Una de las noches más difíciles para Rusia: todo lo que ha perdido
Ucrania ha propiciado varios ataques durante la noche del 6 de junio.
La noche del 6 de junio fue una de las peores para Rusia desde que comenzó su guerra contra Ucrania. Varios drones ucranianos atacaron la planta de Novoshakhtinsk, el mayor proveedor de productos petrolíferos del sur del país, cuya capacidad es de 5 millones de toneladas al año.
Como consecuencia del ataque, se produjo un incendio que, según los medios rusos, alcanzó la altura de un edificio de 15 plantas. Finalmente, el fuego fue extinguido a las 4 de la mañana, según informó el jueves el gobernador de la región de Rostov, Vasily Golubev, en su canal Telegram. Asimismo, reveló que no hubo víctimas ni heridos por los ataques.
Según el medio polaco Wiadomosci, este no fue el único suceso de la noche, sino que también se incendió una instalación de almacenamiento de petróleo en la región de Belgorod. Además, varios drones arrojaron un explosivo sobre una empresa agrícola en la provincia de Borisov. Por último, las defensas antiaéreas rusas derribaron trece drones sobre la anexionada península de Crimea y seis en la región de Bélgorod, fronteriza con Ucrania.
Ataque ruso con 'shaheds'
Vladímir Putin vivió una auténtica pesadilla durante la noche del 6 de junio, pero su país no se quedó atrás, ya que durante esa misma noche las fuerzas rusas atacaron la región de Dnipropetrovsk, en Ucrania central, con dos misiles balísticos Iskander-M, y lanzaron un total de 18 drones kamikaze Shahed contra varias regiones del sur y el oeste de Ucrania, de los que 17 pudieron ser interceptados, según la Fuerza Aérea ucraniana.
Los misiles se lanzaron desde el distrito ruso de Taganrog, en la región de Róstov, mientras que los drones fueron enviados desde la península ocupada de Crimea y desde el distrito contiguo de Primorsko-Ajtarsk, en el óblast suroccidental ruso de Krasnodar, tal y como informó la Fuerza Aérea ucraniana.