Ucrania tiende dos trampas a Rusia y le sale el tiro por la culata cuando Putin elige conscientemente caer en ambas
Así están las cosas en el campo de batalla mientras el mundo espera los pasos de Donald Trump, que ha prometido parar la guerra de inmediato.
Cuando Ucrania inició su audaz incursión en la región rusa de Kursk, el pasado agosto, esperaba forzar una elección. Rusia podría mantener su principal esfuerzo para invadir el este de Ucrania -zona que atacaba ferozmente en ese momento, con éxito- o podría concentrarse en expulsar a los ucranianos de su propio territorio.
Tres meses después, las fuerzas del presidente Vladimir Putin están ocupados en ambas cosas. No ha tenido que ceder, no ha abandonado un frente para centrarse en otro. Por ahora aguanta, pese al gasto que ello conlleva.
Ucrania se está preparando para una gran contraofensiva en Kursk, reforzada por una afluencia de tropas de su aliado Corea del Norte. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, dijo el lunes que había 50.000 tropas enemigas allí, haciéndose eco de una evaluación de inteligencia estadounidense avanzada por el diario The New York Times. Esa fuerza se ha acumulado incluso mientras Rusia mantenía un avance constante en la línea del frente principal en el este de Ucrania.
"Esto plantea la perspectiva de una situación en la que Rusia salga ganando: se librará de la ofensiva ucraniana sin comprometer mucho la suya", expone un análisis del diario norteamericano Business Insider.
El precio de la táctica de Kiev
Ucrania y Rusia se encontraban en un punto muerto agotador a lo largo de la línea del frente principal a principios de este año. Las fuerzas ucranianas rompieron el punto muerto el 6 de agosto, aprovechando las defensas desorganizadas y débiles a lo largo de la frontera de Kursk. Lo que vino fue la primera ocupación de territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial, un chute de optimismo para Kiev.
El ataque puso de relieve las fallas de la inteligencia militar rusa, avergonzó a Putin y provocó el desplazamiento de miles de ciudadanos rusos. Los funcionarios rusos que hablaron con The Moscow Times poco después dijeron que Putin lo había tomado como una "bofetada en la cara".
Sin embargo, Rusia no desplegó tropas rápidamente. En cambio, realizó un esfuerzo más modesto que permitió a Ucrania retirarse gradualmente de aproximadamente la mitad del territorio que había conquistado.
Mientras tanto, Ucrania tuvo que estirar sus propios recursos, incluso enviando algunas de sus mejores tropas para ayudar a defender Kursk.
Apoyo norcoreano...
Un factor decisivo para la respuesta de Rusia fue su alianza con Corea del Norte, que le proporcionó unos 11.000 soldados y alivió sus dificultades de reclutamiento en el país.
Según la evaluación de funcionarios estadounidenses, estas tropas ayudaron a Rusia a preparar una gran contraofensiva sin tener que retirar soldados del este de Ucrania, informó The New York Times.
Andrii Kovalenko, director del Centro de Lucha contra la Desinformación de Ucrania, dijo la semana pasada que las tropas de Pyongyang han sido distribuidas entre unidades rusas en la región y que ha habido "batallas diarias". Son "una amenaza seria que requiere recursos adicionales de nuestras fuerzas", aunque Ucrania dice que les ha infligido algunas pérdidas.
¿... y olvido occidental?
Pero precisamente lo que le falta a Ucrania son recursos adicionales. Aunque sus aliados occidentales lanzaron severas advertencias a medida que la alianza norcoreana tomaba forma, ofrecieron poco apoyo adicional.
Temeroso de una escalada y cauteloso ante movimientos audaces a medida que el poder cambia en Estados Unidos, Occidente ha mostrado pocas señales de voluntad de ir más allá. Intentar obligar a Rusia a debilitar su ofensiva principal probablemente no haya sido el único objetivo de Zelenski con la incursión en Kursk.
Ucrania probablemente también quería una moneda de cambio para futuras negociaciones y para señalar a Occidente que las fuerzas ucranianas eran capaces de realizar movimientos audaces.
La persistencia de cualquiera de estas ventajas dependerá de lo bien que Ucrania pueda contener las fuerzas que se acumulan en su contra.
Así está el escenario, cuando el mundo aguarda las decisiones que el presidente electo de EEUU, Donald Trump, tomará sobre esta guerra, que dice que acabará en cuanto tome posesión, en enero.