El Kremlin activa la búsqueda y captura de personas corrientes por todo el mundo "y nadie se ha dado cuenta"
Una investigadora advierte en The New York Times sobre las crueles represalias de Rusia contra ciudadanos rusos que se desentienden de la guerra.
Lilia Yapparova, periodista de investigación que trabaja en el medio independiente ruso Meduza, advierte en un artículo escrito en el New York Times de las crueles medidas que Vladímir Putin está llevando a cabo contra "gente común" sin que nadie nadie parezca darse cuenta de ello.
"En noviembre de 2022, mis editores me pidieron que tuviera cuidado con lo que comía y que dejara de pedir comida para llevar", comienza relatando. Poco después, descubrió que su compañera Elena Kostyuchenko había sido envenenada en Alemania, "en un probable intento de asesinato por parte del estado ruso".
Pero Kostyuchenko no ha sido la única víctima, sino que se han registrado varios casos extraños de muertes o intentos de asesinato en los que parecía estar involucrado el Kremlin. Y no solo afectan solo a personas relacionadas con el conflicto bélico contra Ucrania, sino a "cientos de miles de rusos que abandonaron su país porque no querían tener nada que ver con la guerra de Vladimir Putin, o fueron obligados a hacerlo, acusados de no apoyarla lo suficiente".
"Estos disidentes de perfil bajo también están sujetos a vigilancia y secuestros", señala. Al mismo tiempo, critica que nadie habla de ello, con lo que estas crueles acciones están pasando desapercibidas: "Es algo aterrador: el Kremlin está persiguiendo a gente común en todo el mundo, y a nadie parece importarle".
Ayuda de otros países
Para investigar más en profundidad el tema, Yapparova ha consultado diversas fuentes, "desde personas que sobrevivieron a secuestros y vigilancia hasta los líderes de las diásporas rusas en todo el mundo, y los pocos activistas de derechos humanos que los ayudan. La mayoría ha hablado bajo condición de anonimato por miedo a sufrir represalias.
Tras conocer la historia de todas estas personas, la periodista asegura que hay pruebas suficientes que incriminan al Kremlin, aunque este insiste en negar todas estas acusaciones. Incluso señala que algunos países, como Kazajistán o Kirguistán, ayudan a Rusia a encontrar a las personas perseguidas por el Kremlin.