La grandeza de Gisèle Pelicot: respeta la sentencia y recuerda a todas las "víctimas no reconocidas"

La grandeza de Gisèle Pelicot: respeta la sentencia y recuerda a todas las "víctimas no reconocidas"

La francesa, símbolo de coraje y resiliencia por el juicio público y a cara descubierta contra sus 51 violadores, muestra su "gratitud" profunda por el apoyo recibido en estos meses y confirma que nunca se ha arrepentido del paso dado.

Gisele Pelicot, esta mañana en Aviñón, atendiendo a la prensa tras conocer la sentencia contra su exmarido y sus otros 50 violadores.Manon Cruz / REUTERS

Gisèle Pelicot, la francesa a la que su marido drogaba y ofrecía a otros hombres para ser violada sistemáticamente durante décadas, ha comparecido esta mañana en los juzgados de Aviñón tras conocer la sentencia contra sus agresores

El principal acusado, su exmarido, Dominique Pelicot, ha sido condenado a 20 años, el máximo por violación agravada, mientras que para los demás inculpados, 50, hay penas en general menores a lo pedido por la Fiscalía. Todos ellos han sido declarados culpables. Pelicot, de 72 años, deberá cumplir al menos dos tercios de su condena entre rejas, pero después tendrá la oportunidad de acceder a la libertad condicional.

Las penas menos severas ascendieron a tres años y el total de las condenas para los 51 acusados ascendió a algo más de 400 años de encarcelamiento, una cifra significativamente inferior a los 652 años que sumaban las penas reclamadas por la Fiscalía.

Después de la del propio Pelicot, la pena más amplia fue para un hombre de 63 años que llegó a ir hasta 6 veces al domicilio de la entonces pareja en la pequeña localidad de Mazan (próxima a Aviñón), para violar a la víctima. A él se le castigó con 15 años, tres menos de los que reclamaba la Fiscalía.

La víctima, arropada por cientos de personas congregadas ante el juzgado, ha tenido una comparecencia ejemplar, en la que ha dicho que respeta la sentencia y recuerda a todas las "víctimas no reconocidas", como lo es ella ahora pero como lo fue durante las décadas que duraron los abusos, de los que no se enteraba por estar sometida a sumisión química. Ha mostrado su "gratitud profunda" a quienes la han ayudado en este proceso judicial, iniciado en septiembre, que ella decidió que fuera abierto y a cara descubierta para que "la vergüenza cambiara de bando". 

"Espero que hombres y mujeres puedan vivir en armonía, respeto y comprensión mutua"

Ha confesado que los testimonios la han "revuelto por dentro" en muchas ocasiones, pero sostiene que no se arrepiente del paso dado, porque va encaminado a conseguir una sociedad en la que hombres y mujeres vivan "en armonía, respeto y comprensión mutua". Odio contra los hombres, ni por asomo. Venganza, tampoco. 

Hasta para la prensa ha tenido palabras de elogio por su "tratamiento fiel, respetuoso, útil y exacto" de lo que ocurrió con su cuerpo, con sus derechos y su dignidad. 

Antes de marcharse, los informadores le han preguntado si le parecía justa la sentencia y ella ha dicho que eso es cosa de la Justicia. Sus abogados han anunciado que posiblemente recurrirán para pedir penas más duras. 

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