Sobre el impulso aventurero de la juventud
Aunque los emigrantes estamos acostumbrados a escuchar frivolidades de la parte del Gobierno, la señora Del Corral parece querer insultar nuestra inteligencia. Caracterizar como aventureros a aquellos que no buscamos más que un trabajo es cuanto menos desfortunado.
Marina Del Corral, secretaria general de Emigación ha logrado recientemente ser trending topic en Twitter gracias a sus peregrinas declaraciones en relación a la emigración juvenil, que achacó al "impulso aventurero de la juventud".
La reflexión de la señora Del Corral me recordó a una escena de la excelente película australiana El año que vivimos peligrosamente, ambientada en la Yakarta de 1965. Billy Kwan, un reportero indonesio interpretado magistralmente por la actriz Linda Hunt (papel por el que ganó un Oscar) se pasea por los bajos fondos de la ciudad junto con un grupo de periodistas occidentales, y a uno de ellos, ante la ingente cantidad de prostitutas no se le ocurre otra cosa que comentar que el clima de los trópicos tiene efectos afrodisiacos, o algo parecido, a lo que Billy Kwan responde con acierto que "no existe mejor afrodisiaco que el hambre".
Como a menudo ocurre, la señora Del Corral confunde un efecto inducido por la crisis con una causa. Los jóvenes de hoy no somos más aventureros que los de hace 20 años, cuando Del Corral lo era, y si el número de inmigrantes españoles en Alemania se incerementó el año pasado en un 52% ello se debe a que las cifras de paro juvenil arrojan más o menos ese mismo porcentaje.
Aunque los emigrantes estamos acostumbrados a escuchar frivolidades de la parte del Gobierno, la señora Del Corral parece querer insultar nuestra inteligencia. Caracterizar como aventureros a aquellos que no buscamos más que un trabajo es cuando menos desfortunado. Que yo sepa, no hay españoles en las FARC. Nuestra historia es más banal. El joven que emigra hoy de España no lo hace impelido por un supuesto afán aventurero, sino que en la mayor parte de los casos no hace más que un simple y triste ejercicio de realismo.