¿Qué presupuesto va a manejar Carlos III? Las cuentas de la Casa Real más cara de Europa
97 millones de euros de sueldo y otros 2.000 de fortuna personal hacen del nuevo rey un verdadero rico de la lista Forbes. No ha pagado ni impuesto de sucesiones.
Una asignación anual del Gobierno, una fortuna propia amasada en siete décadas de influencias y favores, una herencia sin impuesto de sucesiones... Carlos III llega al trono del Reino Unido con los riñones bien cubiertos, convertido en uno de esos ricos de lista Forbes, un poder sustentado entre el erario público, las inversiones y las propiedades privadas, hecho de siglos, influencias y ventajas.
Su equipo insiste en que quiere ser un monarca "austero" y pone como ejemplo la supuesta sobriedad que marcará su coronación de este 6 de mayo. Sin embargo, las partidas para la Casa Real han crecido año tras año (1,41 euros por ciudadano y año, el mayor presupuesto de los royals europeos) y hasta se han opacado los procesos por los que se rendían cuentas a los ciudadanos. La propia ceremonia del sábado es un ejemplo de falta de transparencia: nadie sabe lo que va a costar, aunque los medios locales la cifran en unos 100 millones; el funeral de su madre, Isabel II, ya costó 84 millones, según filtraciones a la misma prensa.
Una encuesta de YouGov desvela que el 51% de los ciudadanos rechaza que se use dinero público para unos fastos que se desarrollan en mitad de una recesión desconocida en 40 años y con protestas en las calles como no se han visto en una década.
La Subvención Soberana
Carlos manejará ahora un presupuesto que, en parte, viene directamente del Gobierno británico, en manos del conservador Rishi Sunak en estos momentos. Downing Street le otorga anualmente a su monarca un pago financiado por los contribuyentes, conocido como la Subvención Soberana (Sovereign Grant), que sirve para cubrir el coste de los deberes oficiales de la Casa Real. Durante el año fiscal 2021-2022, el último de que han trascendido datos, la Subvención Soberana fue fijada en 86,3 millones de libras esterlinas (unos cien millones de euros). En esta partida no se incluyen los gastos de seguridad, porque dar detalles, dicen las autoridades, sería exponer precisamente la protección del monarca. Los medios de Reino Unido sostienen que habría que sumar unos 80 millones más en este concepto. Tampoco se contempla en esa partida el mantenimiento de los seis palacios reales que son propiedad pública pero que usa La Firma.
No todos estos millones van directamente al salario del rey. La mayor parte de la Subvención se destina a cubrir el costo de mantener los palacios reales, el pago del personal y de los compromisos oficiales de la familia real (hoy con 11 miembros), como recepciones y visitas oficiales. Eso se lleva entre el 55 y el 60% del presupuesto. El resto es para el monarca. El pasado año, el incremento de la partida fue de un 17%, explicado sobre todo por los trabajos de remodelación en el Palacio de Buckingham. La media, si no hay nada excepcional como en este episodio, es que crezca un 5% anual; los salarios en Reino Unido subieron un 6% el año pasado, como referencia.
El presupuesto público que va a la corona viene de un porcentaje de los beneficios del Crown Estate, un conjunto de tierras y propiedades inmobiliarias en Reino Unido que pertenecen al monarca británico como una sola corporación y que tienen un valor estimado de más de 18.000 millones de euros. Este estatus legal permite que las propiedades pasen de un titular a otro sin interrupción y, también, sin impuestos.
Los ingresos provenientes del Crown Estate van a la Tesorería de Reino Unido, encargada de ejecutar las políticas fiscales y económicas del gobierno. Luego, la Tesorería le da al monarca normalmente un 15% de las ganancias del Crown Estate de los dos años anteriores, mientras que el Ejecutivo se queda con el resto. El pellizco se subió al 25% en 2017, con el argumento de poner al día Buckingham, la principal residencia de los monarcas británicos en Londres. Nadie sabe cuándo volverá a rebajarse, si se hace.
Dentro del dossier de propiedades del Crown Estate hay de todo, desde la mayor parte de Regent Street, una de las calles comerciales más importantes de Londres y en la que se agolpan las marcas de lujo; la mitad del exclusivo distrito de St. James, en el centro de la capital, y donde a los comercios se suman oficinas y villas; el Hipódromo de Ascot, Hyde Park, Windsor Great Park o la Torre de Londres, bloques enteros de oficinas o viviendas, granjas, tierras con petróleo, gas, minas y molinos de energía eólica y hasta la placa continental de Gran Bretaña y su fondo marino. 17.000 millones se estima que vale todo eso como poco, propiedades que no son suyas, sobre las que no decide por ejemplo una venta, pero que sí benefician a la corona.
Fue en 1760 cuando el rey Jorge III decidió ceder al Gobierno estas posesiones a cambio de una asignación anual. "Para el beneficio de todos", dijo entonces el monarca, que se reservaba un dinero que "respalde los deberes oficiales como jefe del Estado y jefe de la nación", reza en el acuerdo. Ese pacto debería conllevar aparejado el reto de la transparencia, pero aunque hay un informe anual de movimientos, hay aún zonas de sombra no accesibles. La llamada Ley de Libertad de Información (FOI), pese a su nombre, impide una mayor claridad.
