La diplomacia da un paso al frente: China tiende puentes con Ucrania y Lula 'vende' su plan en España entre discrepancias
A falta de grandes avances sobre el terreno, la primera llamada entre Zelenski y Xi Jinping abre un frente diplomático no explorado desde que empezó la guerra.
Han pasado 426 días, pero al fin ha llegado. Una de las grandes batallas diplomáticas de Volodimir Zelenski, hablar con su homólogo chino, ha tenido lugar este miércoles. El mismo día en el que otro actor que quiere jugar su papel en la guerra, el presidente brasileño Lula da Silva, ha cerrado su visita oficial por España, con algún que otro desencuentro en el 'cómo', el 'cuándo' y hasta el 'qué' en el camino hacia la paz.
Con los combates invariablemente estancados en Bajmut y alrededores, el único frente que parece avanzar es el diplomático, especialmente con la nueva 'vía' nacida de una "larga y significativa" conversación telefónica entre Zelenski y Xi, a instancias de este último.
El gesto ya era relevante per se. Las buenas palabras de rigor, esperables, han ido acompañadas de acuerdos: China enviará un representante gubernamental a Ucrania, mientras Kiev nombrará un embajador en Pekín, cargo vacante desde 2021. No es poco en el primer encuentro en 14 meses. Avanzar en un plan de paz que satisfaga a los dos líderes queda para una futura ocasión.
Para Kiev es un éxito, también en lo propagandístico. Y para la UE, un reconocimiento a su papel de mediación. En las últimas semanas, diferentes líderes comunitarios como Sánchez o Macron habían pedido a Xi contar con Zelenski en sus encuentros. A nadie escapa que final de la guerra se ve lejano (o ni se ve aún), pero la diplomacia ayuda, como se refleja en el detalle nada menor de que Rusia y EEUU hayan coincidido en celebrar la charla telefónica. La ven como un "primer paso" en dirección a una futura paz.
Lula en España, los "matices" de Sánchez y el brindis del rey
A ese proceso de paz quiere sumarse Brasil liderado por su presidente, Lula da Silva. De visita oficial por España, ha defendido su propio plan, que pasa por una mesa de negociación multipartita para "hablar de paz". Esto, denuncia "no lo hace nadie" en una "visión europea de esta guerra" consistente en armar a Ucrania para garantizar su defensa que él rechaza.
Con ambigüedad en su posicionamiento sobre causas, desarrollo y futuro de la contienda, Lula critica la "inaceptable invasión" pero declina apoyar envíos de material militar como declina valorar si Rusia debe devolver las regiones invadidas en Ucrania.
"No soy yo quien tiene que decidir de quién es Crimea", ha respondido a la prensa, ante un Pedro Sánchez que no ha dudado en evidenciar la existencia de "matices" entre las posturas española y brasileña.
Tampoco han sido menores las palabras empleadas por Felipe VI en el brindis previo a la comida en honor al mandatario sudamericano. "Para que la paz sea duradera debe sustentarse en el respeto al Derecho Internacional y a sus principios más valiosos, los de soberanía nacional e integridad territorial", ha espetado el monarca, diplomáticamente contundente. En otro tono, ha querido hacer también un guiño al "valorar más si cabe la tradicional defensa que siempre ha hecho Brasil de la paz".
Y, mientras, en Bajmut...
Caída en la triste 'rutina' militar e informativa, la batalla por Bajmut sigue encallada, con "luchas cuerpo a cuerpo", como detallan las partes, pero sin avances que terminen de decantarla hacia un lado u otro, pese al mayoritario dominio territorial de los mercenarios rusos del Grupo Wagner.
Si la guerra acumula ya 14 meses, 11 de ellos han tenido a Bajmut como uno de sus focos, especialmente desde final de año. Desde entonces se trata de una lucha enquistada por dominar un enclave necesario para consolidar posiciones en el Donbás y controlar una ruta de suministros en torno a puntos como Sloviansk o Kramatorsk, que siguen bajo un intermitente bombardeo ruso.
Zelenski lo sabe y desde hace tiempo ha destinado buena parte de sus recursos en salvar esta plaza, condicionada en buena medida por los constantes desencuentros entre el Grupo Wagner y el Kremlin, otro 'frente' de tensión que parece lejos de resolverse.