Los mapas que explican la resurrección del peronismo (entre otras claves) en Argentina
El candidato de Unidos por la Patria se alzó con una victoria inesperada frente al favorito, el ultra Javier Milei. Pero el camino a la segunda vuelta se encuentra plagado de interrogantes.
La motosierra con la que Javier Milei pretendía talar buena parte de los organismos estatales argentinos se ha gripado este domingo contra las urnas. El excéntrico candidato de La Libertad Avanza (LLA), ultraderechista y "anarcocapitalista", se dio de bruces con una realidad electoral en la que el peronismo recuperó terreno a las encuestas. El partido Unión por la Patria, del candidato Sergio Massa, actual ministro de Economía, se alzó con la victoria en primera ronda y el mapa argentino se tiñó de un azul inesperado.
Massa obtuvo la primera posición con un 36,68% de los votos frente al 29,98% de Milei, y serán los contrincantes para la segunda vuelta del 19 de noviembre. El peronismo vuelve a demostrar que es una ola que siempre regresa en Argentina. Pero ¿qué es el peronismo? El concepto no tiene una definición fácil, como dirían los propios argentinos: es un quilombo. Pero podría entenderse prácticamente como una religión.
El peronismo desciende del legado del general Juan Domingo Perón, que desde que accedió al poder en 1946 impulsó la economía argentina por medio de una fuerte industrialización, implantó el sindicalismo llevó a cabo una serie de políticas sociales que universalizaron en buena medida servicios públicos como la educación. El relato de Perón, además, no puede desligarse de su consorte: Evita Perón.
Sin embargo, también fue un régimen autoritario que se distinguió por una corrupción sistémica. Fue derrocado en 1955 por un golpe militar en la conocida como Revolución Libertadora, que inauguró el carrusel de dictaduras militares, trufadas de periodos democráticos, que asolaron al país hasta los años 80.
Sin embargo, la sombra peronista es alargada. De regreso al símil teístico, Perón sería una suerte de Jesucristo que ha sido aclamado (y apropiado) por decenas de adeptos que transitan desde la derecha hasta la izquierda política más y menos democrática. De hecho, en esta primera vuelta electoral, Massa no fue el único peronista agraciado con un buen resultado.
¿Qué ocurrió el domingo?
Un vuelco, un terremoto y una debacle. El vuelco corresponde al peronismo de Massa, que dejó por los suelos todas las encuestas al coronarse con la primera posición con más de cinco puntos de ventaja sobre el favorito, el candidato de LLA. La victoria de Massa se explica principalmente en sus buenos resultados en la provincia de Buenos Aires, en la cual vive en torno al 37% de la población argentina y donde cosechó el 43% de los votos.
El terremoto: Milei, un candidato rupturista, anti-establisment, con propuestas como acabar con una buena parte de los ministerios, los subsidios o dolarizar la economía. Todo tras una campaña en la que, según él, algunos de las estrategias se las dictaba Conan. Pero no el bárbaro, sino nada menos que su perro fallecido con el que asegura que contacta vía médium.
Con todo, ha logrado casi un 30% de los sufragios. Aunque en número de votos apenas ha conseguido mejorar con respecto a las elecciones primarias (PASO) del pasado agosto, donde fue el más votado. En esa comparativa, Massa vuelve a coronarse con una revancha contundente, el peronista mejoró sus resultados en torno a 4,57 millones de votos frente al aumento de en torno a 700.000 de Milei. Por su parte, el anarcocapitalista consiguió ser el más votado en Córdoba (33,54%) y Santa Fe (32,47%), también provincias clave.
Finalmente, la debacle del domingo corresponde Patricia Bullrich, candidata de Juntos por el Cambio (JxC), una amalgama de partidos entre los que se encuentran el PRO, del expresidente Mauricio Macri, y la Unión Cívica Radical (UCR), uno de los tótems políticos argentinos, responsables de la transición a la democracia tras la última dictadura militar (1976-1983) y al cual perteneció el mítico expresidente Raúl Alfonsín.
La implosión de Juntos por el Cambio
La formación de Bullrich es una de las que peor paradas salen de la noche electoral. Tras perder las presidenciales en 2019 frente al actual presidente, Alberto Fernández, JxC se ha visto larvada por una serie de luchas internas que han ido desgastando la candidatura. En las elecciones primarias, la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta, considerada el ala moderada, fue derrotada por Bullrich, lo que en términos políticos se leyó como una derrota del ala más pragmática y moderada, la que más posibilidades podría haber tenido frente al ultra Milei.
La tensión interna, encarnada en las fricciones entre la UCR y el PRO, por otra parte, han terminado de difuminar el proyecto político. Según el diario argentino Pagina 12, los sectores de la UCR sienten que las facciones macristas, a las que acusan directamente de "traición", han jugado en su contra. La sospecha se ha sido alimentada hasta por el propio expresidente, que ha mostrado en los últimos tiempos una indefinición en la que se ha llegado a atisbar un acercamiento demasiado estrecho a las posiciones de Milei.
El electorado de JxC se antoja especialmente relevante de cara a la segunda vuelta, y Milei podría haberse puesto palos en las ruedas. El ultra es un enemigo declarado de la UCR, sobre los que ha vertido todo tipo de insultos y ataques, enfangándose contra unos votantes y cuadros de partido que serán decisivos para decidir quién será el próximo inquilino de la Casa Rosada.
En medio de todo este desorden, JxC ha mantenido su principal feudo electoral, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una victoria por completo insuficiente si se tiene en cuenta que ha quedado a seis puntos del ultraderechista de LLA.
Schiaretti, el peronismo cordobés
Más allá de los dos contrincantes para la segunda vuelta y el tercero en discordia, la noche tuvo otro protagonista: Juan Schiaretti y el 6,78% de los votos que consiguió reunir. Especialmente en la provincia de Córdoba, antes mencionada como clave y donde su partido, Hacemos por Nuestro País, alcanzó la segunda posición con un 29,01% de los votos. Milei fue el más votado, Bullrich consiguió el 22,62% y Massa apenas un 13,42%.
Schiaretti forma parte de una de las facciones del peronismo no alineadas con el Kirchnerismo (corriente adepta al general que abrió el expresidente Néstor Kirchner, del Partido Justicialista, y continuó su esposa Cristina Fernández de Kirchner).
Tras conocerse los resultados, Massa no tardó en apelar y saludar a "Juan", en lo que se atisba como una de las pugnas más fuertes de las próximas cuatro semanas: la seducción a los votantes de Hacemos por Nuestro País por parte de Unidos por la Patria y La Libertad Avanza.
Schiaretti no se ha prestado a dar apoyo a ninguno de los dos candidatos a la segunda vuelta, pero no es baladí que su ascendencia política está formada por figuras que en el pasado fueron aliados de Massa, concretamente Juan De la Sota, uno de los gobernadores que han marcado la política cordobesa frente a Buenos Aires.
Quedan cuatro semanas, y Argentina se debate entre un candidato y ministro de Economía asediado por una inflación del 140% y posiciones conservadoras en lo social en temas como, por ejemplo, el aborto, y el salto al vacío de un personaje, Milei, que acusa un fuerte histrionismo con ideas tales como legalizar la venta de órganos. Massa parte con el envión inesperado de la primera vuelta, pero cuenta con el tiempo justo antes de que Milei vuelva a arrancar la motosierra.