Avisan de que el plan de Putin para destruir la OTAN ha llegado "a su clímax devastador"
"Una victoria rusa desencadenaría una cascada de acontecimientos que desencadenarían cambios irreversibles y llevarían al mundo al borde del caos", avisa una analista y exdiputada de Ucrania.
Aliona Hlivco, exdiputada ucraniana y directora general de la Sociedad Henry Jackson, un grupo de expertos transatlántico sobre política exterior y seguridad nacional, ha publicado un análisis en el diario británico The Telegraph en el que deja una inquietante conclusión en el aire: "El complot de Putin para destruir la OTAN está llegando a su devastador clímax", afirma. Y lanza una advertencia de seguido: "Una victoria rusa desencadenaría una cascada de acontecimientos que conllevarían cambios irreversibles y llevarían al mundo al borde del caos".
En su artículo, empieza insistiendo en que lucha de Ucrania "no es simplemente por su existencia como nación", sino que "es una batalla por el tejido mismo del orden global", un toque de atención a los aliados de Kiev y su papel en esta invasión. "Sí, se trata de salvaguardar la seguridad europea –un grito de guerra escuchado en innumerables declaraciones de funcionarios occidentales, a menudo acompañado de garantías de defensa aérea y municiones limitadas–, pero a medida que Ucrania continúa perdiendo terreno, ciudades y vidas, la respuesta de Occidente es tibia, con su única postura firme gira en torno a las fronteras de la OTAN, donde los intereses geopolíticos eclipsan las preocupaciones humanitarias", denuncia.
"¿Qué pasa si Putin se atreve a cruzar estas líneas, desestimando las amenazas occidentales como simples fanfarronadas?", se pregunta. Si Ucrania cae, si el expansionismo ruso va a por otros estados del espacio postsoviético, si llega o no llega la ayuda de la OTAN. "El hecho es que la resiliencia de la OTAN es más frágil de lo que pensamos. Y una victoria de Putin podría hacer que la alianza más exitosa del mundo comience a desmoronarse", se responde.
A su entender, la fuerza de la Alianza Atlántica "reside no sólo en su destreza militar sino en su compromiso inquebrantable con la defensa colectiva", consagrado en el artículo 5. Sin embargo, la analista entiende que ese artículo "simplemente obliga a sus miembros a contemplar una respuesta". "Las Partes acuerdan que… si se produce tal ataque armado, cada una de ellas… tomará las medidas que considere necesarias…", dice el texto. "Esa acción podría significar cualquier cosa, desde enviar un buque de guerra para patrullar una incursión hasta simplemente expresar una profunda preocupación", expone.
Los países del flanco oriental de la OTAN, como Estonia y Polonia, están en pie de guerra, "avergonzando a la OTAN al hacer mucho más de lo formalmente requerido", defiende la autora con vehemencia. "Estonia está muy por delante de sus aliados de la OTAN en el gasto en defensa del 3% del PIB, y Polonia en particular se está preparando para una posible guerra con Rusia", explica. Según fuentes militares polacas, no hay intención de esperar a que las tropas rusas pisen suelo polaco, lo que la lleva a afirmar que "la guerra bien podría comenzar en el propio territorio ruso".
"Si Ucrania cayera y la agresión de Rusia se volviera hacia aliados de la OTAN como los Estados bálticos o Polonia, es de esperar que la OTAN sea fragmentada, o incluso reemplazada, por aquellos países que no pueden permitirse el lujo de quedar expuestos por las debilidades de sus supuestos aliados", dice.
Declaraciones recientes del jefe de contrainteligencia de defensa de Polonia, Jaroslaw Strozyk, subrayan que Putin está completamente preparado para una operación militar a pequeña escala en territorios del Este, apuntando, por ejemplo, al municipio estonio de Narva o invadiendo una de las islas suecas, recuerda.
Y es de destacar que la Armada sueca acusó recientemente a los petroleros rusos "en la sombra" que navegan por el Mar Báltico de participar en espionaje, recopilando información sobre operaciones en el puerto de la isla de Gotland bajo el pretexto de un "atraque de emergencia". Gotland tiene una importancia estratégica para la seguridad regional del norte de Europa y es crucial para la defensa de los vecinos Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia y Polonia.
Las preocupaciones de Polonia en materia de inteligencia se hicieron eco de las de los funcionarios estonios, alemanes y británicos. "Está claro que Putin sólo está siendo frenado en sus intenciones por la firme determinación de Occidente de apoyar a Ucrania", insiste Hlivco.
Si esa resolución se hace añicos, "la probabilidad de un inminente ataque ruso a la OTAN crecería exponencialmente y las implicaciones serían profundas". "Dadas las divisiones existentes dentro de la OTAN, particularmente evidentes en desacuerdos sobre asuntos como la posible adhesión de Suecia a la alianza, es probable que muchos estados miembros prioricen su propia defensa sobre la de sus aliados más débiles", remarca.
