Un soldado ruso se embarca en la guerra y acaba envenenado por lavar su ropa: "Se está pudriendo vivo"
Un abogado militar denuncia la falta de seguridad que sufren los soldados rusos.
Un marinero de Ekaterimburgo, que formaba parte de la tripulación del portaaviones ruso 'Almirante Kuznetsov', ha sufrido graves problemas de salud tras participar en la operación militar especial (SVO) en Ucrania, según ha revelado el abogado militar Petr Portnyagin en URA.ru.
Portnyagin detalla que el marinero, que previamente había regresado de Ucrania tras sufrir una conmoción cerebral y heridas de metralla durante los combates, experimentó una grave exposición a la radiación mientras se encontraba a bordo de un buque de guerra no identificado. El marinero lavó su ropa en agua contaminada con material radiactivo, lo que, según el abogado, provocó síntomas de enfermedad por radiación.
"El soldado ahora tiene necrosis, destrucción ósea. Literalmente ha comenzado a pudrirse vivo", explica Portnyagin, quien también detalla que el marinero espera que su condición deteriorada le permita ser dado de baja del ejército y evitar futuras misiones de combate en Ucrania. El abogado denuncia que esta situación es resultado directo de las malas condiciones de seguridad y los equipos obsoletos que enfrentan muchos soldados rusos, especialmente aquellos desplegados en condiciones extremas.
La familia del marinero y otros miembros de la tripulación del "Almirante Kuznetsov" que fueron enviados a Ucrania como infantería mecanizada ya habían buscado información sobre el destino de sus seres queridos, según informó el Kyiv Post en septiembre. Aunque el nombre del buque de guerra y la ubicación exacta del incidente no fueron revelados, las circunstancias del caso reflejan los problemas de seguridad que persisten en la flota rusa.
Toda una vida dedicada al servicio militar
Portnyagin también recuerda que el marinero "ha dedicado toda su vida al servicio militar", destacando que durante los años 90 recibió un disparo en la cabeza, donde aún conserva la bala. Además, fue testigo del desastre del submarino nuclear Kursk, que se hundió en el mar de Barents en 2000, matando a los 118 tripulantes a bordo.
"Durante los combates recibió conmociones cerebrales y heridas de metralla. Tiene un amplificador en la articulación de la rodilla, algo así como un exoesqueleto. Tiene previsto abandonar el servicio por motivos de salud, pero hasta el momento no abandona a nuestro pueblo y acerca a la Federación Rusa a la victoria", concluye el abogado.