron abandonada. El Gran Jefe la adoptó. Desde entonces, jamás se despegan el uno del otro.
- El Gran Jefe quiere verles a los dos -continuó Wendy-, se ha enterado de lo del poli. Llevadles a ambos a su despacho ahora mismo.
- Pues ya habéis oído, muchachos -respondió el Celta tratando en vano de ocultar lo poco que le gustaba que la cría le diera órdenes-. Andando.
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