Y de regalo... ¡Un palo, un palo!
El 83% de los niños españoles entre 4 y 14 años se conectan a internet habitualmente, y entre los más pequeños (de 4 a 5 años) la cifra es del 67%. Bienvenida normalidad. Pero vamos algo más allá, y destaquemos que el 57% de los niños ya utilizan un teléfono móvil inteligente habitualmente
Un palo, o una caja de cartón, o una simple piedra... fantásticos juguetes de ayer, hoy y siempre. ¿Seguro? Me río y me pongo nostálgico con los spots de una marca de refrescos que ensalza el valor de lo simple. Un niño, en su fiesta de cumpleaños y rodeado de amigos, confeti y restos de bocadillos de Nocilla, abre uno de sus regalos envuelto con mimo en papel de colores. ¡Un palo, un palo! Un simple palo de madera, finito y no muy largo, hace saltar y chillar de alegría a nuestro joven ante el estupor de uno de sus colegas. Un simple palo hizo al niño el más feliz de la tierra.
Pues en contra de lo simple, hace ya tiempo que los palos, cajas y piedras tienen como duros competidores a otros juguetes y regalos para nuestros niños. La tecnología. Rivaliza en la mente de los chavales y lucha dentro de nuestros bolsillos (bueno, o los de Papá Noel o los Reyes Magos...) contra los clásicos o todo aquello no conectado. Estas Navidades los aparatos tecnológicos han vivido su máximo esplendor, llenando hoy muchas casas y colándose en los bolsillitos de las mochilas. Donde antes había un anda, ¡los Donuts! hoy hay un ¡no sin mi móvil, o mi tableta, o mi consola!. Cuestión de evolución, supongo.
Lo vemos en las calles, nuestras casas, somos perfectamente conscientes, incluso partícipes de ello, pero visto en cifras aún gana relevancia. Un último estudio realizado por expertos en jóvenes y niños, y avalado por varios anunciantes, fabricantes tecnológicos y agencias, pone números a esta realidad. Allá va:
Y toda esa conexión digital, ¿para qué? Pues ocio y juegos (59%), ver vídeos (55%), buscar información (53%), escuchar música (37%) y conectarse a sus redes sociales favoritas (28%), son las principales ocupaciones. ¿Les queda lugar para los palos, las cajas de cartón y las piedras? Porque además el uso es intenso durante todo el día: desde las 7 de la mañana cuando se levantan hasta las 8 o 9 de la noche que declaran irse a dormir, existe algún tipo de relación con la tecnología.
Puede que sean reflexiones de abuelo cebolleta pero no creo que esté mal ponerlas tanto en las conversaciones de casa o en la agenda de nuestras escuelas y educadores y de todos aquellos que tenemos relación con el entretenimiento, el ocio, la publicidad y el marketing. La tecnología ya forma parte de estos nuevos nativos digitales en sus parcelas de educación, comunicación social y mundo propio, las tres grandes áreas evolutivas del niño que destacan los sociólogos y responsables del estudio. El "Yo evolutivo", lo llaman.
Esa evolución de la persona con la tecnología afecta desde su relación entre padres e hijos (niño, ¡apaga ya la consola y vete a la cama!); y ojo, ¡sólo el 56% pide permiso antes de conectarse a internet!), su integración social y grupal (¿cuántos amigos tienes?), creación de su personalidad (¿cuál es tu avatar?, ¿qué emoticonos utilizas?), su poder de comunicación e interactividad (¿quién te sigue en Twitter? ¿Leen tu blog?), hasta su capacidad de aprendizaje, acceso a la información y conectividad con la realidad del planeta más que nunca. Todos los elementos para moldear a una PERSONA, en mayúsculas, con todo lo que ello comporta.
No sé si somos del todo consciente de cómo serán esos pequeños Yo en el futuro próximo. Lo que hoy sirve para formar, educar, influir, comunicar, divertir, entretener o vender, no servirá igual en este futuro que viene. Un futuro que será y dependerá de ellos, y por tanto se está fraguando hoy entre otras cosas por el acceso y uso que hacen o les dejamos hacer de la tecnología. No pretendo cuestionar ni criminalizar todo ello, al contrario, creo que nunca hemos tenido como sociedad nada tan potente entre manos como la tecnología de hoy. Algo sobre lo que apalancar progreso y evolución, libertad y democratización, conocimiento y valores, tanto colectiva como individualmente.
Teo, mi hijo de 5 años ya me manda Whatsapp para darme las buenas noches cuando estoy de viaje. Luego se va a dormir cansado y agotado de todo el día. Seguro que también ha jugado con palos y piedras con sus amigos en el cole.