Un aliado de Putin admite que Rusia es incapaz de salir de la ratonera
El mandatario ruso afirmó que antes de finales del año expulsaría a las tropas ucranianas de Kursk. Sin embargo, según ha defendido ahora un aliado suyo, esto no es un objetivo que el Kremlin tenga para este ejercicio.
La entrada de tropas ucranianas en la región rusa de Kursk supuso un gran avance para el país liderado por Zelenski, trasladando el conflicto y los esfuerzos de Putin hasta el territorio ruso. Sin embargo, con el paso de las semanas y de los meses, el progreso realizado por las tropas ucranianas en esta región fue retrocediendo poco a poco.
A pesar de la resistencia rusa en Kursk, donde también se han desplegado tropas norcoreanas que apoyan a las filas rusas, Vladímir Putin no ha conseguido expulsar por completo a los soldados de Ucrania, algo que prometió hacer antes del fin del año. La "tarea principal, por supuesto, es que el Ministerio de Defensa exprima, para noquear al enemigo de nuestros territorios", defendió Putin en su momento tras conocer el avance de las filas ucranianas en Kursk.
En este contexto, Valery Gerasimov, jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Ucrania, afirmó que todas las misiones de liderazgo establecidas por su país para 2024 se han cumplido, lo que da a entender que la expulsión de las tropas ucranianas en Kursk no es una tarea que el Kremlin vaya a ejecutar durante este ejercicio.
Respecto al objetivo de Ucrania en Kursk, cuya ofensiva inició el 6 de agosto de este año, Gerasimov criticó que se tratase de "un efecto de información para los patrocinadores occidentales" y anunció que el progreso y avance de estos se ha detenido. Según este, el objetivo del Kremlin allí sigue siendo el de la "destrucción y expulsión de formaciones armadas y mercenarios extranjeros de los centros de población ocupados".
La agencia de noticias Reuters recogió que el mandatario ruso tenía como intención terminar la ofensiva ucraniana en la región para el 1 de octubre. Sin embargo, la única noticia en este sentido desde entonces ha sido el despliegue de unos 11.000 soldados norcoreanos en el frente y la recuperación de hasta un 40% del territorio que las fuerzas ucranianas tomaron previamente.