También habría que considerar el papel de Estados Unidos en caso de una victoria rusa. En pleno año electoral, hay que preguntarse por el liderazgo de Joe Biden, si se limitaría a movimientos amenazantes o dará orden de incursiones, si considera que hay líneas rojas o es hora de actuar a por toas.
"Las tensiones en juego se vuelven repentinamente claras si uno realmente imagina el escenario de Rusia atacando a un país de la OTAN. Polonia tiene alrededor de 10.000 soldados estadounidenses en su territorio , pero si se traspasaran sus fronteras, ¿decidiría Estados Unidos reducir sus pérdidas e irse? El hecho de que esto sea siquiera contemplable revela la fragilidad en el corazón de la OTAN moderna", indica.
Si fuera Estonia la que se enfrentara al ataque ruso, "las acciones del Reino Unido serían cruciales dado su papel como socio de Presencia Avanzada Mejorada para Estonia". "Si Estonia es el primer país de la OTAN que sufre el ataque ruso, el Reino Unido, con más de mil tropas allí, se encontraría en guerra. Pero, ¿cumplirá el Reino Unido, bajo un Partido Laborista, sus compromisos con la defensa colectiva europea y global?", cuestiona, con elecciones también en julio, adelantadas, en las Islas Británicas.
Si Polonia o Estonia fueran atacadas, "Alemania estaría en alerta máxima y tendría cerca de 4.000 tropas estacionadas en Lituania". La semana pasada, en la Conferencia Adenauer, la autora de esta columna dice que habló con varios miembros del Bundestag alemán, líderes militares, asesores de la Cancillería e incluso con el propio Ministro de Defensa Pistorius. "A mi pregunta sobre si Alemania está preparada para la guerra si Rusia ataca, todos respondieron resueltamente "sí", pero con miedo en sus ojos y vacilación en sus voces", expone.
"En los peores escenarios uno puede imaginar fácilmente a los alemanes recurriendo a su tradicional diálogo diplomático con Moscú, buscando comunicación por canales secundarios con los rusos para evitar una escalada, buscando algunas concesiones, poniendo en peligro aún más la unidad del continente", indica.
"Peor que todo esto", aún, sería el hecho de que "algunos miembros de la OTAN incluso intentarían sacar provecho del caos emergente". "Es seguro suponer que Hungría puede ser la primera nación europea en volverse contra sus aliados", sostiene, y no es nuevo, como ya ha demostrado su líder, Viktor Orban, el europeo más cercano al Kremlin.
Turquía también, al no ver fuerza en la unidad, "podría perseguir sus propios intereses en el Mar Negro, potencialmente no sólo descartando los éxitos de Ucrania en profanar el territorio ruso, sino socavando la seguridad de otros miembros de la OTAN como Rumania y Bulgaria".
A medida que la OTAN en Europa "se resquebrajara" bajo la presión, las repercusiones se sentirían más allá del Atlántico Norte. "China podría interpretar la debilidad de la OTAN como una luz verde para afirmar su dominio en el Indo-Pacífico e invadir Taiwán", apunta.
"Esto tiene el potencial de provocar que Corea del Norte ataque a Corea del Sur a pesar de los acuerdos QUAD existentes y las perspectivas de ampliación de AUKUS. Australia y Japón quedarían abandonados a su suerte y enfrentarían una situación increíblemente peligrosa en la región. El Reino Unido no tendría la capacidad de acudir en ayuda de sus socios de Asia y el Pacífico con la agresiva expansión de Rusia en Europa", abunda, completando un mapa del temor que se hace planetario.
"Baste decir que a medida que Rusia avance en Europa, es probable que China expanda su influencia en Asia. India, al ser testigo del creciente alcance de China y mantener su histórica alianza militar con Rusia, probablemente buscaría reforzar su posición en el Sur Global, con el objetivo de mantener su influencia en la Asamblea General de la ONU", advierte además.
Las naciones africanas, "influenciadas por el caos acompañante de la propaganda rusa", que promete una justicia largamente esperada contra la hipocresía y decadencia percibidas de Occidente, "se inclinarían a desafiar los fundamentos del orden establecido por la ONU después de la Segunda Guerra Mundial. Algunos países de América Latina seguirían una trayectoria similar", prosigue su aviso.
Este escenario es hipotético, claro, y "puede parecer extremo", asume la analista, "pero tiene un propósito": si Ucrania cayera, "no sería sólo el fin de una nación, sino que potencialmente provocaría el desmoronamiento de la OTAN y el orden mundial establecido tal como lo conocemos".
"La cascada desatada de acontecimientos provocaría cambios impensables e irreversibles, empujando al mundo al borde del caos. Las democracias establecidas se encontrarían marginadas e impotentes, luchando por recuperar la unidad y la autoridad en medio de la agitación. Se necesitarían décadas para reconstruir el orden basado en reglas en el nuevo mundo completamente remodelado", apuntala.
"Esto es lo que está en juego en Ucrania. En un mundo moderno interconectado, nuestro futuro colectivo se apoya en el punto de apoyo que es mi país de origen. No podemos permitir que caiga", concluye Aliona Hlivco.