Los fenómenos meteorológicos adversos son un riesgo para la vida
Una vez más se vuelve a repetir la situación. Una configuración atmosférica crea una situación de gran inestabilidad, se ven muchos puntos donde puede haber tormentas fuertes o muy fuertes con granizo, aparato eléctrico, lluvias de gran intensidad...
La DANA (Depresión Aislada en niveles Altos) que ha recorrido el país estos días ha dejado registros históricos. El propio Aeropuerto de Barajas tenía un registro máximo para un día de julio de 26,2 litros, pero sólo el día 7 de julio alcanzó los 44,7mm, prácticamente duplicando el récord, eso sin sumar que el día 6 casi se alcanzó, recogiéndose 26,2mm, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología. Varias estaciones han sumado sólo en este episodio la misma o más cantidad que la se recoge en todo el mes, lo cual se ha convertido en un dato histórico.
La AEMET ha mantenido activos distintos avisos por fenómenos meteorológicos adversos, que en muchos casos como Madrid, Toledo, Ciudad Real, Cuenca... han llegado a ser incluso de nivel naranja por precipitaciones que podían llegar a 40 litros en tan sólo una hora.
Los medios de comunicación se han volcado con estos días de fenómenos adversos y hemos tenido noticias en directo, previsiones, análisis del fenómeno... y todo eso sin contar la gran cantidad de información que se ha movido en la redes sociales, cada vez más importantes para la comunicación. Los espacios de El Tiempo de todos los canales de tv, radio, internet... han informado puntual y detalladamente de los avisos, e incluso se han llegado a analizar posibles escenarios y situaciones que se darían durante estos días, además también de advertir de situaciones complicadas con las que había que tener precaución.
La Dirección General de Protección Civil y Emergencias llegó a publicar una noticia en su web sobre la situación, y alertaba sobre los fenómenos que podían darse, además de dar una serie de recomendaciones ante lluvias torrenciales y tormentas.
Por desgracia, una vez más hemos tenido que lamentar fallecidos en distintos puntos del país. Tristemente, perdieron la vida 4 personas, entre ellos, dos niños de una misma familia en el Valle del Jerte (Extremadura) mientras hacían barranquismo a consecuencia de una crecida súbita del río. La crecida puede ser por una precipitación puntualmente fuerte, o bien por una precipitación intensa que, en algún punto, tapona el cauce a consecuencia de las ramas y luego revienta. Pero sea como sea, a consecuencia de una crecida repentina. Esto nos tiene que llevar a plantearnos muy seriamente qué hacían unas personas practicando barranquismo en un día con aviso de tormentas. No entraré en si la culpa fue de la empresa que organizaba el descenso de los asistentes, eso lo decidirá el juez que lleva el caso, pero sea como sea, no cabe duda que se trata de una negligencia y de una subestimación del riesgo.
También una persona fallecía en Coslada (Madrid) tras meterse con su coche en una zona anegada por el agua, de la que tristemente tampoco pudo salir. Una vez más, lamentablemente, una falta de percepción del riesgo al que nos enfrentamos en estos episodios en los que la naturaleza muestra su fuerza.
Estos recientes ejemplos son sólo una larga e interminable lista de negligencias que se cumplen cada vez que nos afecta un temporal, una nevada, una lluvia torrencial, una gota fría... Hemos visto cómo hay personas que pierden la vida por acercarse al mar a hacerse una foto con olas de más de 10 metros. Uno de los últimos casos, un abuelo con su nieto de 20 meses en Asturias. El abuelo consiguió sobrevivir, el niño no.
También es frecuente ver cómo nos atrevemos a cruzar ramblas o cauces que llevan una gran corriente durante fuertes lluvias. Uno de los últimos casos durante el temporal de Levante de diciembre en Finestrat (Alicante) en el que perdió la vida un hombre que, al dejar su coche aparcado en plena rambla para entrar a la farmacia, cuando intentó volverse a montar, no pudo hacerlo pese a que sus vecinos le gritaban "espérate, no vamos a poder" y tuvieron que sacarle varios cientos de metros mar adentro, donde acabó.
En muchas zonas del país, sufrimos "el mal del 4x4", pensando que este tipo de vehículos lo soportarán todo, pero no es así. En una gran cantidad de ocasiones, también hay quien se atreve a cruzar con su coche los cauces pensando que no hay riesgo. La realidad, a veces, es que acaban siendo encontrados días después donde el torrente los haya llevado.
Hace unas semanas, en el Curso sobre fenómenos meteorológicos adversos en Protección Civil que se celebraba en la Escuela Nacional de Protección Civil y del que era coordinador junto a profesionales de las emergencias, todos, en conjunto, veíamos la importantísima labor en educación que necesita hacerse en la sociedad para que esto deje de ocurrir. Tenemos también que ver que, cuando un ciudadano se juega la vida por voluntad propia, luego obliga a jugarse la vida a todo un equipo de emergencias para que les rescaten, vivo o muerto.
Cada vez que AEMET activa los avisos y otros organismos activan las alertas, es porque tenemos una situación de riesgo. Absolutamente todos los ciudadanos tienen que entender que cuando esto ocurre, por voluntad propia, si debemos cancelar una excursión, un trayecto en coche o un picnic en el campo es algo normal y que no debemos enfadarnos por ello.
Estos días hemos visto cómo se mantenía un importante festival musical al aire libre en Madrid o cómo el sábado, con aviso amarillo por tormentas y lluvias, se celebraba una prueba deportiva en la vertiente madrileña de la sierra, donde era necesario desplegar un dispositivo especial para encontrar a corredores desorientados a los que hubo por atender por traumatismos e hipotermias. ¿Se deberían haber cancelado? Por suerte, no ha pasado nada, pero, ¿y si hubiera pasado a consecuencia de un fenómeno meteorológico adverso? ¿hubieran entendido los participantes y asistentes una cancelación por lluvias?
Durante más de un año y medio, dentro de la sección sobre desastres naturales con la que colaboraba en el programa Aquí la tierra, de La 1 de TVE, terminaba con la frase "una vez más se demuestra que no debemos subestimar el poder de la naturaleza", con la intención de hacer ver que, en muchos casos, una negligencia, una mala ordenación territorial construyendo en zonas inundables, una mala decisión por no tener en cuenta los riesgos... nos lleva a importantísimas pérdidas humanas y materiales, y es que una gran cantidad de muertes podrían evitarse si entre todos aprendemos a respetar a la naturaleza, a no subestimar los riesgos.