Sube la tensión en el norte de Israel: los choques entre el ejército y Hezbolá se multiplican
Las escaramuzas, lanzamientos de cohetes, bombardeos y ataques con armas pesadas en la frontera, vigilada por la ONU, no paran de aumentar mientras Irán amenaza con "intervenir".
El norte de Israel se calienta y amenaza con convertir la guerra que mantiene con Hamás en Gaza en un conflicto regional. Desde que las tropas israelíes y su aviación iniciaran sus ataques contra la Franja, desde el sur del Líbano se han sucedido, cada vez con más intensidad, los lanzamientos de cohetes, ataques con drones y escaramuzas del partido milicia chií Hezbolá contra poblaciones y posiciones militares de Tel Aviv.
El tablero geopolítico también se ha movido en los últimos días, con países como Irán, patrocinador principal de Hezbolá y archienemigo del Estado de Israel, han mostrado un posicionamiento cada vez más férreo. La república islámica ha amenazado con intervenir militarmente si Israel inicia la anunciada invasión terrestre del norte de la franja gazatí, y otros vecinos regionales como Irak también se han posicionado rotundamente en contra de dicha acción.
El termómetro sube, y el polvorín del sur libanés y el norte de Israel es un síntoma de ello. Según los datos recopilados por el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW por sus siglas en inglés), la actividad de Hezbolá no deja de aumentar, al tiempo que la aviación israelí responde con bombardeos sobre el territorio soberano de Beirut.
Este lunes Israel ordenó la evacuación de una franja de dos kilómetros en la frontera con su vecino del norte ante el aumento de los combates. En total, 28 localidades y cerca de 10.000 personas se han visto afectadas, convirtiendo el área en un territorio salpicado por pueblos fantasma donde la tensión ambiental se eleva por momentos, según informa el desde el terreno el diario El País.
Todo ocurre bajo una estrecha vigilancia internacional en la conocida como 'línea azul', un vasto territorio del lado libanés donde se encuentran desplegados los soldados de la UNIFIL, una fuerza de paz de la ONU capitaneada por España de más de 10.000 efectivos, que trata de mantener una estabilidad que amenaza con saltar por los aires en cualquier momento.
El historial de encontronazos y conflictos abiertos entre Hezbolá y Tel Aviv es largo, pero desde el verano de 2006, cuando la milicia demostró que podía mantener el pulso a uno de los ejércitos más poderosos del mundo por medio de la guerra abierta, ambas partes han mantenido una calma tensa rota recurrentemente con lanzamientos esporádicos de misiles e intercambios de fuego ligero.
El pasado fin de semana se registraron nuevos intercambios de disparos y lanzamientos de cohetes contra poblaciones y posiciones israelíes al sur de la 'línea azul' que acabaron con la vida de al menos 16 personas, según la Agencia EFE, entre las que se cuentan tres civiles libaneses.
En algunos de los ataques reivindicados por la milicia proiraní libanesa, se ha llegado a emplear armamento antitanque pesado contra blindados y carros de combate.
Un escenario imprevisible
El primer ministro libanés, Najib Mikati, anunció este lunes que su Gobierno continúa manteniendo contactos para evitar que el Líbano se vea envuelto en la guerra entre Israel y las milicias de la Franja de Gaza, pero reconoció que es imposible "predecir lo que pueda ocurrir".
"El Gobierno sigue con sus comunicaciones a nivel interno y externo para mantener la situación en calma en el Líbano tanto como sea posible y distanciar al Líbano de las repercusiones de la guerra en marcha en Gaza", sentenció el dirigente, según un comunicado de la presidencia del Consejo de Ministros recogido por EFE.
En otros, Mikati ha confirmado contactos con el secretario general de la ONU, António Guterres, o los presidentes de Francia y Turquía, Emmanuel Macron y Recep Tayyip Erdogan; además de con Estados Unidos, Italia, Jordania, Catar, Reino Unido y Canadá.
El primer ministro insistió este lunes en que ningún actor libanés está interesado en "abrir un frente desde el sur del Líbano" y agregó que si bien están trabajando "para la paz", la decisión sobre una posible guerra "está en manos de Israel", al ser necesario un cese de sus "provocaciones".
"El Líbano está en el ojo del huracán, la región al completo esta en una situación difícil y nadie puede predecir lo que pueda ocurrir (...) Pero lo que está claro es que Israel busca duplicar sus provocaciones", alertó Mikati, de acuerdo con la nota.
En esa línea de distensión, este lunes el ejército libanés ha anunciado que en el transcurso de una operación en el sur del país han sido desmantelados 20 lanzacohetes de la milicia chií. "Tras una operación de exploración e inspección en las áreas fronterizas, una unidad del Ejército encontró 20 lanzacohetes, cuatro de los cuales llevaban cohetes preparados para ser lanzados a las afueras de las localidades de Qalila y Al Chaaitiyeh", informó la institución castrense en un comunicado. Según la nota, unidades militares especializadas lograron desmantelar las instalaciones.
Martes sangriento
Pero el fuego no cesa. Al menos cuatro personas han muerto en una localidad del sur del Líbano fronteriza con Israel contra la que este martes se han producido ataques de artillería de las tropas israelíes posicionadas al otro lado de la divisoria, anunció la Cruz Roja libanesa en un comunicado recogido por EFE.
"Cuatro equipos de la Cruz Roja libanesa han sido enviados a Alma al Shaab para recuperar los cuerpos de cuatro víctimas", dijo la organización en un escueto comunicado, en el que no clarifica las causas de la muerte pese a que la zona ha sido objeto de ataques israelíes.
La Agencia Nacional de Noticias libanesa (ANN) informó de que varios puntos del sur del país fueron objeto de disparos de artillería israelíes a lo largo de este martes, entre ellos Alma al Shaab.
De madrugada, varias personas más resultaron heridas con síntomas de asfixia a causa de disparos de proyectiles de fósforo blanco, un armamento prohibido, efectuados por las fuerzas israelíes contra la localidad de Al Dhahira, también en el sur del país, según la ANN. El ministro libanés de Exteriores, Abdalá Bou Habib, reiteró este martes que su país quiere "calma", pero alertó de que para ello es necesario que Israel deje de atacar el sur del Líbano y también que ponga fin a sus acciones contra la Franja de Gaza.
El mundo contiene el aliento ante un escenario volátil que puede estallar en todas direcciones apenas con una chispa. Mientras tanto, Gaza aguarda bloqueada una invasión terrestre mientras que Estados Unidos envía a sus portaaviones a la zona e Irán amenaza con intervenir. Lo que ocurra cuando el primer blindado israelí entre en la Franja es desconocido, pero en el norte suenan cada vez más fuertes los tambores de guerra.