Los expertos energéticos, con la vista puesta en el próximo invierno: "No nos relajemos"
Varios especialistas analizan la gestión que ha hecho Europa de la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania, un año después del inicio del conflicto bélico.
Un año largo. Un año de guerra en Ucrania. Un año de temor a las consecuencias derivadas del conflicto bélico y los problemas energéticos por las restricciones aplicadas contra Rusia. Pero, finalmente, Europa ha salido adelante y el suministro de gas no se ha visto afectado durante el invierno.
Pero, pese a echar la vista atrás, los expertos ya miran al futuro, no solo deseando el fin de la guerra, sino también analizando el próximo escenario invernal, el de 2023-2024, sabiendo que el actual ha sido más cálido de lo habitual.
Un aviso que el propio Banco Central Europeo ha lanzado en uno de sus informes recientes en el que habla de los “riesgos globales para el mercado de gas natural de la UE” y resalta un hecho por encima de todos, la reactivación comercial y social de China.
El temor a un repunte en las importaciones chinas
En el análisis publicado por la institución europea hablan del temor a un posible repunte en las importaciones chinas de gas natural licuado. Algo que creen que “podría limitar la capacidad de la UE para asegurar el suministro de gas a lo largo de 2023”.
Con las restricciones aplicadas por la pandemia de la covid en el país asiático en 2022, Europa se benefició, con un importante aumento de las importaciones de gas. Algo que según los expertos puede cambiar en los próximos meses. “Es probable que el aumento de la actividad económica estimule un repunte en la demanda de GNL, lo que agregará una presión significativa al mercado global de GNL”, señala el BCE.
Un informe que, para Roberto Gómez, experto energético y profesor de la Universidad Europea de Valencia, es una llamada de atención a que “no bajemos la guardia ni nos relajemos”.
Pese a la advertencia del BCE, él considera que “el gas no va a faltar”, aunque sabe que existe un posible inconveniente, “que China despierte”. “Cuenta con una actividad productiva más baja y está demandando menos materias primas. De ahí el temor a que se convierta en un actor principal en consumo de gas”, añade.
Al igual que Roberto Gómez, Andrés Schuschny, experto energético y profesor del Máster en Energías Renovables de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), celebra la gestión que Europa ha hecho con la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania en 2022 y destaca la “ralentización del nivel de actividad de China” como una de las razones principales por las que el viejo continente ha logrado su objetivo para este invierno.
Perspectivas "optimistas"
Carlos Cagigal, consultor en el sector energético y renovables, destaca a El HuffPost las temperaturas que ha habido durante este invierno. Considera que “está siendo muy suave” y, por ello, “vamos a terminar con las reservas de gas en volúmenes muy altos a la media de los cinco últimos años”.
"El próximo invierno no sólo no está garantizado (el suministro de gas)... sino que no va a haber problemas de suministro hasta 2026", señala, contundente, el experto energético.
Andrés Schuschny considera que ahora la mirada se debe centrar en “el devenir del 2023” y “las potenciales preocupaciones en torno al próximo invierno”. “Al 21 de febrero y según datos de Gas Infrastructure Europe, la UE contabiliza hoy un nivel de reservas en torno al 63% de su capacidad, más de un 50% por encima de los valores que había hace un año. España se encuentra en un nivel de abastecimiento de un 83% de su capacidad”, razona.
Una mejora en las reservas de gas de Europa que ayuda a que las perspectivas sean “optimistas” para 2023. Pero, para evitar posibles riesgos, el experto energético cree que debe ser a partir de mayo cuando “los países de la UE deberán comenzar nuevamente a almacenar sus depósitos de gas natural para tener reservas suficientes para el siguiente invierno“.
Europa ha sabido reaccionar a la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania, pese a que, en palabras de Roberto Gómez, “ha habido escasez para aquellos que no podían permitírselo”, por el preocupante aumento de los precios. “Ya no es que no nos hayamos mentalizado, sabemos que nuestra factura va a ser alta”, explica.
El experto energético apuesta por ir cambiando el modelo de consumo, para “gastar menos” gas. “El mensaje de cara al futuro va a ir en esa dirección”, avisa, justo antes de resaltar que lo ideal sería “intentar desacoplar el gas al sector productivo”.
Por eso, Roberto Gómez, tras recordar que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) también ha mandado el mismo mensaje que el BCE, pide a la gente que “no nos relajemos”. “El gas está bajando. Esto no es flor de un día. Si China despierta, va a demandar gas y se puede complicar. Nos vamos a tener que repartir unos buques metaneros escasos, que van a ir al mejor postor”, razona.
Los pasos adoptados por la Unión Europea para frenar la escasez de gas y aplicar las restricciones a Rusia han sido positivos. Sobre todo viendo los resultados y la capacidad de gas que mantiene el viejo continente en la actualidad. Una respuesta que Andrés Schuschny califica como “notable” y que cree que se produjo gracias a varios motivos.
La respuesta europea “fue notable”
El profesor del Máster en Energías Renovables de la VIU señala que fue clave que el invierno fue “relativamente benigno”, la reducción de la actividad de China y “las medidas de racionalización energética adoptadas por los países del bloque regional que dieron lugar a una reducción de la demanda energética”.
Schuschny también cree que los objetivos se han cumplido porque se pusieron en marcha medidas como “la limitación de los termostatos para el uso del aire acondicionado y la calefacción en edificios públicos” o “el apagado de luces en escaparates y monumentos”.
“Europa ha reaccionado con gran premura y notable capacidad de coordinación al contexto que se fraguó durante el 2022. Sin embargo, para terminar definitivamente con la dependencia del gas ruso deberá mantener el impulso y acelerar su transición energética hacia fuentes alternativas renovables”, expone.
Roberto Gómez va más allá y, tras dividir el gasto de gas entre la producción de electricidad, consumos domésticos y los consumos industriales, justifica que “no hemos hecho cambios drásticos” y “el invierno ha sido bondadoso”.
Ambos coinciden en que, pese a los temores a una reactivación comercial de China, el gas acumulado en algunos países europeos como España está por encima del 80%. Unos niveles “por encima de los que preveíamos” y que sirve “de colchón” ante los miedos a una posible falta de suministro para el próximo invierno.