El multimillonario apodado Boa Constrictor orquesta una de las mayores victorias de Putin
La figura de Bidzina Ivanishvili puede antojarse clave en el aspecto moral y político en el devenir de la guerra en Ucrania, ya que se podría estar a las puertas del nacimiento de una nueva Belorrusia si su partido gana las elecciones el próximo domingo en Georgia.
Su nombre es Bidzina Ivanishvili, también conocido como 'Boa Constrictor', en honor a sus capacidades y dotes para asfixiar y estrangular a sus rivales y enemigos, y esconde una historia que podría ser tildada de terrorífica y corrupta a partes iguales. Realmente, maquiavélica, y cuyo objetivo es sacar el mayor beneficio propio a costa de lo que haga falta, incluso su propio país, o sus propios compatriotas.
De origen georgiano, Ivanishivili es un multimillonario que lleva desde 2011 al frente del gobierno georgiano en la sombra. Hay que destacar que regresó a su país tras más de una década en Rusia, donde consiguió hacerse con una fortuna de 7 millones de dólares.
Él es el encargado de nombrar o destituir ministros, impulsar leyes o destituir a aquellos disidentes que no comparten su punto de vista. Y es que, la historia de Ivanishivili es especialmente curiosa, ya que él nunca se manifestó como una persona prorrusa -llegó a decir que Putin era una persona que no le convenía porque no le permitiría tener en libertad en su toma de decisiones-, pero la realidad es bien distinta desde hace unos 12 años.
Y es que, actualmente, es una de las voces más favorables a Rusia en su país, un proceso que inició hace una década y que ahora es más evidente que nunca. Durante el pasado año consiguió aprobar una ley de "agentes extranjeros" tras una insurrección civil -controlada- que acabó con miles de manifestantes golpeados y atacados por las fuerzas del estado georgiano.
Esta nueva ley, exige a todas las ONG y organizaciones de medios de comunicación que reciban más del 20% de su financiación del extranjero, a declararse como agentes extranjeros, o lo que es lo mismo, algo así como espías extranjeros, con la enorme connotación y reputación negativa que eso les puede acarrear en Georgia.
Además, con unas elecciones este próximo domingo, Ivanishivili pretende acabar con todos sus oponentes y declararse el ganador de los comicios. Además, la imagen de Georgia a nivel internacional, especialmente con la OTAN y la UE, se ha visto muy resentida. Esto se debe a que Tiblisi ha pasado de ser el país más cercano a Occidente de toda la región, a convertirse en un estado satélite ruso, y cuyo líder apuesta fervientemente por una victoria rusa frente a Ucrania, y que sea este el primer paso para volver a reestablecer una especie de URSS 2.0.
El ascenso de Ivanshivili
Pero esta visión no es compartida por gran parte del país, que desarrolló una fuerte antipatía y odio por Rusia a partir de que en 2008, Putin se hiciera con dos regiones separatistas en lo que se interpretó como un antecedente de la guerra en Ucrania.
De hecho, y como hemos mencionado, Ivanishivili dijo a su regreso a inicios de los 2000, que no se trataba de un espía de Moscú, y que Putin no le caía especialmente en gracia, ya que su espíritu autoritario le hacía dudar de él, pero todo formaba parte de un plan.
Tras ocho años -entre 2003 y 2011- en los que optó por mantenerse al margen de la política y vivir su mejor vida rodeado de lujos y mansiones, en el año 2011 decidió dar un paso al frente, fundando así su nuevo partido político, 'Sueño Georgiano'. Bajo la premisa de unificar a la oposición georgiana, objetivo difícil pero que consiguió, logró ganarse la confianza de aliados y ciudadanos, y dijo que permanecería en el poder tan solo un año.
Pero... sorpresa. No fue así, o al menos, no de forma real, aunque sí visible, ya a pocas semanas para que se cumpliera el año de mandato, "decidió que él era le jefe", relata uno de sus ministros en aquel entonces, Giorgi Margvelashvili, en declaraciones al Daily Mail.
Pese a ello, en el año 2016 preguntó a EEUU qué tenía que hacer para entrar en la OTAN, aunque muchos de los negociadores occidentales con los que se sentó a hablar, afirmaron que "no podía comprender por qué eran necesarias cosas como los DDHH o el estado de derecho", además de que odiaba "recibir sermones de mujeres".
Todo esto le hizo posicionarse cada vez más en un extremo anti-Occidente, y aunque desde 2013 no ocupa ningún cargo oficial, sigue haciéndolo desde la sombra, y en estamentos clave de las instituciones. "El Primer Ministro de Georgia sirve a voluntad de Bidzina", dice Lincoln Mitchell, ex asesor informal de Ivanishvili en Estados Unidos.
La invasión de Ucrania, un antes y un después
Tras 10 años coqueteando públicamente con Occidente y Rusia -aunque sus intenciones eran claras-, Ivanishvili consiguió su objetivo de convencer a la población de su país -poco más de 3,7 millones de personas- de que sus planteamientos eran los correctos. Pero de repente llegó la guerra en Ucrania y los hechos se aceleraron.
Ivanishvili tuvo que desvelar sus cartas, y tras estimar unos cálculos de que Rusia conquistaría todo Ucrania en un mes, se comenzaría a reconstruir la nueva Unión Soviética, en la que su país sería un apoyo clave y seguro para Putin. De hecho, a los dos días del inicio de la incursión rusa en Ucrania, en Georgia se comenzó a difundir propaganda prorrusa, al tiempo que su población se desangra como el país de la región con más voluntarios luchando por Ucrania
A la pregunta de cómo un país tan pro Occidental se ha convertido en un abanderado de Putin, Margvelashvili asegura que ha sido un proceso gradual en el que la población ha ido cayendo con el paso de los años en la apatía y el desinterés. "Es un formato clásico ruso de gobierno", aseguró el exasesor este año.
"El concepto general es que todo está podrido, que todo es inútil; es una especie de fatalismo. Socava por completo las instituciones estatales, desmantelando gradualmente cada capa del gobierno y desacreditándolas", continuó.
Con todo esto, los principales medios estadounidenses venden las próximas elecciones como un momento decisivo para el devenir no solo de Georgia, sino también de la guerra entre Rusia y Ucrania, ya que consideran que, en caso de que ganen Sueño Georgiano, Kiev se quedaría sin salidas y acorralado, y se estaría en ciernes del nacimiento de una nueva Bielorrusia, lo que ahogaría nuevamente las esperanzas de Ucrania y asestaría un golpe moral durísimo de 'no tienes escapatoria'.