Las otras vías de dinero: ducados e inversiones
La Subvención no es la única vía por la que llega dinero a Carlos y los suyos. Hay también dos ducados reales que le aportan suculentas libras. En su herencia, el más importante es el Ducado de Lancaster, una propiedad privada que genera millones en ingresos y que se trasmite de monarca a monarca. El segundo ducado, el de Cornwall, pertenece al príncipe de Gales, el título del heredero de los monarcas británicos que Carlos le pasó a su hijo Guillermo.
Las propiedades rurales del Ducado de Lancaster consisten en más de 18.000 hectáreas de tierra en Inglaterra y Gales, la mayoría en el norte de estas regiones. También abarca un gran número de propiedades residenciales, comerciales y financieras en el centro de Londres, que se suman a las ya sabidas del Crown Estate. Este ducado, propiedad de la Casa Real desde 1399, aporta el dinero que se necesita para cubrir los gastos a los que no llega la Subvención y es el grueso de lo que se llama dinero privado o monedero privado del rey, aunque también se emplea en otros miembros de la familia.
La BBC informa de que a marzo de 2022, el Ducado de Lancaster estaba valorado en 652,8 millones de libras esterlinas (unos 742 millones de euros), que le generaron a Isabel II un superávit neto de más de 25 millones de euros. Son datos aportados por el mismo Ducado, oficiales, pues. Por su parte, el Ducado de Cornualles -que fue establecido por Eduardo III en 1337 para dar independencia a su hijo y heredero al trono-, posee tierras ubicadas principalmente en el suroeste de Inglaterra. Se estima que abarca el 0,2% de todas las tierras de Reino Unido. Por algo a Isabel se la llamaba la mayor terrateniente del mundo. Su beneficio el año pasado fue apenas medio millón menos que el de Lascaster, 24,5 millones.
No sólo es lo que generan, sino que lo hacen muy limpiamente, toda vez que ninguno de los dos ducados está sujeto al pago de impuestos y la forma en que se gastan las ganancias que generan estas propiedades no se hace pública. La comisión parlamentaria que existía para pasar revista a sus cuentas desapareció y quedó integrada en una más general en la que de las cosas reales se pregunta poco.
Hay que incluir, además, los ingresos de las carteras de inversiones personales y de las propiedades privadas puras de la Casa, como los palacios de Balmoral y Sandringham Estate, muy queridos por la familia real para sus vacaciones. Carlos hereda, también, una amplia colección de arte (los tesoros de la Colección Real), residencias oficiales y las famosas joyas de la corona que pasan de monarca a monarca y que no se pueden vender. Todo suma un patrimonio casi incalculable y, desde luego, no hecho público.
Saber lo que tiene Carlos III es, pues, complicado: el diario The Guardian ha trabajado durante meses en una investigación que señala que su fortuna asciende a 1.800 millones de libras (más de 2.000 millones de euros), acumuladas en su largo tiempo como príncipe de Gales. Además, según un acuerdo con el primer ministro John Major (derecha), Isabel II aceptó pagar de manera "voluntaria" impuestos sobre su asignación personal, pero no incluyó los bienes heredados o rendimientos de capitales, una de las claves de la fortuna de Carlos, mientras que los demás ciudadanos deben pagar un 40% por el impuesto de sucesiones. Así, Isabel se puso a hacer voluntariamente la declaración de la renta y se espera que su heredero haga lo propio ahora.
Desde el Palacio de Buckingham refutaron los cálculos de The Guardian como “una mezcla sumamente fantasiosa de especulaciones, presuposiciones e inexactitudes”. Pero quienes están familiarizados con la situación económica de los Windsor dicen que la familia tal vez no sepa exactamente cuánto tiene, ni qué es suyo y que no.
El semanario The Sunday Times incluyó a la reina Isabel en su lista de las personas más ricas de Reino Unido con 390 millones de euros, mientras que la revista Forbes estimó su riqueza en algo más, 452. Esta misma revista sostiene que la de Carlos es la familia real que más gasta en Europa, seguida de Mónaco y Países Bajos, en una lista que cierran España y Suecia. También añade que toda la familia tiene un patrimonio que supera los 79.000 millones de euros entre terrenos, derechos o negocios.
Organizaciones como Republic, que aboga por el republicanismo en Reino Unido cada día con más eco, estima que el coste total de la monarquía es de alrededor de 345 millones de libras esterlinas, unos 362 millones de euros. Frente a eso, la lectura que enarbolan los monárquicos: lo que aportan supuestamente a la economía patria. La firma consultora Brand Finance estimó en 2017 que la familia real británica generó más de 1.800 millones de euros a las cuentas nacionales, sobre todo por su atracción en el turismo, pero no hay datos oficiales al respecto.
Mucho se ha hablado de las intenciones de Carlos de modernizar y "adelgazar" la monarquía, una idea seductora para quienes piensan que la realeza cuesta más de lo que vale. Las personas familiarizadas con la visión de Carlos creen que más que rebajar el gasto, el rey buscará maneras de generar más dinero, ganancias que engrosen las arcas públicas y de instituciones benéficas, pero también de la familia real y la corona.
Ahora es el momento de descubrirlo.