Ucrania asesta el golpe aéreo imprevisible a Rusia
Un golpe que tiene un fuerte componente psicológico.
Ucrania, necesitada de una victoria de moral en la guerra contra Rusia, habría asestado un duro golpe al Ejército de Vladimir Putin. La Inteligencia militar ucraniana asegura haber destruido en la región rusa de Astracán, en un ataque con drones sobre el aeródromo de Akhtubinsk, el que se considera como el avión de combate más sofisticado y modernos que tienen las Fuerzas Aéreas Rusas: el Su-57.
"El 8 de junio de 2024, un caza polivalente Su-57 del Estado agresor fue alcanzado en el territorio del aeródromo de Akhtubinsk en la región de Astracán de la Federación Rusa, situado a 589 kilómetros de la línea de combate. Esto se evidencia en las imágenes de satélite de los aviones estacionados en el aeródromo enemigo", señala la inteligencia de Ucrania en el comunicado publicado en su web.
"Las imágenes muestran que el 7 de junio el Su-57 se encontraba intacto y el día 8 se observaron daños en el avión debido a la explosión y los característicos focos de fuego provocados por el fuego cerca del mismo", dice junto a una foto de reconocimiento. "Los daños del Su-57 son el primer caso de este tipo en la historia", añade la Inteligencia militar ucraniana en la nota, sin que Moscú se haya pronunciado todavía al respecto.
Más allá de la pérdida del Su-57, un caza de quinta generación diseñado para evitar que los radares enemigos lo detecten y cuyo coste puede alcanzar los 50 millones de euros, el ataque de Ucrania pone de manifiesto las grietas que existen en la estrategia militar y de defensa de Rusia. A pesar de la larga duración del conflicto y del alto coste de estos aviones de combate, los hangares no estaban protegidos ni vigilados, lo que permitió que los drones ucranianos alcanzaran sus objetivos con mayor facilidad.
Además, según El Mundo, el ataque ucraniano confirmaría las sospechas de la OTAN y Estados Unidos sobre la capacidad que tiene Rusia para desplegar estos aviones en la guerra con Ucrania y la situación del estado de su flota aérea, algo que ya sospechaban y que con este ataque parece que se confirman.
Rusia cuenta con cerca de 900 aviones de combate, pero por mantenimiento, solo unos 450 están operativos. Si a ello le sumamos la extensa geografía de Rusia y las demandas de la guerra en Ucrania, está poniendo las capacidades de la aviación militar rusa al límite. La pérdida del Su-57 y otros equipos, además de la falta de pilotos con el entrenamiento adecuado, agrava aún más esta situación.
La estrategia ucraniana y el futuro de la guerra
Ucrania, con este ataque, ha demostrado una notable capacidad para ejecutar ataques precisos y efectivos, no solo en el aire sino también en el mar, diezmando a la Flota del Mar Negro con tácticas de guerrilla, debilitando significativamente las fuerzas rusas.
Además, se espera que la llegada a Ucrania de cazabombarderos F-16 y otros aviones de combate modernos en 2025, lo que aumentará la presión sobre la Fuerza Aérea de Rusia. Estos refuerzos, por otro lado, le permitirá a Ucrania desplegar las armas que reciba de los miembros de la OTAN, con la superioridad aérea como un componente clave. Un hecho que podría ser decisivo en una posible contraofensiva ucraniana.