Sin obsesión
Cuando nos obsesionamos con algo nos parece imposible dejar de darle vueltas al mismo asunto. No vemos nada más, el mundo se vuelve pequeño y estrecho, a la vez que nuestra mente gira en círculos absurdos alrededor de un tema, idea o persona. A veces la obsesión se convierte en una barrera psicológica que impide modificar los aspectos de nuestra vida que necesitan ser reparados.
Imagen: ISTOCK
La palabra "obsesión" tiene su raíz en un término latino que significa asedio. La obsesión es una forma de control y de cercamiento que se define como una perturbación anímica producida por una idea fija. ¿Quién no ha tenido alguna vez una idea que ha asaltado su mente de forma persistente y tenaz?
Cuando nos obsesionamos con algo nos parece imposible dejar de darle vueltas al mismo asunto. No vemos nada más, el mundo se vuelve pequeño y estrecho, a la vez que nuestra mente gira en círculos absurdos alrededor de un tema, idea o persona. A veces la obsesión se convierte en una barrera psicológica que impide modificar los aspectos de nuestra vida que necesitan ser reparados.
Aquello en lo que nos concentramos es lo que se expande, por lo que si te obsesionas con la propia obsesión le darás más fuerza. Si tu obsesión tiene que ver con una persona con la que tuviste una relación sentimental que se acabó, seguro que estás más que agotado con el recuerdo de la persona amada y la ofuscación por su nueva vida. Quizá te estés preguntando si es normal que tus pensamientos sean monotemáticos. Durante las primeras semanas de una ruptura, es lógico que tu mente esté monopolizada por la idea de la persona que se fue de tu vida, pero, a medida que pasa el tiempo, esa obsesión debe ir remitiendo. Las obsesiones son foco de estrés y distorsionan la realidad. Una persona con una obsesión amorosa centraliza su atención en otra persona a la que idealiza.
¿Cómo me quito a la que fue mi pareja de mi cabeza? ¿Cuándo podré pensar en otra cosa? ¿Hasta cuándo podré seguir así? Éstas son algunas de las preguntas que nos hacemos cuando notamos que nuestro cerebro está taladrado por ese intruso incómodo que viene en forma de pensamiento obsesivo.
El trabajo con la obsesión
Lo primero que vamos a hacer es no resistirnos a la obsesión y aceptarla. Puede resultarte extraño, pero si deseas cambiar el tipo de resultados que obtienes, debes saber que necesitas modificar las acciones que haces, porque son ellas las que te llevan una y otra vez a lo mismo. Cuando estamos obsesionados con algo, nos empeñamos en controlar a la obsesión, con lo que se hace más fuerte dentro de nosotros y se nos hace un mundo liberarnos de ella. Lo que debemos hacer es soltar la obsesión.
El hecho de que aceptes la obsesión no significa que te conformes con tu estado actual, más bien es lo contrario. El primer paso para sanar cualquier asunto de nuestra vida es aceptar lo que nos sucede, ya que cuanto más neguemos a la evidencia, más grande se hará ésta en nuestra vida. Cuando aceptas estás relativizando y comenzando el proceso de liberación. Un pensamiento se acepta cuando no se juzga ni se analiza, cuando se le da libertad para que emerja en nuestra mente y cuando no tratamos de combatirlo. Vamos a aprender un par de técnicas que te pueden venir muy bien cuando el cinturón de tu mente te apriete y la imagen de la persona amada sea el fotograma central de tu película mental.
1.- Elige el momento para obsesionarte. Cuando la obsesión venga a tu mente, la aceptas y decides retrasarla para más tarde. «Gracias por estar ahí obsesión. En este momento estoy trabajando, así que decido que me dejes libre durante toda la mañana». Esta afirmación es muy potente. En primer lugar aceptas y agradeces a la obsesión su presencia en tu vida. Después te conectas con lo que estás haciendo en ese momento, con lo que eres tú quien establece prioridades e importancias. En el ejemplo hemos establecido que la persona está trabajando, pero también puedes concederle la importancia que tiene el estar descansando en el sofá, preparando la comida o disfrutando de un paseo. La última parte de la frase te concede todo el poder a ti y se lo quita a la obsesión, puesto que afirmas que eres tú el que decide cómo, cuándo y dónde aparecen esas obsesiones.
2.- Utiliza frases que te aporten serenidad. La obsesión tras la ruptura te crea inseguridad y un sentimiento de abismo interior muy turbador. Un factor muy importante para la superación de las obsesiones es la adaptabilidad, y en este punto tu resistencia emocional va a ser clave. Estos ejemplos que te brindo actúan como excelentes remedios emocionales:
- «Romper una relación forma parte de las posibilidades de la vida. Nada tiene el poder de alterarme si yo no se lo concedo».
- «Cada día me encuentro mucho mejor y voy descubriendo más facetas sobre mí».
- «Mi paz y mi felicidad me pertenecen a mí».
Es fundamental admitir la realidad, ser conscientes de lo que ha sucedido, cuidarnos y comenzar a prepararnos para las posibilidades, todavía desconocidas, que el mundo tiene para nosotros.