Este piloto de drones ucranianos sorprende al mundo con su plan para aplastar las defensas rusas
"Los avances con grandes formaciones mecanizadas se están convirtiendo en una cosa del pasado".
En un escenario de guerra cada vez más estático y fortificado, los drones han emergido como protagonistas indiscutibles. Illya Sekirin, piloto ucraniano de drones de combate, plantea una visión futurista: utilizar enjambres masivos de drones para romper las líneas defensivas enemigas, redefiniendo la estrategia militar moderna.
Según Sekirin, los ataques mecanizados masivos, que dominaron los conflictos del siglo XX, están dando paso a tácticas centradas en tecnología avanzada. En un artículo publicado en la British Army Review, Sekirin argumenta que los ejércitos deben crear ramas específicas dedicadas a los sistemas de aeronaves no tripuladas (UAS) y la guerra electromagnética.
"El papel de los UAS y la rama de guerra electromagnética sería particularmente útil para romper posiciones fortificadas enemigas mediante el uso de acciones ofensivas masivas", afirma Sekirin, quien propone una estrategia audaz: desplegar 40.000 drones en oleadas para destruir vehículos, artillería y búnkeres enemigos a lo largo de un frente de 10 kilómetros de ancho y 20 de profundidad.
"Este ataque con drones proporcionaría simultáneamente fuego de cobertura preciso a los vehículos de limpieza de minas amigos y a las unidades de infantería mecanizada que avanzan encargadas de capturar el área. A través de la brecha resultante en la línea del frente, las fuerzas de maniobra convencionales podrían entrar para tomar la iniciativa operativa", justifica.
Este enfoque, según él, no solo reduciría las bajas en las tropas terrestres, sino que también sería más económico que los métodos tradicionales. "Los drones FPV (también conocidos como municiones merodeadoras) se han vuelto tan efectivos que, a un costo de alrededor de 350 a 450 dólares por activo, ahora pueden describirse como la principal arma antitanque del ejército ucraniano", desarrolla.
Sekirin señala que un ataque masivo con drones costaría aproximadamente 20 millones de dólares, el equivalente al precio de dos tanques Abrams. Además, argumenta que la producción de 40.000 drones sería viable, representando menos del 1% del total de unidades comerciales fabricadas a nivel mundial en 2020.
Retos y limitaciones
A pesar de las ventajas, esta estrategia presenta desafíos significativos. La implementación de un ataque con miles de drones requeriría una coordinación impecable para evitar el fuego amigo y minimizar los riesgos para las tropas avanzadas. Además, los drones no son inmunes a las contramedidas: bloqueos electromagnéticos, drones interceptores y defensas aéreas especializadas podrían neutralizar su efectividad.
El propio Sekirin admite que convertir a los drones en una fuerza de ataque masiva requeriría mejorar las comunicaciones y desarrollar tácticas innovadoras para evitar errores fatales.
