El gran obstáculo que impide a los buzos resolver todos los misterios del hundimiento del Titanic
Las limitaciones fisiológicas suponen una quimera insuperable para cualquier ser humano.
Es una de las grandes y más célebres tragedias de la historia moderna de la humanidad. El 15 de abril de 1912 se produjo el mayor naufragio en un crucero comercial del que se tenían registro hasta el momento.
El hundimiento del Titanic, que se saldó con 1.517 fallecidos de los 2.223 pasajeros que había a bordo, supuso un antes y un después en el imaginario colectivo de todo el mundo y fue una fuente de curiosidades, imaginación e inspiración para todo tipo de obras artísticas: películas, series, arte, canciones....
De hecho, esta curiosidad acabó con la vida de cinco personas que, en su intento por conocer de primera mano lo ocurrido en el barco más grande del mundo por aquel entonces, fallecieron a bordo del submarino Titán -a causa de una implosión-, mientras descendían a las profundidades del océano.
Pero los intentos por llegar hasta los restos del mastodóntico barco se remontan a varias décadas atrás, cuando en 1985, un grupo de buzos dio con varias partes de los restos de que sorprendió a todos.
Y es que, aunque para numerosos especialistas en la materia, que en muchos casos llevan décadas de dedicación a las inmersiones en océanos y mares, bajar al Titanic sea toda una atracción sin igual, la realidad es que la física impide que el ser humano pueda llegar a acercarse al transatlántico, ni que decir llegar o permanecer en él durante un período -de tiempo -por corto que sea-.
Y es que, los cuatro kilómetros de profundidad marina a los que se encuentran los restos del Titanic son toda una quimera insuperable para el ser humano por cuestiones fisiológicas. Esto se debe a que, con los medios actuales y teniendo en cuenta las limitaciones de nuestro cuerpo, la presión a la que se somete nuestro cuerpo -y especialmente nuestros tímpanos-, es inaguantable incluso para buzos experimentados.
Esta reacción natural, sumado a la nula luminosidad del lugar, provoca que nuestro organismo experimente sensaciones ajenas a nuestro día a día, como puede ser esa presión en los tímpanos que deriva en un dolor muy agudo e insoportable. Es por esta razón por la que, difícilmente, algún ser humano pueda llegar y mantenerse durante un determinado período de tiempo en los restos del Titanic.