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Las torturas de Rusia para que los ucranianos luchen entre ellos

Las torturas de Rusia para que los ucranianos luchen entre ellos

Los prisioneros y civiles son coaccionados hasta que aceptan luchar para las tropas rusas.

Compañeros de armas de Dmytro Kotsiubailo, oficial comandante del batallón «Lobos Da Vinci.Global Images Ukraine via Getty

La pasada semana se reportaron algunas denuncias sobre el reclutamiento forzoso de ciudadanos ucranianos de los territorios ocupados para luchar junto a las tropas rusas contra sus compatriotas.

"Los primeros reclutas de los territorios ocupados de Mariupol fueron obligados a alistarse en el ejército ruso. Los jóvenes fueron enviados junto con otros "presos" de los territorios ucranianos ocupados", criticó en Telegram el Ayuntamiento de Mariupol, una ciudad en la región ocupada de Donetsk.

Se trata de una práctica que las tropas de Vladímir Putin llevan practicando desde que comenzó la invasión de Ucrania. De hecho, el Ministerio de Defensa ruso aseguró el año pasado que, de los 300.000 hombres movilizados en el otoño de 2022, 80.000 eran ucranianos de las regiones ocupadas de Donetsk y Luhansk.

Abusos, tortura y coerción como política de Estado

En los territorios de Ucrania bajo ocupación rusa, se ha denunciado la existencia de un sistema de abusos sistemáticos contra prisioneros de guerra y civiles detenidos. Según informes, más de 22.000 ucranianos se encuentran recluidos en más de 100 cárceles, centros de detención y campamentos improvisados. De ellos, 8.000 son prisioneros de guerra, mientras que el resto son civiles. 

Las condiciones de detención son inhumanas, y la tortura y coerción son prácticas extendidas, empleadas como herramientas de control e intimidación. Human Rights Watch (HRW) corrobora estas denuncias, recopilando testimonios de prisioneros que describen condiciones extremas y amenazas constantes.

Alice Jill Edwards, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la tortura, afirma que estas prácticas no son actos aislados. "Esto forma parte de una política estatal para intimidar", asegura, detallando abusos como desapariciones forzadas, ejecuciones sumarias y violencia sexual.

Un detenido, identificado como Yurii, relata a HRW que, tras negarse a unirse al ejército ruso, fue confinado en una celda sobrepoblada con enfermos de tuberculosis y privado de alimentos y agua. "Cuando nos quejamos, nos responden: 'si no te gustan las condiciones aquí, ir a la guerra es tu salida'", cuenta.

Otro prisionero, Oleksandr, describe que pasó años en una celda sin calefacción mientras soportaba constantes presiones para alistarse en el ejército ruso. "La administración viene periódicamente y trae formularios de alistamiento, presionándolos para que se ofrezcan como voluntarios… Muchos detenidos ya han aceptado. Aquellos que aceptan son enviados inmediatamente al frente, sin entrenamiento, sin nada", señala.

Pasaporte o persecución: la ciudadanía rusa como arma

Rusia también utiliza la imposición de la ciudadanía rusa como una herramienta de control en los territorios ocupados. Quienes no aceptan un pasaporte ruso enfrentan privaciones extremas, desde la pérdida de acceso a servicios esenciales hasta el riesgo de detención y deportación. Según las leyes firmadas por Vladímir Putin, los residentes que no adopten la ciudadanía rusa para julio de 2024 serán considerados "extranjeros o apátridas", una categoría que los deja en una posición de vulnerabilidad absoluta.

Esta estrategia no solo limita los derechos de los ucranianos, sino que también los convierte en objetivos de movilización forzada. Los hombres que aceptan el pasaporte ruso pueden ser enviados al frente sin entrenamiento militar adecuado. En palabras de Kateryna Rashevska, abogada de derechos humanos, "estas personas son obligadas a servir en las fuerzas armadas rusas, lo que constituye un crimen de guerra".

El civil ucraniano Vyacheslav Ryabkov narra que los soldados rusos lo golpearon tres veces hasta que le quitaron el pasaporte ruso. Le rompieron las costillas, pero le dejaron la cara de forma que no tenía hematomas visibles en la foto del pasaporte.

Después de aceptar el pasaporte, los soldados regresaron y le preguntaron: "¿Por qué no luchas por nosotros? Ya tienes un pasaporte ruso" . Uno de ellos "le dio un golpe con la culata del fusil en la cara a Ryabkov, destrozándole el puente de la nariz". Continuaron golpeándole hasta que cayó inconsciente.

Abusos contra mujeres y menores

La coerción se extiende incluso a los niños nacidos en territorios ocupados, quienes automáticamente reciben la ciudadanía rusa. Aquellos que no son registrados como ciudadanos rusos enfrentan el riesgo de ser separados de sus familias o enviados a zonas remotas de Rusia

La población civil, especialmente mujeres y niños, está siendo utilizada como herramienta de presión contra los hombres considerados "desertores" por las fuerzas de ocupación. Las fuerzas de ocupación rusas "anunciaron que quienes no cumplan serán deportados y sus hijos serán enviados a orfanatos", denuncia Halyna, residente de una ciudad ocupada en la región de Zaporizhia