Canadá planea quemar 47.000 millones de euros para devolver el golpe a la traición de EEUU
Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, la relación entre ambos países ha empeorado considerablemente.

Tras un largo debate en el seno del país, en el año 2022 Canadá decidió adquirir 88 unidades del avión de combate estadounidense F-35 que fabrica Martin Lockheed para así reemplazar su flota de F-18.
El pedido fue formalizado en enero de 2023, con un coste de 15.000 millones de dólares (casi 14.000 millones de euros, al cambio actual), aunque la estimación de costes operativos totales de la flota es de 52.000 millones de dólares (aproximadamente 47.000 millones de euros). Está previsto que los primeros cazas sean entregados a Canadá en 2026.
Sin embargo, el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Canadá desde la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump (quien hablado abiertamente sobre la posibilidad de que Canadá se convierta algún día en el 51º estado de Estados Unidos y ha desatado una guerra comercial con el país) ha puesto en riesgo ese acuerdo armamentístico.
El pasado viernes, el ministro canadiense de Defensa, Bill Blair, que ha sido reelegido tras la remodelación del gobierno provocada por la dimisión de Trudeau y llegada al poder de Mark Carney, anunció que su departamento estaba "estudiando activamente posibles alternativas al caza F-35" y que "mantendría conversaciones con fabricantes de aviones rivales".
"El primer ministro me ha pedido que mantenga conversaciones con otras fuentes, en particular cuando pueda haber oportunidades de ensamblar estos cazas en Canadá", explicó al respecto el ministro de Defensa de Canadá.
Tal y como recoge EFE, una de las posibles alternativas al F-35 de Estados Unidos con las que podría contar Canadá sería el Super Rafale, una versión avanzada del Dassault Rafale de fabricación francesa.
En cualquier caso, cabe destacar que el pedido de los 16 primeros aviones de combate F-35 estadounidenses ya ha sido parcialmente pagado por Canadá, por lo que los cazas previsiblemente se acabarán adquiriendo.
En consecuencia, en el supuesto de echarse atrás en la compra del resto de unidades comprometidas, el país dirigido por Mark Carney se vería obligado a mantener dos flotas de cazas.