Biden anuncia que no se presenta a la reelección en EEUU: ¿y ahora qué pasa?

Biden anuncia que no se presenta a la reelección en EEUU: ¿y ahora qué pasa?

El camino es inédito, nunca un candidato se había marchado con la campaña tan avanzada, pero los demócratas tienen en Chicago, en agosto, la cita para proclamar a su aspirante y a su posible vicepresidente. Harris es la favorita para sucederlo.

Joe Biden y Kamala Harris, festejando juntos el Día de la Independencia en la Casa Blanca, el pasado 4 de julio, en un extraño acto conjunto.Samuel Corum / Getty Images

El presidente de Estados Unidos ha hecho pública una carta este domingo en la que confirma que no será el candidato demócrata a las elecciones de noviembre. Joe Biden es tozudo, cabezota, pero la presión ejercida por sus propios compañeros, tras el desastre de debate que hizo el 27 de junio pasado contra Donald Trump y toda su cadena de equivocaciones posteriores y dudas sobre su salud, ha pesado. Ahora apuesta por que sea su segunda, la vicepresidenta Kamala Harris, la que le tome el testigo y gane a los republicanos. 

Sin embargo, que la señale como sucesora no quiere decir que ella sea ya directamente a nueva candidata demócrata. El proceso lo tiene que llevar a cabo el partido, por más que este aval sea formidable y posiblemente determinante. Se espera que ahora venga una falsa convención abierta, desde el 19 de agosto, en Chicago. Una cita en la que se arrope a Harris para dar continuidad al trabajo de Biden -una de sus frases esenciales del presidente es que necesitaba cuatro años más en la Casa Blanca para "terminar el trabajo"- y se conozca a su segundo, el aspirante a la vicepresidencia en su boleta. 

Pero aún quedan semanas y no se descartan voces discordantes, versos sueltos que quieran plantarle cara a la vicepresidente. Hay quien en el Partido Demócrata quiere apartar la idea de un dedazo y reclamar, aunque sea con aspirantes de poco calado, unas miniprimarias que den imagen de transparencia y refuercen al candidato con el aval de los suyos, sin suspicacias. Se habla de una brokered convention, en la que la incertidumbre sobre el nominado añade emoción al proceso. Los candidatos negocian in situ con los delegados, se alcanzan acuerdos en reuniones a puerta cerrada y se pude ver cómo compiten por poder los diferentes grupos que conforman el partido.

Pasar página y dejar el liderazgo del partido en manos de otra persona no es sencillo y, más, cuando se anda un camino inédito, porque nunca un candidato se había marchado con la campaña tan avanzada. La última palabra la tienen los delegados del partido, unas 3.900 personas con perfiles muy variados y, en su mayor parte, completamente desconocidos para la opinión pública. Suya es la voz. El partido se puso como fecha tope para elegir a su candidato la primera semana de agosto, toda vez que entre el 19 y el 22 de ese mes se celebra la Convención Nacional Demócrata. Los republicanos de Donald Trump ya se les adelantaron esta semana, proclamando al expresidente por todo lo alto

Estamos a finales de julio y, sea quien sea el aspirante a quedarse con la candidatura de Biden, ya no podrá participar en primarias o caucus según el modelo clásico. Estos son mecanismos que en la política estadounidense se usan antes de las convenciones para medirle el poder de los candidatos, en los que se prueba quién podría atraer más el voto demócrata, hasta ir eliminando a quienes no tienen verdaderos avales. En ese proceso, desde primavera, Biden arrasó, porque su gente le dio el aval al presidente con más acción legislativa de la historia. Apenas el congresista Dean Philips, y Marianne Williamson, autora de libros de autoayuda, se presentaron a las primarias, para irse en silencio tras el rodillo Biden. Ahora eso es imposible por falta de tiempo. 

Este año, el Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) había planeado además realizar una votación virtual a principios de agosto para determinar al nominado, antes de la convención programada del 19 al 22 de agosto. No está claro si este plan se mantendrá, ya que algunos sectores del partido consideran que hacer una votación telemática antes de la convención denota falta de transparencia. Si se suspende esa votación telemática, el nuevo candidato se elegiría en la convención directamente, donde desempeñan un papel crucial los delegados. En su momento, se comprometieron a votar por Biden, pero este compromiso no es irrevocable y ahora pueden optar por otros candidatos, no por el que prefiera Biden. 

