Rusia reedita los 'Juegos del Hambre' con sus presos
El Kremlin repite el proceso de alistamiento que probó con el Grupo Wagner antes de caer en desgracia.
La participación de presidiarios rusos en la guerra de Ucrania se ha vuelto a poner de manifiesto con la reciente reedición de lo que algunos medios de comunicación describen como los 'Juegos del Hambre' del Kremlin. Un movimiento desesperado del Ministerio de Defensa de Rusia con el que intenta resistir a la contraofensiva ucraniana.
Hasta 49.000 presos rusos, con la promesa de conseguir la libertad y llevarse un salario sustancial comparado con la media que cobran los trabajadores en Rusia, acabaron en las filas del Grupo Wagner para completar la conquista de Bajmut. Condenados que buscaban escapar de las torturas y la inseguridad de las cárceles rusas para, con un formación militar mínima, convertirse esencialmente en "carne de cañón" de las misiones suicidas de los mercenarios de Yevgeny Prigozhin.
Se estima que alrededor del 20% de los presos alistados han muerto en la guerra de Ucrania, lo que equivale a aproximadamente diez mil hombres en un solo frente en menos de un año. Otros quince mil resultaron heridos. Los supervivientes y sus familias, eso sí, recibieron los pagos prometidos por el Gobierno ruso.
Sin embargo, el panorama actual de los presos convertidos en voluntarios del Ejército ruso es aún más sombrío. Con la caída en desgracia del Grupo Wagner, el Ministerio de Defensa ha tomado las riendas del conflicto y está repitiendo el proceso de alistamiento de presos, aunque la diferencia respecto al anterior es notable: los sueldos son más bajos, las garantías de pago son inciertas y la presión para que vuelvan a alistarse una vez prestado el servicio es intensa.
Su función es la misma: ser presas fáciles para el enemigo, aunque se les destine a zonas de Ucrania aparentemente tranquilas, como las de Jersón. Los críticos con la medida del Kremlin argumentan que los líderes militares consideran a los presos como mera "carne de cañón", una herramienta desechable en un conflicto de desgaste como el ucraniano.