Ucrania sufre un duro contratiempo con la munición checa
Una cosa era lo anunciado... y otra, lo que llegará.
La República Checa trata de ayudar a Ucrania en su guerra de invasión con Rusia, vieja ya de dos años largos y sin visos de acabar pronto. Sin embargo, el cómo de esa ayuda, el resultado final de su compromiso, está envuelto en los últimos días en la polémica.
Al parecer, ha recaudado suficiente dinero para comprar sólo 300.000 cartuchos de munición para Kiev, y no 800.000 como sugirió anteriormente el presidente del país. Diversos datos que dejan a los de Volodimir Zelenski con la miel en los labios.
"Hemos logrado recaudar suficiente dinero para comprar el primer lote de 300.000 proyectiles de artillería. ¡Sin embargo, nuestro objetivo es entregar mucho más!" El primer ministro checo, Petr Fiala, publicó en X , contradiciendo una declaración anterior del presidente Petr Pavel.
El jueves, Pavel había dicho a los periodistas que su país obtuvo suficiente dinero para comprar 800.000 proyectiles de artillería fuera de la UE para una Ucrania necesitada de municiones con urgencia.
Praga lidera ahora mismo una iniciativa para comprar 500.000 proyectiles de artillería de 155 mm y 300.000 de 122 mm para Kiev.
En total, 18 países han acordado financiar las compras dentro de la iniciativa liderada por la República Checa. Si bien algunos gobiernos (incluidos los de Noruega, Bélgica y los Países Bajos) han anunciado compromisos financieros reales, otros, como Francia y Alemania, no han proporcionado cifras exactas.
Y con Eslovaquia...
También hay polémica en el Gobierno conservador de la República Checa porque ha interrumpido sus consultas intergubernamentales con la vecina Eslovaquia, a cuyo ejecutivo socialdemócrata populista acusa de tener posturas prorrusas. En un mensaje enviado en X, Fiala, considera como "no adecuado" mantener estos contactos previstos para el mes de abril.
El mandatario checo se refirió a las "diferencias fundamentales en política exterior", como la reciente reunión del ministro eslovaco de Exteriores, Juraj Blanár, con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, en una cumbre diplomática en Turquía, el mismo día que el opositor ruso Alekséi Navalni fue enterrado en Moscú.
Las consultas intergubernamentales en Praga y Bratislava se venían produciendo anualmente desde 2012, y eran muestra de las relaciones especiales -históricas, familiares y culturales- entre los países que hasta 1993 formaban juntos la extinta Checoslovaquia.
El primer ministro eslovaco, el populista Robert Fico, acusó a Praga de "amenazar las relaciones" entre los vecinos sólo porque el gobierno checo "está interesado en apoyar la guerra en Ucrania, mientras que el gobierno eslovaco habla abiertamente de paz".
El líder eslovaco gobierna con su partido Smer y otra formación que se define también como socialdemócrata La Voz (Hlas), ambas suspendidas del Partido Socialista Europeo por aliarse con el partido ultraderechista SNS.
Fico, aliado del primer ministro ultra nacionalista húngaro Viktor Orbán, señaló en un mensaje colgado en la red social Facebook que la decisión checa no afectará "la política exterior soberana eslovaca". Hasta la llegada de Fico al poder en octubre pasado, Eslovaquia era uno de los principales aliados europeos de Ucrania.
Ahora, el país centroeuropeo ha dado un giro radical y ha dejado de suministrar armas de su ejército al país invadido por Rusia.