Un oficial de la inteligencia rusa se enfrenta a Putin: "Violaron y asesinaron a mi hija"
"Quiero gritarle a todo el país para que nuestros combatientes sepan con quién van a estar", denuncia el hombre.
La estrategia de reclutamiento de Vladímir Putin para la guerra contra Ucrania ha generado mucha controversia en Rusia. Especialmente el hecho de que el presidente ruso indulte a presos comunes para que se unas a las tropas. Las críticas por este hecho han aumentado después de que saliera a la luz la liberación de dos criminales responsables de un brutal asesinato.
Kristina Prikhodko, una joven de 19 años, fue víctima de un brutal ataque por parte de Sergei Yulin, de 35 años, y Maxim Ovchinnikov, de 33. La joven, que se había inscrito en una oferta de trabajo como institutriz, fue violada y estrangulada hasta la muerte. Su cuerpo fue encontrado en 2017 en un terreno cubierto de nieve cerca de un embalse de Siberia, envuelto en film y oculto en el maletero de un coche.
En 2018, Sergei fue condenado a 22 años de cárcel y Maxim a 18 años por este brutal crimen que consternó a todo el país. Sin embargo, hace poco, Konstantin Prikhodko, padre de Kristina y oficial de carrera del FSB, descubrió que los asesinos de su hija habían sido liberados para ser enviado al frente en Ucrania.
"La dirección de la colonia penitenciaria me prometió que nunca irían a la guerra. No tengo miedo, quiero gritarle a todo el país para que nuestros combatientes sepan con quién van a estar. Son gente enferma", denuncia en declaraciones a Mirror. Que un oficial del FSB haya decidido alzar la voz contra el régimen de Putin es algo extraordinariamente raro y peligroso, dadas las represalias que suelen sufrir quienes critican al gobierno
Una familia destrozada
A pesar de la gravedad del crimen, el régimen decidió utilizar a los dos presos como carne de cañón, liberándolos de prisión para que luchen en el conflicto bélico. La sentencia de Ovchinnikov fue anulada por Putin después de que resultara herido en la guerra, y utilizó sus ingresos de la guerra para comprar un apartamento y pagar una indemnización al padre de Kristina. Yulin, por su parte, firmó un contrato para luchar en el ejército el mes pasado y, aunque sigue en entrenamiento, ya no se encuentra en prisión.
Konstantin asegura que trató de evitar su liberación, pero fue imposible: "Fui a la dirección de la colonia penitenciaria porque me habían prometido que no llevarían a esas personas al ejército bajo ninguna circunstancia… pero se fueron de todos modos". "El asesinato de su hija le arruinó la vida y ahora había sufrido otro golpe", añade un familiar.
"Hace siete años yo estaba vivo y ahora simplemente existo, ¿entiendes? Me quitaron lo más valioso y lo más preciado, mi hija. La había criado yo solo", lamenta el padre de la víctima con la voz quebrada.
Lyudmila Prikhodko, abuela de Kristina recuerda a su nieta con gran cariño: "Era nuestra niña más pequeña y querida. Sigo pensando que debería venir hoy o mañana. A menudo venía a verme. Siempre me preguntaba: 'Abuela, ¿qué puedo hacer por ti? ¿Lavar el suelo o los platos?'".