¡Eh, puto!

¡Eh, puto!

México vive una polémica generada en el fútbol tras la amenaza de la FIFA de cerrarle el Estadio Azteca, donde juega la selección, si se repite un grito constante de su hinchada al portero rival: "¡Eh, puto!". Para algunos se trata de una medida absurda de ese buenismo postmoderno que enjuicia la diversión y para otros de crear conciencia social o, mejor dicho, de no crearla.

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Foto: Daniel Aguilar/REUTERS

México vive una polémica generada en el fútbol tras la amenaza de la FIFA de cerrarle el Estadio Azteca, donde juega la selección, si se repite un grito constante de su hinchada al portero rival: "¡Eh, puto!". Para algunos se trata de una medida absurda de ese buenismo postmoderno que enjuicia la diversión y para otros de crear conciencia social o, mejor dicho, de no crearla.

Según la Real Academia de la Lengua, "puto", en una de sus acepciones, significa el que practica la sodomía o prostituto. En términos coloquiales, el "puto" mexicano es el maricón que resuena en todos los campos españoles.

La advertencia de la FIFA, que ha provocado hasta una campaña en TV de los jugadores de La Tri pidiendo que pare el institucionalizado grito para tener alguien en la grada que aplauda y pague los goles llega a la vez que el anuncio hecho por el presidente Enrique Peña Nieto de legalizar las bodas entre personas del mismo sexo, algo que ya existe en algunos de los estados como el capitalino Ciudad de México, Quintana Roo, Chihuahua, Jalisco, Nayarit, Coahuila o Campeche.

Cosas de este dual México en cuya hormonada lucha libre existe la figura de los exóticos, hombres que pelean vestidos de rosa y hacen huir despavoridos a sus varoniles oponentes cuando ellos, los putos, intentan besarles.

Han muerto oficialmente 1.219 personas por ser gays o lesbianas en México en los últimos diecinueve años.

Por supuesto, la queja de la FIFA vino tras la denuncia de esas instituciones que se dedican a hacer cuentas y sacar conclusiones: han muerto oficialmente 1.219 personas por ser gays o lesbianas en México en los últimos diecinueve años. Multipliquen la cifra en términos reales. ya que los homicidios de ellas a veces se encubren como feminicidios y los de ambos, en todo caso, muchas veces se arreglan en entierros rápidos de las familias que eviten incómodas preguntas de los vecinos sobre los gustos de la víctima más que sobre los gustos de los verdugos, más aceptados socialmente.

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Foto: EFE

En términos de la aldea global, México es una sociedad con una legislación progresista en esta materia. Creo que en pocas ciudades del mundo se vive de forma más natural la aceptación de la homosexualidad como en algunas partes de Ciudad de México (en otros barrios, menos cosmopolitas, un beso entre dos hombres o mujeres puede acabar con labios y mandíbulas rotas).

Cuando era corresponsal en África, hice algunos reportajes sobre la homosexualidad. En Ciudad del Cabo, Sudáfrica, donde el matrimonio entre personas del mismo sexo está legalizado desde 2006, existía el barrio gay de Waterkant. A unos pocos kilómetros de ese barrio de banderas arcoíris entrevisté a una mujer que presidía una asociación de lesbianas que quería evitar las llamadas violaciones correctivas en las township (suburbios). Los hombres violaban y apaleaban a lesbianas para educarlas. Cuando no morían por los golpes, lo hacían por las enfermedades que les infectaban. A veces, incluso, la violación era doble cuando algunas víctimas iban a las comisarías a denunciar los hechos y acababan siendo violadas también por los encargados de mantener el orden. En Perú leí que ocurre la misma historia.

76 países consideran ilegal la homosexualidad, 8 la castigan con pena de muerte y hay 117 que especifican que "autorizan" por ley las relaciones entre personas del mismo sexo (no hay mención a si autorizan las relaciones entre heterosexuales también).

Del resto del continente africano, la lista de países que prohibían la sodomía o la castigaban legalmente es larga y bizarra en sus formas e intentos (algunas veces, como en Uganda, la amenaza de la retirada en bloque de la cooperación internacional si se aprobaban las leyes punitivas evitaban que se institucionalizara la pena de muerte al colectivo LGTB). En la cara positiva, Mozambique recientemente ha legalizado el matrimonio gay. Gran paso para un lugar donde buena parte de la población, en su mayoría con cortos estudios y muy bajos recursos económicos, trata la homosexualidad como una enferma deformidad. ¿Qué hablar de la situación que viven los homosexuales en muchos países musulmanes o Rusia?

Algunas cifras sobre la homosexualidad en el planeta, datos hasta 2014, pueden servir para enmarcar el problema: 76 países consideran ilegal la homosexualidad, 8 la castigan con pena de muerte y hay 117 que especifican que "autorizan" por ley las relaciones entre personas del mismo sexo (no hay mención a si autorizan las relaciones entre heterosexuales también).

Muchos de esos oficialmente 1.219 apaleados hasta la muerte en México seguro que escucharon repetidamente antes de morir la palabra "puto", esa que miles de personas corean como una broma inofensiva en los estadios, hasta escocerles más los oídos con el insulto que las entrañas con las patadas.