Tirar de la manta (3): Jorge Trías
Bárcenas nunca hubiera abandonado el perfil bajo que tanto le convenía si antes José Luis Peñas, exmilitante del PP y concejal de Urbanismo en Majadahonda entre 2003 y 2005, no hubiera decidido grabar las conversaciones que mantuvo con Francisco Correa durante más de dos años.
Luis Bárcenas nunca hubiera abandonado el perfil bajo que tanto le convenía si antes José Luis Peñas, exmilitante del PP y concejal de Urbanismo en Majadahonda entre 2003 y 2005, no hubiera decidido grabar con una tenacidad increíble las conversaciones que mantuvo con Francisco Correa durante más de dos años, incluída aquélla en la que Correa asegura que ha llegado a llevarle personalmente "mil kilos" a Luis "el cabrón" en su despacho de Génova y destapando así la trama Gürtel e indirectamente el caso Bárcenas.
Al parecer, y según su propio testimonio, a Peñas le disgustaba ver como Correa se paseaba por el consistorio de Majadahonda como Pedro por su casa y como los contratos a sus empresas le eran adjudicados a dedo, e intentó denunciarlo dentro del partido del que acabó siendo apartado.
Según cuenta Ernesto Ekaizer en su último y muy recomendable libro, El caso Bárcenas, en 2006 Esperanza Aguirre se negó a recibir a Peñas y a su compañero y concejal de Medio Ambiente del mismo ayuntamiento Juan José Moreno, que esperaban poder escalar el asunto internamente, pero la lideresa prefirió que le quitaran de enmedio a "esos dos hijos de puta", expulsados a la postre del PP y que algo más de un año después se presentaron con las cintas y un abogado en la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), donde se los tomaron ya más en serio.
El personaje más interesante del libro de Ekaizer (que puede leerse casi como una novela) es sin embargo otro alien dentro de la nave pepera, el abogado Jorge Trías Sagnier. Catalán, poeta e intelectual (Trías es hermano del filósofo recientemente fallecido Eugenio Trías), Jorge Trías no tiene desde luego el perfil tipo de dirigente del PP, en el que desembarcó de la mano de Aznar en la primera legislatura y que en 2009, en el apogeo de la Gürtel, llevaba de hecho bastante tiempo fuera de los puestos de relevancia del partido.
Ese mismo año 2009 escribe en el ABC (medio del que era colaborador) un artículo elogiando discretamente la independencia del juez que entonces instruía la Gürtel madrileña, Antonio Pedreira, que llamó a Trías para agradecerle su artículo.
Cabe recordar que por aquel entonces la estrategia del PP, dirigida por Federico Trillo, consistía en defender a pecho y espada la inocencia de su extesorero, reconvertido en asesor, e intentar un sobreseímiento de la causa en base a atacar la independencia de los jueces y la validez de las pruebas, estrategia que había sido eficaz en el anterior caso de financiación ilegal del partido, el caso Naseiro, en el que Trillo ya había asesorado al PP.
Después de la publicación del artículo en ABC, y según explica Ekaizer, Trías empieza a frecuentar al juez Pedreira y el PP abre un segundo frente para intentar influir en el juez. Así, Trillo ejerce de "poli malo" mientras que Trías sería algo así como el "poli bueno", o tal como lo pinta Ekaizer, una suerte de Oskar Schindler, que habría de interceder ante el juez por los miembros del partido para que se libraran de la quema.
La estrategia parece efectiva en lo que respecta a Rosalía Iglesias, la mujer de Luis Bárcenas, que queda finalmente 'desimputada' gracias en parte al buen hacer de Trías. Trías sabe que Trillo ha cobrado 70.000 euros del partido (que cabe recordarlo, paga las costas judiciales de Bárcenas), por lo que presenta unos honorarios de 45.000 euros al PP, 53.100 euros contando el 18% de IVA entonces en vigor.
Bárcenas, que a todas estas se ha hecho buen amigo de Trías con el que comparte la afición por el montañismo, siente informar a su amigo de que el partido no va a hacerse cargo de la factura, dado que, según le ha dicho Javier Arenas, se trata de un trabajo que el PP no ha encargado.
Bárcenas pedirá a Trías poco después (a finales de 2010) que le ayude a diseñar una estrategia de defensa alternativa, por si las cosas se torcieran. El extesorero estaría en tal caso dispuesto a usar alguno de los documentos comprometedores que se llevó de Génova en varias cajas al dimitir como tesorero del PP para defender su posición, al más puro estilo del infame J. Edgar Hoover que Ekaizer cita igualmente en su libro. Trías coge los hoy famosos papeles de Bárcenas para estudiarlos, los fotocopia y los guarda en una carpeta de su despacho, como si fuera el personaje de una película.
A principios de 2012, Trías escribe un artículo bastante crítico sobre sus andanzas en la Gürtel y elogiando a otro juez, esta vez Garzón, que el ABC considera indefendible, por lo que es publicado en El País. Trías está además desencantado porque el PP, con la mayoría absoluta aún reciente, se niega a pagarle los favores otra vez y ha desechado su candidatura al puesto de Defensor del Pueblo.
Trías continúa sin embargo confiando en la inocencia de su amigo Bárcenas y a creer que el problema se sitúa más bien en el partido y no en su extesorero hasta que los fiscales suizos resuelven favorablemente la comisión rogatoria enviada desde España sobre las cuentas de Luis Bárcenas en enero de este año. Trías cree que su amigo Bárcenas, por el que ha dado la cara públicamente, le debe una explicación que nunca llega.
Trías escribe un nuevo artículo en El País confirmando lo que muchos ya presumen, la existencia de una contabilidad B dentro del partido. Cospedal le ningunea y Bárcenas le acusa, sin fundamento, de haber filtrado al diario las famosas fotocopias. Trías está dolido y los acontecimientos se precipitan.
El 31 de enero, El País publica las famosas fotocopias. En mi opinión, gracias a Trías y a la labor de Ekaizer y otros excelentes periodistas ya conocemos las grandes líneas de lo que ha ocurrido. Habrá que ver qué dicen los jueces y aclarar como Bárcenas amasó los casi 50 millones de euros que han salido hasta ahora, puesto que el monto de dinero negro con el que el PP se financió es por ahora, y según la declaración de Bárcenas al juez Ruz, del orden de 8,3 millones de euros.
Que nadie espere sin embargo que cuando Rajoy comparezca el próximo 1 de agosto en el Congreso nos ayude a resolver el entuerto. Y la comparecencia exigida por el PSOE no le exonerará tampoco de la responsabilidad de haber nombrado a Bárcenas tesorero del partido al que dirige.