Miles de supervivientes siguen en situación crítica seis meses después de los seísmos en Siria y Turquía
Cuatro millones de niños siguen necesitados de ayuda mientras mujeres y adolescentes se quedan sin atención médica sexual y reproductiva.
Miles de supervivientes de los terremotos que asolaron Siria y Turquía el 6 de febrero de este año siguen expuestos a una situación humanitaria crítica, como demuestra el riesgo que corren, por ejemplo, cuatro millones de menores necesitados solo en suelo turco, o miles de embarazadas que están atravesando un "desafío sin precedentes" para dar a luz en el noroeste de Siria.
La oficina de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD) de Turquía, dependiente del Ministerio del Interior, informó del primer terremoto a las 04.17 hora local (02.17 hora peninsular española) en el sur del país y cerca de Ganziatep, capital de la provincia del mismo nombre limítrofe con Siria.
Según explicó a esta agencia el director general del Centro Nacional Sísmico, Raed Ahmed, se trataba del terremoto "más fuerte" desde 1995, cuando se instaló la red nacional de supervisión sísmica.
Apenas veinte minutos después, le siguió una réplica de 6,7 de intensidad con epicentro también cercano a Ganziatep. Cerca de mediodía, a las 13.24 horas (11.24 hora peninsular española), se registró otro terremoto de intensidad 7,5 con epicentro a 4 kilómetros de Ekinözü, también al sur de Turquía, y a 10 de profundidad.
Las cifras de víctimas a día de hoy hablan de unos 59.200 muertos y 121.700 heridos, la mayoría registrados en Turquía (50.700 fallecidos, 107.000 heridos). Sin embargo, la realidad en el noroeste de Siria es mucho más esquiva: los 8.400 muertos y 14.500 heridos constatados hasta ahora podrían ser muchos más dada la imposibilidad de verificar las estimaciones por la situación de conflicto y desgobierno en el esta zona del país.
Ello sin mencionar el devastador impacto material y de infraestructura: 345.000 edificios resultaron afectados por los desplazamientos tectónicos y sus réplicas, la mitad de ellos según Turquía "prácticamente destruidos o muy dañados", entre ellos escuelas, hospitales, sedes institucionales de atención y un largo etcétera.
La ONG británica Cuerpos Médicos Internacionales, en su balance sobre los seis meses de los seísmos, relata cómo sus trabajadores humanitarios en las zonas afectadas "son testigos de necesidades masivas, desde alimentos básicos y vivienda, hasta salud, apoyo psicosocial y la necesidad de protección contra la violencia de género". Los cooperantes denuncian especialmente la situación en zonas rurales sirias de Alepo y Latakia, debido a la escasez de recursos y la accesibilidad limitada a los servicios.
Los niños, los más afectados
Acción contra el Hambre recuerda que, de tres millones de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares, más de un millón y medio siguen viviendo a día de hoy en asentamientos y que cuatro millones de menores necesitan ayuda humanitaria en el país.
En Siria, los terremotos han ejercido todavía más presión sobre los servicios públicos y algunos sectores concretos como la sanidad, la vivienda, los medios de subsistencia, el agua y saneamiento, se suma a las múltiples crisis que vivía de antemano el país: el conflicto que dura ya más de doce años, la pandemia de la COVID-19, la escasez de combustible, la recesión económica, el brote de cólera y la prolongada sequía. Son más 15 millones de sirios los que necesitan ayuda humanitaria, según Naciones Unidas.
"Tras una catástrofe, los padres ya no pueden alimentar adecuadamente a sus hijos debido al estrés. Los niños y niñas necesitan tener una nutrición adecuada porque puede afectarles más adelante", avisa en este sentido la coordinadora de nutrición de Acción contra el Hambre en Turquía, Kenda Al Nsour.
Embarazadas sirias en peligro
Por su parte, Alianza por la Solidaridad-ActionAid recuerda que 2,3 millones de mujeres y niñas se han quedado sin acceso a atención médica, en particular atención médica sexual y reproductiva.
Con los hospitales y las clínicas destruidos por el terremoto y los ataques a las instalaciones sanitarias, el embarazo, el parto y el cuidado de bebés se han vuelto peligrosos para las mujeres, que también han soportado la peor parte de los 12 años de conflicto.
"Dar a luz debería ser un momento feliz para cualquier madre pero, en cambio, para las mujeres del noroeste de Siria, se ha convertido en una peligrosa carrera de obstáculos", lamenta Alam Janbein, responsable de la respuesta humanitaria en Siria-Turquía de la ONG ActionAid.
"Todas las mujeres tienen derecho a dar a luz en un entorno seguro y de cuidados. Sin embargo, como vemos con demasiada frecuencia, en las situaciones de emergencia, son las necesidades de las mujeres las que primero dejan de ser prioritarias", agrega Janbein.
Después del terremoto, el precio de los productos básicos aumentó un 40 por ciento, lo que supuso una carga adicional para las familias que ya estaban en la miseria. En muchos contextos en todo el mundo, el matrimonio infantil puede ser un mecanismo de supervivencia negativo para aliviar las dificultades económicas. En un momento en que países de Oriente Próximo están expuestos a niveles récord de inflación alimentaria, las adolescentes corren un riesgo aún mayor.
"El embarazo, el parto y el cuidado de los niños no se detienen en una crisis. A medida que nos enfocamos en la recuperación en Siria, los servicios para mujeres y menores deben estar al frente y en el centro de la respuesta internacional, y su protección debe ser una prioridad", asegura la líder de la respuesta humanitaria Siria-Turquía de ActionAid.
"Aunque el terremoto solo duró unos minutos, el número de víctimas entre mujeres y niñas podría durar toda la vida", añade.