Salto temerario de los misiles hipersónicos rusos
El Avangard, capaz de superar los 33.000 km/h, refuerza el arsenal nuclear de Rusia y deja obsoletos los sistemas de defensa occidentales.
Rusia ha completado la incorporación de los misiles hipersónicos Avangard en una nueva división de misiles balísticos intercontinentales, ubicada en la región de Orenburg, cerca de la frontera con Kazajistán. Este hito, que según Military Watch Magazine se confirmó el 18 de diciembre de 2024, consolida este sistema como un pilar de la estrategia nuclear rusa y un desafío técnico sin precedentes para las defensas occidentales.
El Avangard, diseñado inicialmente durante la Unión Soviética en los años 80 y retomado en 2004, puede alcanzar velocidades superiores a Mach 27, es decir, más de 33.000 kilómetros por hora. Esta velocidad, combinada con su alta maniobrabilidad, lo hace prácticamente imposible de interceptar. Su motor scramjet le permite atravesar la atmósfera a velocidades hipersónicas y ajustar su trayectoria en pleno vuelo, lo que lo convierte en una amenaza prácticamente indetectable.
Un solo misil balístico intercontinental ruso puede transportar hasta doce vehículos Avangard, cada uno equipado con una carga termonuclear capaz de impactar objetivos independientes. Esto multiplica exponencialmente su capacidad destructiva y plantea un desafío sin precedentes a los sistemas de defensa antimisiles occidentales.
Desde su presentación en 2018, el Avangard ha sido un símbolo del poderío militar ruso. El presidente Vladimir Putin ha descrito su impacto como el de un meteorito o una bola de fuego. En marzo, Putin destacó su papel para anular las multimillonarias inversiones de EEUU en sistemas de defensa antimisiles. "Hemos neutralizado, básicamente, todo lo que han hecho, todo en lo que han invertido en sistemas de defensa”, afirmó, subrayando que estos esfuerzos del Pentágono han quedado en nada frente a la tecnología rusa.
El desarrollo del Avangard responde a la retirada de Estados Unidos del Tratado de Misiles Antibalísticos en 2002, lo que motivó a Moscú a priorizar su arsenal nuclear estratégico. Durante décadas, Rusia ha concentrado recursos en mantener su ventaja en este ámbito, incluso en épocas de crisis económica.
Aunque la tecnología del Avangard se presenta como un sistema de disuasión nuclear, su capacidad para superar cualquier defensa conocida ha encendido alarmas en Occidente. Los expertos señalan que la proliferación de armas hipersónicas puede desestabilizar aún más el equilibrio nuclear global, incrementando el riesgo de una carrera armamentística más agresiva. Por ahora, el salto tecnológico de Rusia no tiene rival y el mensaje enviado es claro: el futuro de la defensa y la estrategia militar global pasa por adaptarse a esta nueva realidad o quedar obsoleto.