Los demócratas saben que si no construyen una candidatura relativamente rápida y se comienzan a desgastar entre ellos, se reducen mucho más sus pocas probabilidades de éxito. Pero ahora tienen la oportunidad de darle la vuelta a a tortilla y quitar a los republicanos, de un plumazo, su principal pilar de campaña: los problemas de salud o de coherencia o de condiciones mentales de Biden. Harris es joven, mucho más que Trump, y al republicano le va a escocer oponerse a una mujer y afroamericana, si se da el caso. 

Para el puesto de vicepresidente, surgen nombres como el del gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro; el de California, Gavin Newsom, o la de Michigan, Gretchen Whitmer, además de Pete Buttigieg, secretario de Transporte de Estados Unidos.  Todos ellos, también, podrían presentarse a liderar la boleta, aunque sea de forma simbólica. Los analistas sostienen que es muy complicado que, si sale Harris, su segunda sea de nuevo una mujer y, menos, de una minoría. Un hombre anglosajón parece lo más esperable. Shapiro es de origen judío, pierde puntos en eso. Buttigieg siempre se ha visto como el posible número dos de Harris si iba de candidata en las siguientes presidenciales, en cinco años. Un gay con enorme popularidad. Siempre está, de fondo, la mayor ilusión demócrata, la que arrasa en las encuestas: Michelle Obama. Ella nunca ha querido dar el paso, hasta ahora. 

Todos estos nombres, además, son de demócratas que son extremadamente leales a Joe Biden, por lo que si él ha señalado a Harris como su sustituta, es difícil que ahora se decidan a tratar de pelearle votos. Que entre ellos esté el compañero o compañera de boleta de la exfiscal es bastante más posible. Un candidato se podría proclamar vencedor al superar la cifra mágica de 1.968 delegados, necesaria para obtener la candidatura.

Kamala Harris y Pete Buttigieg, en mayo de 2022, en un acto del Gobierno con la ASEAN sobre cambio climático, en Washington.Kent Nishimura / Los Angeles Times via Getty Images

Lo lógico es apostar por Harris ahora, no sólo porque Biden lo vea bien, sino por pura practicidad: ella ya está en la campaña y las donaciones están a su nombre, dentro de la especie de compañía con la que se da de alta la campaña, bajo el nombre de "Biden&Harris", así que podrá usar todo el dinero. Más allá de su conocimiento (en el partido y en la calle), el papeleo y el dinero lo tiene a su favor. Si no es ella, el esfuerzo de transformar la candidatura será mayúsculo y, posiblemente, le reste posibilidades a los demócratas. 

Más aún queremos decir, porque desde luego los sondeos ya son malos: Trump es el favorito, con entre el 43 y el 47 % de intención de voto, cuando Biden, el hasta ahora aspirante, no pasaba del 42 o 44%. Harris, según una encuesta de la CNN, tendría una diferencia menor con el republicano, de unos dos puntos, dentro del margen de error habitual de los sondeos. Un empate técnico que ahora ilusiona más, visto el adiós de Biden. 

El 20 de enero de 2021, Harris se convirtió en la primera mujer en ocupar la vicepresidencia en EEUU. Fue recibida con admiración, esperanza y expectativa, pero eso se disolvió pronto, por más que en el último año haya recuperado mucho terreno, apostando por la defensa de derechos de base como el del aborto. Ahora puede ser su momento. 

Los planes del partido

Tras conocerse la carta de Biden, el Comité Nacional Demócrata afirmó que, si bien la renuncia de un candidato a la presidencia a falta de poco más de tres meses para las elecciones "no tiene precedentes", en los próximos días emprenderá un proceso "transparente y ordenado" para reemplazar a su candidato. "El trabajo que debemos realizar ahora, si bien no tiene precedentes, es claro. En los próximos días, el Partido emprenderá un proceso transparente y ordenado para avanzar como un Partido Demócrata unido con un candidato que pueda derrotar a Donald Trump en noviembre", apuntó en un comunicado el presidente del Comité Nacional Demócrata, Jaime Harrison.

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Este proceso, añadió, se regirá por las normas y procedimientos establecidos por el Partido, en un momento en el que los delegados "están dispuestos a tomar en serio su responsabilidad de presentar rápidamente un candidato al pueblo estadounidense". "Los demócratas estamos unidos y preparados en nuestra determinación de ganar en noviembre. A medida que avanzamos para seleccionar formalmente al candidato de nuestro Partido, nuestros valores como demócratas siguen siendo los mismos: reducir costos, restaurar las libertades, proteger los derechos de todas las personas y salvar nuestra democracia de la amenaza de una dictadura", apuntó. Dentro de "poco tiempo", el pueblo estadounidense escuchará al Partido Demócrata "sobre los próximos pasos y el camino a seguir para el proceso de nominación", añadió sucinto.