La UE busca reducir su dependencia en áreas "sensibles" como defensa o sanidad hasta 2029
Incluye espacio, productos farmacéuticos, químicos, biotecnología o inteligencia artificial.
La Unión Europea priorizará en el próximo lustro mejorar su seguridad económica y reducir su dependencia de terceros en "sectores sensibles" y "tecnologías clave para el futuro" como defensa, espacio, productos farmacéuticos, químicos, biotecnología o inteligencia artificial.
La agenda estratégica 2024-2029 aprobada este viernes por los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete consagra el refuerzo de la competitividad y la autonomía europeas como prioridades después de que la pandemia y la guerra en Ucrania las hayan elevado al centro del debate durante la última legislatura.
Ambas crisis pusieron de relieve los riesgos de la exacerbada dependencia del bloque europeo para procurarse suministros esenciales - desde mascarillas hasta semiconductores pasando por gas natural- en un contexto de tensiones geopolíticas y aumento del proteccionismo, empujándole a apostar por políticas de impulso a la producción local y diversificación de proveedores destinadas a continuar.
"Reforzaremos nuestra seguridad económica, reduciremos dependencias perjudiciales y diversificaremos y aseguraremos nuestras cadenas de suministros estratégicas, incluyendo con el refuerzo de nuestra seguridad marítima", dice el documento, que llama también a aumentar la "capacidad propia en sectores sensibles y tecnologías clave para el futuro".
Los líderes citan como áreas prioritarias para el próximo lustro la defensa, el espacio, inteligencia artificial, tecnología cuántica, 5G y 6G, semiconductores, tecnologías de emisiones cero, movilidad, sanidad, productos farmacéuticos, químicos; y materiales avanzados.
Todas ellas forman parte de los sectores dónde la UE ha identificado desde hace años dependencias que, en algunos casos, son de naturaleza estratégica por su potencial impacto en áreas críticas para el continente como la seguridad, la salud o la transición ecológica.
Dependencias críticas
Según un informe publicado por la Comisión Europea en 2021, la UE tiene una "alta dependencia" de terceros países para el suministro de 137 productos en sectores sensibles (equivalentes al 6 % del valor de sus importaciones), sobre todo de China, origen de más de la mitad de estos productos, seguida de Vietnam (11 %) y Brasil (5%).
Siete de cada diez de esos productos se usan en sectores con alto consumo energético, como materias primas o sustancias químicas, aunque también hay grandes dependencias en el sector sanitario y en bienes relevantes para la transición ecológica y digital, como hidrógeno o chips.
La UE, por ejemplo, solo produce el 1 % de las materias primas que necesita para las baterías de litio, turbinas eólicas o motores de tracción eléctrica. Obtiene de China un 98 % de las tierras raras y el 93 % del magnesio, de Turquía el 98 % de su borato, y de Chile el 78 % del litio, todos ellos esenciales para casi cualquier tecnología.
Los Veintisiete fabrican el 24 % de los ingredientes farmacéuticos activos del mundo, frente al 66 % que representan juntas India y China, y compran al gigante asiático un 45 % de los que importan.
En defensa, un sector en el que apenas ha habido proyectos comunes hasta la invasión rusa de Ucrania, el gasto ascendió a 240.000 millones de euros en 2022, cerca de los 275.000 millones que destinó China, pero casi el 80 % de los equipos militares que adquirió los compró a países extracomunitarios.
Brecha en innovación
Los Veintisiete han multiplicado sus acciones en los últimos años para reducir estas dependencias con iniciativas que pasan por aumentar la producción en territorio europeo, diversificar proveedores, hacer compras conjuntas, relajar las normas para permitir más ayudas públicas o incentivar los consorcios con el sector privado en sectores estratégicos, entre otros.
Es el caso de la Ley Europea de Chips, que busca duplicar la fabricación local de semiconductores para que la UE represente en 2030 el 20 % del mercado global, o la de Industrias de Emisiones Cero, que aspira a aumentar la producción europea de tecnologías limpias hasta cubrir el 40 % de la demanda y competir así con los subsidios masivos de Washington y Pekín a este sector.
Más allá de instar a seguir movilizando financiación pública y privada y mejorar la integración del mercado único, como ya hicieron en abril, los líderes destacan en la nueva agenda estratégica que será "crucial" potenciar la investigación y la innovación.
En 2022, la UE gastó el equivalente al 2,2 % del su PIB e investigación y desarrollo (I+D), por debajo de Estados Unidos (3,5 %), Japón (3,3 %), Corea del Sur (4,9 %) e incluso China (2,4 %), que en 2020 superó a Europa por primera vez en este capítulo, según un informe publicado este mismo jueves por la Comisión Europea.
La brecha con otras potencias se percibe también en el registro de patentes, ya que la UE pasó de representar un 30 % del total mundial en el 2000 al 17,3 % en 2021, por detrás de China (25,4 %) y Estados Unidos (10,7 %).