Macron sigue adelante y confía en que la reforma de las pensiones entre en vigor este año
El presidente galo, victorioso tras una doble moción de censura, dice que "hay que escuchar la cólera" de los ciudadanos, pero no tolerará un desbordamiento".
El presidente francés, Emmanuel Macron, mostró hoy su confianza en que la reforma de las pensiones aprobada por el Parlamento entre en vigor antes de final de año, pese a las protestas callejeras contra ese proyecto.
"Sería bueno para que 1,8 millones de personas vean aumentada su pensión unos 600 euros por año", aseguró el presidente en una entrevista a las dos principales cadenas de televisión del país.
Macron aseguró que la reforma depende ahora del dictamen del Consejo Constitucional, pero no de las protestas callejeras que, dijo, "hay que respetar cuando son pacíficas pero no cuando acuden a la extrema violencia".
Aunque reconoció que "hay que escuchar la cólera" de los ciudadanos, advirtió de que "no se va a tolerar un desbordamiento", porque "la cólera legítima" contra la reforma no justifica la violencia.
Ante la proliferación de huelgas y bloqueos de algunos sectores económicos, dijo que "los bloqueos deben levantarse cuando afectan a la vida económica", por ejemplo en las refinerías y la distribución de combustible o en las recogida de basuras.
Macron, que el lunes superó el trance de dos mociones de censura, sólo reconoció un error en todo este proceso: el de "no haber conseguido convencer" a los ciudadanos de la necesidad de la reforma de las pensiones, que según las cifras el Gobierno entrarán en un déficit que crecerá hasta los 12.500 millones de euros para 2030.
"¿Creen que me gusta hacer esta reforma? No", aseguró, antes de insistir en que se ha desechado bajar las pensiones o subir las cotizaciones de empresas y trabajadores ("somos uno de los países con más impuestos de Europa), lo que solo deja la opción de trabajar más.
"Ninguna fuerza sindical ha propuesto compromisos. Nos han dicho que no querían ninguna reforma", insistió.
El presidente aseguró entender el enfado de muchos ciudadanos cuando ven los extraordinarios beneficios de las grandes empresas y aseguró que pedirá al Gobierno que se les obligue a "participar en el esfuerzo colectivo" de la nación.
Confía en su primera ministra
Macron reiteró también en su alocución su confianza en la primera ministra, Élisabeth Borne, cuya posición había quedado debilitada tras no alcanzar una mayoría sólida para aprobar la reforma de las pensiones. Borne "tiene toda mi confianza para conducir este equipo gubernamental y construir un programa legislativo", afirmó hoy el presidente.
El liberal aseguró que avanzarán en sus reformas para que den fruto y beneficien a los ciudadanos, y aseguró que Borne tendrá que buscar más apoyos parlamentarios para adoptar "leyes más concretas y visibles". "Vamos a continuar avanzando a marchas forzadas", indicó el presidente, que descartó así el giro político que le exige la oposición.
Preguntado sobre si el país está fracturado por la discutida reforma de las pensiones, que rechaza casi un 70 % de la población, según diversas encuestas, Macron reconoció que "la reforma es muy difícil" para él y asumió la "impopularidad" que le puede suponer.
Además, constató que en el Parlamento "no hay una mayoría alternativa", ya que la oposición está fracturada de forma drástica entre la izquierda y la extrema derecha, con grupos menores de centro y derecha.
El presidente, al que le quedan cuatro años de su segundo mandato, insistió en que, a pesar de la fuerte oposición que ha suscitado la reforma de las pensiones en el Parlamento y en la calle, el Ejecutivo y él van a intentar relanzar el diálogo con otras fuerzas políticas, porque "no hay derecho al inmovilismo".
Macron trazó como objetivos para el resto de su mandato el refuerzo de la seguridad, el aumento del gasto militar y continuar el proceso de transformación industrial para atraer más actividades productivas a suelo francés, relacionadas sobre todo con la nueva economía verde. "Durante décadas hemos sido un país acostumbrado a gastar y a no producir", lamentó.
"Contribución excepcional" a empresas con altos beneficios
Algo tenía que ofrecer Macron a un pueblo enfurecido, así que también ha aprovechado su intervención para anunciar que introducirá "una contribución excepcional" a las grandes empresas que están teniendo grandes beneficios para que los trabajadores puedan beneficiarse de los mismos.
"Hay un cierto cinismo cuando las grandes empresas tienen beneficios tan excepcionales que pueden incluso comprar sus propias acciones", dijo en la misma entrevista. Macron consideró que esos beneficios explican buena parte del enfado social de una parte de la población en el momento en el que su reforma de las pensiones les exige trabajar dos años más para hacer frente a la difícil coyuntura.
El presidente indicó que las grandes eléctricas ya pagan una contribución en ese sentido impuesta a través de las normativas europeas, pero señaló que se lo exigirá a otras, aunque no detalló sectores o nombres de empresas.
Para aplacar la cólera de las clases medias, que no acceden a esos grandes beneficios y, al tiempo, tampoco a las ayudas estatales, anunció también una reforma de los sistema de subsidio de los más desfavorecidos.
En este sentido, Macron aseguró que "son necesarios derechos y deberes reforzados" para quienes cobran esos subsidios y aseguró que buscarán fórmulas para devolverles lo antes posible al mercado laboral para que no se eternicen en su cobro.