El teléfono rojo vuelve a sonar: Trump y Putin, ante una llamada que puede cambiar el mundo (o no cambiar nada)
Con ambos protagonistas al teléfono no hay nada escrito, pero sí muchas cuestiones clave en el aire, empezando por el alto el fuego que EEUU sigue reclamando a Rusia tras alcanzar un difícil acuerdo con Ucrania. No es sólo el qué, importa sobremanera el cómo.

El teléfono rojo vuelve a sonar este martes por la mañana y, posiblemente, ni sus protagonistas sepan qué puede resultar de la llamada. El mero intercambio telefónico es una noticia en sí misma. Todo lo que pueda surgir a partir de ahí, con Donald Trump y Vladimir Putin en línea, es un lienzo en blanco de dimensiones incalculables. Especialmente, cuando hay un alto el fuego en juego. Si importa mucho el qué, lo hace casi más el cómo.
El acuerdo de 30 días de 'paz' que Trump confía en sellar vía telefónica con su "bien conocido" homólogo es el gran aliciente de una llamada esperada y prometida largo tiempo. Semanas en las que todo se ha precipitado alrededor de Ucrania y siempre con el republicano como foco, para su mayor gloria.
El plan ideado por Washington ya logró el difícil 'sí' de Kiev, previa humillación de Zelenski en vivo y en directo en la Casa Blanca. Todo depende de Moscú, en cuyo "tejado" reconoce EEUU haber puesto la "pelota" del fin de la guerra. Al menos un mes, temporalidad que tanto el Kremlin como Putin en primera persona ven con amplios recelos, por la naturaleza misma de un 'alto el fuego' que no cuadra con su estrategia.
Por mucho que Trump lance mensajes de puro optimismo, Moscú frena, reclamando certezas "a largo plazo" para la paz y sus particulares garantías de "seguridad", nada de un parón de 30 días que consideran sólo daría "aire" al ejército ucraniano. Cada matiz conduce a una exigencia mayor, que no van a ceder lo que consideran suyo, en referencia a los territorios ucranianos ocupados en 2014 —Crimea— y desde 2022 —el Donbás—. Rusia ni contempla devolver territorios pese a que no los controla en su totalidad y eso EEUU lo sabe.
Hablarán de paz, eso seguro, condicionada a lo que Trump adelantaba como "dividir ciertos activos" como las "tierras" o las "plantas nucleares", un mensaje ambigüo ante la prensa que inquieta a Kiev. Porque eso es precisamente lo que no quiere Ucrania, dividir activos como su integridad territorial, una de las tres 'líneas rojas' remarcadas este lunes por el Gobierno de Zelenski, que tiene su central de Zaporiyia bajo ocupación rusa. "Concesiones" es la palabra elegida por la administración norteamericana en múltiples ocasiones.
Mientras el teléfono comunica, Kiev no tiene más opción que permanecer a la espera e intentar marcar su perfil propio en forma de límites considerados inaceptables. Además de la indivisibilidad de su territorio, la libertad para reforzar sus capacidades militares y la autonomía para decidir su potencial adhesión a organismos como la OTAN son las otras. Todas chocan con las ambiciones de Putin, dispuesto a ceder en nada.
Lo que pase de auricular a auricular es top secret; no lo es que, hasta hoy, Trump no ha lanzado el menor reproche a la estrategia de Putin, llegando a igualar la responsabilidad de los dos países en guerra. Lo más, un mensaje urgiéndole a aceptar lo ya aceptado por Ucrania. "Creo que le conozco bastante bien y que estará de acuerdo", apuntaba el líder norteamericano recientemente en una entrevista al programa Full Measure.
Sus palabras, pregrabadas, se conocían poco después de que valorase como "muy buenas y productivas" las conversaciones de su enviado a la corte de Putin. Este domingo, a bordo del Air Force One, el magnate republicano añadía ante la prensa nacional lo "mucho" que se había trabajado el fin de semana por un acuerdo al que ve "muchas posibilidades".
Al otro lado, por contra, prefieren guardar un perfil bajo sin salir de un tono oficialista. El Kremlin se limita a hablar de un "paso importante" hacia la "reactivación de las relaciones" entre los dos países. Una vía reabierta desde la vuelta de Trump a la Casa Blanca y especialmente desde el encuentro presencial entre delegaciones estadounidense y rusa en Arabia Saudí. De momento, Trump y Putin no salen en una foto que llegar, llegará. Posiblemente más pronto que tarde, como deja caer recurrentemente el magnate.
Pero, ¿y si uno de los dos cuelga antes de tiempo sin acuerdo? También en esto Moscú se está cuidando de no revelar nada. Ni para bien ni para mal, a diferencia de Trump, que en su reciente entrevista se anticipó al aventurar que un 'no acuerdo' sería una "mala noticia para el mundo, porque está muriendo mucha gente".