El 'show de Trump' vuelve al juzgado: conclusiones del primer día de un juicio histórico
El candidato republicano a la Casa Blanca se sienta en el banquillo del primer juicio penal que se abre contra un expresidente de EEUU y que tratará de aprovechar para su beneficio político
Entre los elementos que caracterizan el género televisivo de los reality, los programas en los que se documentan situaciones de la vida real supuestamente sin guion, destacan la confrontación permanente, la bronca denigrante la deshumanización del adversario y la exaltación de lo vulgar. Con esto ingredientes, el expresidente de los Estados Unidos y más que previsible candidato del Partido Republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, ha definido un estilo de practicar política: la posverdad.
Donald Trump se ha convertido este lunes en el primer expresidente de Estados Unidos que se sienta en el banquillo de los acusados del primer juicio penal contra un antiguo inquilino de la Casa Blanca. Una cita histórica en los tribunales que, como no podía ser menos, el republicano ha aprovechado para repetir algunos de las ideas que han definido su campaña electoral y que lo han llevado a ser la opción preferente en las encuestas.
Como la de presentarse como la víctima de un sistema que controla Joe Biden desde la Casa Blanca y que usa todos los recursos para frenar su posible regreso al Despacho Oval. En el inicio del juicio por los sobornos a la actriz porno Stormy Daniels en la campaña de 2016, Donald Trump ha vuelto a insistir en la teoría de la "persecución política" que habría organizado la Administración demócrata contra él. "Es una causa que nunca debería haberse abierto", aseguraba a su llegada al tribunal de Nueva York donde se celebrará un juicio al que acude, incluso, "orgulloso" de sentarse en en el banquillo de los acusados como víctima de "un asalto contra Estados Unidos".
La Fiscalía acusa a Donald Trump de 34 delitos por presunta falsificación documental, dentro de una trama con la que habría intentado ocultar el pago de 130.000 dólares a la actriz porno para comprar su silencio y que no hablase de una supuesta infidelidad antes de las elecciones de 2016. El magnate justificó el pago como parte de sus gastos legales.
Dentro de la sala, con el ceño fruncido y cara de pocos amigos, Donald Trump ha acudido en silencio a la primera jornada de un juicio que podría extenderse hasta ocho semanas y que este lunes empezaba con la selección de las 18 personas (titulares y suplentes) que formarán parte del jurado que fallará contra o a favor del expresidente estadounidense.
Sin embargo, se descartaron la mayoría de los potenciales jurados convocados después de expresar un sesgo político u otras razones que les impedirían ofrecer un veredicto justo en este proceso inédito en Estados Unidos. De los 96 aspirantes citados este lunes, más de la mitad fueron excusados en los primeros minutos de juicio. La selección seguirá este martes y se espera que dure varios días -se estima que una semana- hasta que ambas partes acuerden un jurado de 12 personas que consideran imparciales.
Merchan, el juez que quiere evitar un circo
Donald Trump, que asume este juicio como un acto de de su campaña electoral, tiene la intención de estar presente en todas las sesiones del proceso, según indicó uno de los abogados de la defensa al juez que supervisará el litigio, Juan Manuel Merchan, que usará todos los recursos para evitar que el expresidente convierta el juicio en un circo. Algo que ha quedado claro con sus primeras decisiones.
Primero, Merchan ha leído a Trump la conocida como Parker warning, un mandato legal que reconoce su derecho a asistir al juicio como acusado pero que, sin embargo, también le informa al acusado que puede acabar en la cárcel por mala conducta, así como su arresto si no se presenta en la sala cuando se le exige. Trump ha dado su consentimiento.
Sin embargo, nada más acbar la primera jornada del juicio, Donald Trump ha protestado por las trabas que le pone el juez para que se ausente en determinados instantes, como el próximo jueves, cuando el Supremo de EE.UU. debe decidir sobre la inmunidad del expresidente. "Hablar ante el Tribunal Supremo es un gran asunto, y ciertamente puedo apreciar por qué su cliente querría estar ahí, pero un juicio en la Corte Suprema de Nueva York... también es un gran asunto", señalaba Merchan antes de rechazar la petición de la defensa: "Lo veré aquí la semana que viene", sentenció.
De momento, tampoco ha accedido a la petición de excusar a Trump si los miércoles, único día libre de juicio, se programa una sesión y coincide con un acto de la campaña como candidato republicano de cara a las próximas elecciones presidenciales de EEUU. Merchan, sin embargo, dejó en el aire la posibilidad de que el expresidente pueda asistir a la graduación de su hijo menor, Barron. "Como saben, mi hijo va a graduarse en la escuela secundaria y parece que el juez no me dejará ir (...) y no puedo ir al Tribunal Supremo de EE.UUU., y no (estaré) en Georgia ni Florida ni Carolina del Norte haciendo campaña, como debería. Es perfecto para los demócratas de la izquierda radical", comentó Trump.
La segunda decisión que tomado Merchan para evitar que el juicio se convierta en un circo mediático, ha sido la de fijar una fecha para la vista en la que, previsiblemente, se le imponga una multa a Donald Trump por haber incumplido la 'orden mordaza' que limitaba sus comentarios públicos sobre el caso, después de publicar mensajes sobre potenciales testigos del proceso.
Entre otras cosas, la Fiscalía señaló tres publicaciones de Trump en la red Truth Social sobre Stormy Daniels y su exabogado Michael Cohen, personajes clave en el juicio. El Ministerio Público pidió que al expresidente se le multe con 1.000 dólares por cada violación de la 'orden mordaza', lo que sumaría en total 3.000 por los mensajes citados.
Los abogados de Donald Trump han intentado en varias ocasiones, sin éxito, aplazar el inicio del primero de los juicios que tiene pendiente el expresidente de Estados Unidos. El antiguo mandatario deberá aún responder, entre otras cuestiones, por sus esfuerzos para tratar de revertir los resultados de las elecciones de 2020, en las que ganó Biden.