¿Qué consecuencias tendrá que Rusia suspenda el tratado de desarme nuclear con EEUU?
El movimiento supone un paso atrás en los avances contra la proliferación de armas de destrucción masiva que marcaron el final de la Guerra Fría entre EEUU y la URSS.
Vladimir Putin mantiene su posición con uñas y dientes. Durante su discurso sobre el estado de la nación rusa, el líder ruso ha reafirmado que Rusia "no puede ser derrotada en el campo de batalla", y ha acusado a Occidente de prolongar el conflicto que él mismo dio orden de iniciar hace casi un año.
En su retórica poco dada a un diálogo que vaya más allá de los cañones y las bombas, Putin se ha referido al país vecino como "los territorios rusos hoy conocidos como Ucrania" como los que han sufrido la agresión, para reafirmar posteriormente que la Federación Rusa tiene derecho a defenderse.
Como señal de fuerza y empeño, el autócrata ha anunciado la "congelación" del Tratado New STAR, heredero del STAR III, firmado por el expresidente Obama y el exprimer ministro ruso Dimitri Medvedev en 2010, y que suponía un nuevo avance en la reducción de los arsenales nucleares de las principales potencias: Estados Unidos y Rusia.
¿Qué significaba este tratado?
Para entender la relevancia de estos acuerdos hay que retrotraerse varias décadas en el tiempo. Durante los años 60, con la crisis de los misiles, Estados Unidos y la Unión Soviética (URSS) estuvieron al borde de la confrontación nuclear.
Sin embargo, lo que evitó dicha guerra fue, principalmente, que daba igual quién atacara primero, pues el simple hecho de iniciar un conflicto de semejante magnitud aseguraba aniquilación total del mundo entero. Es lo que se bautizó como Destrucción Mutua Asegurada.
A partir de aquella década, en la que se bordeó la hecatombe nuclear y la extinción del mundo como se conoce hoy, tanto la URSS como Estados unidos accedieron a acordar, mediante una serie de tratados a lo largo del tiempo, la reducción de sus arsenales nucleares.
Desde 1972 hasta el último de 2021 se han firmado seis tratados que limitan el uso y la multiplicación de misiles balísticos y armas nucleares. El que se formó hace dos años fue el que se conoció como New START, que rubricaron la administración del presidente estadounidense Joe Biden y el propio Vladimir Putin.
El New START supuso la prórroga del que firmaron Obama y Medvedev, por el cual las potencias se comprometían a limitar su arsenal a 1.550 ojivas nucleares y 700 misiles balísticos, a 800 el número de lanzaderas desplegadas y en la reserva. Rusia queda ahora fuera de estos compromisos, lo que supone un paso atrás en el control de armas.
Los arsenales nucleares actuales
Rusia y Estados Unidos siguen concentrando una ingente cantidad de armas nucleares en sus arsenales. Según el Stockholm International Peace Research Institute, cuyos datos cita la Dirección de Seguridad Nacional (DSN) de España, el país de Joe Biden contaría con alrededor de 5.800 armas nucleares, y el que lidera Putin alrededor de 6.375.
Otros países con armas nucleares, aunque con arsenales sensiblemente inferiores, son por ejemplo Francia, Reino Unido, China, Pakistán, India, Israel y Korea del Norte.
En los últimos años, antes de la prórroga del START III, según apunta la DSN en su web, se venía produciendo en el mundo un deterioro en los avances en la lucha por la reducción de los arsenales nucleares. Mientras se avanzaba en algunos puntos, en otros como el tratado sobre el programa nuclear iraní entre Occidente y la República Islámica, se encallaba o no se conseguía avanzar.
Ahora, Putin ha decidido suspender su participación en el New START, que en este caso sería como si se retirara uno de loa países que son cabeza de cartel. Las reacciones no se han hecho esperar, y el secretario general de la OTAN, Jen Stoltenberg, ha exigido a Rusia que "reconsidere" su decisión, ya que compromete la seguridad global y "desmantela toda la arquitectura sobre el control de armas". La Destrucción Mutua Asegurada ya no suena a viejo sesenta años después.