El Colegio de Médicos de Madrid puede resucitar
Al buscar acomodo a mi flamante adquisición entre tantas ofertas, medios de pago, carnets de pertenencia a sociedades científicas y no tan científicas, encontré lugar al lado de una tarjeta cochambrosa y en desuso que debería haber tirado hace tiempo por su inutilidad: el carnet del Colegio de Médicos de Madrid.
Esta mañana he entrado en una de esas tiendas de ropa franquiciada tan de moda en los centros comerciarles a comprarme unos calcetines, por problemas de última hora que no vienen al caso, y a la hora de ir a pagar, la amable dependienta me ha ofrecido una tarjeta de fidelización por la que me harán un descuento la próxima vez que visite su centro o cualquier otro de la cadena, me sumarán puntos para no se que promoción y seré tratado como cliente vip a la hora de ir al probador. Evidentemente he aceptado el ofrecimiento y después de rellanar el correspondiente formulario (ya se que esto lo hacen para tener mis datos y luego mandarme publicidad) me han dado una tarjeta de plástico más que unir en mi repleta cartera de plásticos, que no de billetes, a las demás tarjetas.
Al buscar acomodo a mi flamante adquisición entre tantas ofertas, medios de pago, carnets de pertenencia a sociedades científicas y no tan científicas, encontré lugar al lado de una tarjeta cochambrosa y en desuso que debería haber tirado hace tiempo por su inutilidad: el carnet del Colegio de Médicos de Madrid.
Cada vez que lo veo me avergüenzo de tener que sufrir la obligación de pagar casi 400 euros al año para nada. No me hacen descuento en nada, no me tratan como cliente vip en ningún sitio, me cobran más caros los seguros que contrato por ser recomendados por el del colegio, las noticias que aparecen en prensa sonrojan al más pintado... He estado tentado a dejar de pagar cuatro veces al año desde que me colegié a cada recibo trimestral que me llega, siempre pensé que lo mejor que podía ocurrir es que desapareciera.
No me representa y no representa a nadie, con menos del 10 % de votos elección tras elección, con cierto tufo a manejo, salen siempre los mismos. Desafección que se cultiva desde la presidencia complicando el modo de gestión para hacerlo complejo y nada transparente.
Vergüenza, de nuevo. Las noticias que llegan a diario de un colegio zombie como bien dice el Dr. Salvador Casado, que devora presupuestos en no se sabe qué, sin posibilidad de fiscalizar cuentas, ni participar.
Hace unos días me llegó por correo la convocatoria de elecciones a la presidencia del Colegio de Médicos de Madrid el próximo día 18 de febrero y a punto de tirarlo a la papelera, vi que una de las candidaturas venía firmada por Miguel Angel Sanchez Chillón, ¡Anda, si le conozco!
Este es un gran tipo, curtido en mil batallas de las reales desde su gestión en Médicos del Mundo en la guerra de Bosnia; y también en la foto el psiquiatra Ricardo Angora, compañero de fatigas. A su lado, la médico de familia Asunción Rosado, ambos muy activos en reuniones de compromisarios, en Afem y en la Marea Blanca durante la defensa de la sanidad pública que llevó a la paralización de la privatización de la sanidad prevista; y en la oposición estos últimos años denunciando y haciendo visibles trapicheos y mamoneos de la aseguradora que fagocita la institución.
Sigo revisando la candidatura y aparecen tipos tan interesantes como Julio Bonis, un cerebro privilegiado, emprendedor y gran debatidor en redes sociales. Un profesor de dermatología de esos que 30 años después todavía le recuerdas con cariño y por su compromiso real con los estudiantes.
El resto no tengo el gusto de conocerlos así que me fui a su programa y sin poder dejar de leer me pareció toda una bocanada de aire fresco, un cambio real de visión de lo que debe ser un colegio profesional: una entidad que apoye a sus asociados, no que los penalice, un carnet que cada vez que lo vea lo ponga en el sitio preferente de mi cartera, una candidatura que me podría hacer sentir orgulloso de pertenecer a ese club, avalado por unos tipos capaces de llevarlo a cabo con transparencia.
No sería objetivo si no revisara el resto de candidaturas y veo que por supuesto están los de siempre, una menos que valorar, fuera. Otra se presenta en la publicidad con caricaturas como si no se atrevieran a dar la cara. No sé... en estos tiempos que se pregona transparencia no me parece los más adecuado, otra fuera. Y la otra... la otra, pero si estos son de un grupo de hospitales privados de Madrid, ¿para que quieren el colegio, para privatizarlo todo y por intereses particulares? Ufff nada, nada, fuera.
Ya que he revisado las candidaturas desde un punto de vista personalista me da pena ver en ellas a alguien que no se que hace ahí, defensor de la investigación en lo público inmerso en una candidatura que no le hace a sus méritos, en fin, cada uno sabrá donde se mete.
Así que si me permitís una opinión desde la pediatría de atención primaria, mi voto está claro: en las próximas elecciones a presidente del Colegio de Médicos del día 18 de febrero en Madrid, la que mejor podría representar a todos los médicos, es la candidatura de Miguel Angel Sanchez Chillón. Por que lo ha demostrado estando en la oposición estos últimos años y porque ha llegado el momento de sacar la podredumbre de una institución que debería volver a ser prestigiosa y representativa. Si alguien puede hacerlo es él y su equipo.