Sergio Massa, el eterno candidato que ha logrado resucitar al alicaído peronismo
El candidato de Unidos por la Patria gana la primera vuelta de las presidenciales, aunque deberá enfrentarse al ultraderechista Javier Mielei en una segunda vuelta.
El candidato oficialista a la Presidencia de Argentina, Sergio Massa, dio hoy la sorpresa al revertir los sondeos, ganar holgadamente la primera vuelta de los comicios presidenciales y convertirse en el virtual líder del peronismo, desbancando de este puesto a Cristina Fernández de Kirchner.
Massa, eterno aspirante a la Casa Rosada, obtuvo el primer lugar en las votaciones con el 36,33 % de los votos, y competirá con el economista y líder de la formación de ultraderecha La Libertad Avanza, Javier Milei, quien sumó el 30,18 %, a pesar de los sondeos pronosticaban su triunfo.
En el camino, el candidato de unidad del peronismo también ha dejado atrás a la aspirante centroderechista de la coalición Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, la gran perdedora de la jornada electoral, que apenas alcanzó el 23,82 % de apoyo; al peronista disidente Juan Schiaretti, que obtuvo un 6,98 %; y a la líder del Frente de Izquierdas y los Trabajadores, Myriam Bregman, con un 2,66%.
Tachado a menudo de "arribista" y duramente criticado por su flexibilidad política, Massa es un viejo conocido de la primera línea política argentina desde hace más de dos décadas, cuando entró a formar parte del breve Gobierno peronista de Eduardo Duhalde (2002-2003), después del estallido social del año 2001.
Desde entonces, este abogado de 51 años, líder del llamado Frente Renovador dentro del justicialismo, ha pasado por casi todos los niveles de la política argentina, desde intendente de la localidad de Tigre (en el norte del conurbano bonaerense) hasta 'superministro' de Economía, el cargo para el que fue designado el 28 de julio de 2022.
'Superministro' de Economía durante la crisis
Finalmente, su traumático paso por el Palacio de Hacienda durante una de las peores crisis económicas de la historia reciente de Argentina no le ha pasado factura.
Pese a los datos desalentadores, a los escándalos de corrupción que han golpeado el seno del oficialismo en las últimas semanas y a la falta de apoyo entre el sector kirchnerista de Unión por la Patria, Massa logró este domingo resistir una vez más ante un cúmulo de adversidades.
El acomodaticio dirigente peronista tiene ahora al alcance de la mano la Presidencia de la Nación que siempre ansió y para la que ya se postuló en 2015, cuando no pudo pasar de la primera vuelta en la que le superaron el peronista Daniel Scioli y el conservador Mauricio Macri (2015-2019), a la postre presidente del país.
Para ello se apoya en otro clásico del peronismo, Agustín Rossi, quien le acompaña en la boleta como candidato a la Vicepresidencia, después de que otros nombres más cercanos a la exmandataria (2007-2015) fuesen analizados.
Un político precoz
El aspirante presidencial de Unión por la Patria ingresó en la arena política a los 17 años como militante de la liberal Unión del Centro Democrático, que a comienzos de la década de 1990 fue absorbida por el peronismo bajo el Gobierno de Carlos Menem (1989-1999).
Tras la severa crisis económica que afectó al país a finales de 2001, Duhalde le designó director ejecutivo de la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses), a cargo del sistema estatal de jubilaciones.
En 2005 fue elegido diputado nacional, pero renunció a su escaño para seguir al frente de la Administración Nacional de la Seguridad Social a petición del entonces presidente Néstor Kirchner (2003-2007).
Dos años después, en diciembre de 2007, asumió como alcalde del municipio bonaerense de Tigre, pero dejó ese cargo en julio de 2008 al ser convocado por la presidenta Cristina Fernández para ocupar la Jefatura del Gabinete de ministros.
En medio de una grave crisis política tras un fuerte conflicto con el sector agropecuario, Fernández acudió a la ascendente figura política de Massa para "oxigenar" la imagen del Gobierno.
De Kirchner a Fernández
Pero Massa abandonó el gabinete en julio de 2009, en medio de otra crisis en el oficialismo por la derrota de Néstor Kirchner en las elecciones legislativas. Aquello le granjeó la enemistad de Cristina Fernández, con quien protagonizó ásperos desencuentros en los últimos años que no impidieron que en 2019 ella respaldara su presidencia de la Cámara de Diputados.
Tras su salida del gabinete, Massa volvió a la alcaldía de Tigre, donde logró buena fama como administrador, lo que le permitió conseguir la reelección en 2011.
El triunfo en las legislativas de 2013 le permitió posicionarse para lanzar su candidatura presidencial en 2015, aunque finalmente fracasó.
Para las elecciones presidenciales de 2019, Massa sumó a la coalición Frente de Todos los votos de su partido, el Frente Renovador, y ha aportado al Gobierno, desde su rol en la Cámara de Diputados, un puesto clave para la búsqueda de consensos con la oposición parlamentaria y el impulso de proyectos de ley relevantes.
Ambicioso, de tono moderado y con buen vínculo con los empresarios, al frente de la cartera de Economía ha protagonizado innumerables viajes a Estados Unidos para las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por el acuerdo firmado en marzo de 2022 de refinanciación de la deuda contraída en 2018.
Pero su brillante palmarés como líder de partido contrasta con su mediocre desempeño en el último año como responsable de las finanzas, como evidencia una inflación descontrolada que ya alcanza un 138,3 % interanual, la más alta desde finales de la década de los ochenta.