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España teme encontrar una base rusa más cerca de lo esperado

España teme encontrar una base rusa más cerca de lo esperado

La caída del régimen sirio deja un vacío estratégico que Moscú podría llenar en el norte de África, agravando las tensiones en el Mediterráneo occidental.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, en el Congreso de los Diputados.Eduardo Parra

España observa con inquietud cómo Rusia podría estar moviendo ficha en el norte de África, con Argelia en el punto de mira como su nuevo enclave estratégico. La posibilidad de una base militar rusa en territorio argelino preocupa profundamente tanto al Gobierno español como a la OTAN, ya que podría redefinir el equilibrio de poder en el Mediterráneo occidental y en el Sahel, regiones clave para la seguridad y estabilidad europeas.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, ya ha mantenido reuniones con la cúpula militar para analizar la situación, según el portal Moncloa. El panorama es claro: la salida de Rusia de Siria, impulsada por el colapso del régimen de Bashar al Assad, abre un vacío geoestratégico que Moscú buscará llenar con rapidez. El Jefe del Estado Mayor de la Defensa, Teodoro Esteban López Calderón, ha señalado que este movimiento tendría un impacto directo en las dinámicas de seguridad en el Mediterráneo y en las frágiles rutas migratorias y antiterroristas del Sahel, que afectan directamente a España.

Durante años, Siria representó un bastión clave para Rusia, con instalaciones como la base aérea de Khmeimim y la base naval de Tartus, que garantizaron su presencia militar en el Mediterráneo. Sin embargo, con la situación cada vez más inestable en Siria y el poder en manos de rebeldes que, aunque pragmáticos, complican el futuro de las operaciones rusas, el Kremlin necesita asegurar una posición alternativa.

Es aquí donde entra Argelia, un aliado estratégico de Vladímir Putin y vecino con quien España mantiene relaciones tensas. Argelia podría ofrecer a Rusia la oportunidad de establecer una nueva base en el Mediterráneo, un escenario que alteraría profundamente las dinámicas de poder en la región y elevaría aún más las tensiones entre Argelia y Marruecos, principales rivales en el Magreb y actores clave en la política exterior española.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez, aunque prudente, sigue la situación con evidente preocupación. Margarita Robles ha subrayado que se monitoriza de cerca cualquier movimiento, conscientes de que el Mediterráneo y el Sahel son zonas donde los cambios se suceden con rapidez. Pero la conclusión es inevitable: una base rusa en Argelia acercaría la influencia militar de Moscú más que nunca a las puertas de España, generando un desafío sin precedentes en términos de seguridad regional.

En este tablero internacional cada vez más complejo, el Mediterráneo occidental vuelve a colocarse en el centro de los intereses estratégicos de España y la OTAN. Lo que ocurra en los próximos meses podría redefinir el equilibrio de poder en el sur de Europa.