La sal se acaba en China por temor nuclear
Sal... ¡corriendo!
Alarma social en el gigante asiático. En los últimos días, se está desatando en China una auténtica fiebre por hacerse con paquetes de sal en unos supermercados en los que comienza a escasear este condimento, en una escena que recuerda inevitablemente a la compra compulsiva de papel higiénico en los primeros compases de la pandemia del coronavirus.
Así lo ha recogido el diario La Razón, apuntando que en megaurbes como Pekín y Shanghái hasta se ha acabado ya con las existencias a nivel de compra en línea. El motivo detrás de este aluvión de compradores está fuera de las fronteras chinas. Se deriva de un proceso que inició la vecina Japón la pasada semana y que se prolongará durante unas tres décadas.
La pasada semana, las autoridades niponas ejecutaron el plan al que distintos movimientos ciudadanos y organizaciones ecologistas llevaban años plantando cara: el vertido al océano Pacífico de miles de toneladas de agua procedente de la accidentada central nuclear de Fukushima, tras haber sido tratada previamente para retirar la mayor parte de componentes radioactivos -aún contiene niveles no perjudiciales para la salud humana de tritio y carbono-14, según el OIEA-.
Todo se sintetiza en el temor a una posible contaminación por radionucleidos en los productos acuáticos japoneses. China, uno de los países que junto a Corea del Sur han presentado más batalla ante la decisión nipona sobre el agua que se empleó para enfriar los reactores nucleares en Fukushima tras el terremoto y tsunami que dañaron la central, ya prohibió las importaciones de marisco y pescado de Japón.
Pánico y llamadas al orden
"Por favor, compren racionalmente y no a ciegas. No entren en pánico", han reclamado desde el Grupo Nacional de la Industria de la Sal, señalando que "estamos trabajando horas extras para producir, distribuir y hacer todo lo posible para garantizar el abastecimiento del mercado".
En este sentido, el mayor productor de sal de China recordó que no hay motivos para temer un desabastecimiento de este condimento. La producción nacional es de más de 10 millones de toneladas al año. No obstante, la clave de las llamadas a la tranquilidad se encuentran en otros datos. Más del 87% de la sal china procede de minas, el 10% del mar y el 3% de lagos. Ninguno de estos puntos se ha visto afectado por lo ocurrido en Fukushima.