La Cumbre del Clima de París (COP21) entra en la recta final
La situación es muy seria, y lo que nos jugamos es mucho. Muchos deberían saber que las políticas que plantean en sus campañas electorales ya deberán ir bien encaminadas hacia la reducción de emisiones, y que el medio ambiente debe entrar en el debate nacional español en un momento como este.
1'5°C, ese es el compromiso. Ya se estableció por los grupos científicos dedicados al cambio climático que la temperatura media del planeta no debería incrementarse en más de dos grados para que los efectos del cambio climático no fueran extremos e impredecibles, algo así como el punto de no retorno, ya que también nos abocaba a una situación irreversible una vez alcanzada. Este dato ha sido básico para entender la Conferencia de las Partes (COP-21), que se celebra en París del 30 de noviembre al 11 de diciembre. Se sabía que los dos grados iban a ser la base de la negociación, es decir, cómo no alcanzarlos. Parece ser que todos los países se han puesto de acuerdo y se comprometerán a ello, incluso a lo no esperado, 1'5.
Estos días, la Cumbre ha sido un auténtico hervidero, y es que el tiempo se agota y hay que llegar a consenso. No han parado de sucederse reuniones, sesiones plenarias, debates, corrillos en los pasillos... Ello ha permitido, como parece que sucederá, que se llegue a un acuerdo. Por supuesto, no sin problemas. Algunos países han puesto impedimentos legales. A otros, como Estados Unidos, parece que les costará asumir que el texto sea vinculante. De hecho, no quieren que se llame 'Tratado', porque supone un problema, ya que se verían obligados a cumplirlo y Obama no está en sus horas más fuertes para convencer a todo su Gobierno. Otros países, como los Emiratos Árabes, han negado el cambio climático aludiendo a que todavía no es una cosa clara, y otros sin embargo claman y piden un compromiso rápido porque están viendo los daños que sucederán en sus territorios, como es el caso de zonas del Caribe, islas en el Pacífico o zonas con poca capacidad económica para hacer frente a lo que venga.
Cumbre del Clima de París, 8 de diciembre.
En la tarde del día 8, la delegación española organizaba un briefing con todos los asistentes en el pabellón de España que encabezan el secretario de Estado de Medio Ambiente Pablo Saavedra y la directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Valvanera Ulargui, para informar de los avances y de la situación actual. Todos veían con claridad que a lo largo del día 10 habrá un borrador para los 1,5 grados, pero ahí empiezan los problemas. Todos los países parece ser que se comprometerán a que la temperatura no aumente hasta ese punto, pero queda por saber cuándo y cómo se producirá la descarbonización. Es decir, cuándo se conseguirán disminuir las emisiones de carbono (sobre todo CO2) para revertir el fenómeno del cambio climático. La cosa parece encaminarse por un sendero muy agridulce; al mismo tiempo que se quiere controlar la temperatura, se habla de una descarbonización del 100% para 2100, y muchos se plantean si a este ritmo de reducción de emisiones sería hacerlo por debajo de 2°C o de 1'5°C.
Además, hacer este acuerdo vinculante puede ser tanto bueno como malo. Desde hace semanas se ha vendido la importancia de hacerlo de obligado cumplimiento para todos los países. Pero, y si lo que se hace vinculante es un sinsentido, ¿vamos a tener que cumplirlo? La situación es muy seria, y lo que nos jugamos es mucho. Muchos deberían saber que las políticas que plantean en sus campañas electorales ya deberán ir bien encaminadas hacia la reducción de emisiones, y que el medio ambiente debe entrar en el debate nacional español en un momento como este.
Decenas de periodistas trabajando en la Cumbre.