Alertan de que un país clave de la OTAN ha dado las llaves de la victoria a Rusia

Alertan de que un país clave de la OTAN ha dado las llaves de la victoria a Rusia

Putin, ahora, solo tiene que esperar

Un tanque ruso destruido en la ofensiva de Ucrania sobre la región rusa de Kursk.KIRILL CHUBOTIN

Alemania, uno de los países que más ayuda militar ha enviado a Ucrania desde el estallido de la guerra con Rusia, ha trazado un plan a desarrollar en los próximos años para reducir drásticamente el apoyo que presta a Kiev. Según un informe publicado por el influyente Frankfurter Allgemeine Zeitung, la ayuda alemana podría reducirse de los actuales 7.800 millones de euros a tan solo 485 millones en 2027, lo que supondría una disminución del 94% respecto a lo que se ha presupuestado este año. La noticia ha provocado un aluvión de reacciones contra Berlín, con acusaciones de traición incluidas, pero ni el canciller Olaf Scholz ni la coalición de centroizquierda han desmentido la información.

En Kiev, la parte afectada por el plan germano, han calificado el informe publicado como una "manipulación" de las facciones prorrusas. Sin embargo, Alemania ya había anunciado que en 2025 reduciría a la mitad la financiación que destina a Ucrania y las proyecciones actuales apuntan a que el Gobierno alemán seguirá por esa misma línea. Los argumentos oficiales apuntan a la necesidad de equilibrar el presupuesto por, advierte el británico The Telegraph, las divisiones internas de la coalición que gobierna y el creciente cansancio de la población respecto al conflicto. No obstante, son muchos los que consideran que estas justificaciones son insuficientes para explicar por qué Alemania, que hasta ahora ha sido el mayor donante de Europa y el segundo mundial, está abandonando su responsabilidad.

El Gobierno de Scholz, en su defensa, pone su mirada en la Unión Europea y asegura que será que asumirá el papel que tiene ahora Alemania, lo que en la práctica se traduce en una estrategia menos comprometida y en cambiar el envío de armamento a Ucrania por promesas ambiguas. En la cumbre del G7 que se celebró en Italia el pasado mes de junio, las principales economías acordaron que 273.000 millones de euros procedentes de los activos rusos congelados se iban a utilizar como aval para emitir un préstamo de 50.000 millones de euros para Ucrania. Ahora, Kiev considera que la propuesta se ha convertido en una ilusión.

Alemania, como tercera mayor economía mundial y un PIB que supera los 4,6 billones de euros, podría aumentar su apoyo a Ucrania sin grandes problemas. Aún así, Scholz parece decidido a continuar con la Ostpolitik -la política impulsada por el canciller alemán Willy Brandt a finales de los años 60 y principios de los 70 como acercamiento y normalización de relaciones con los países del bloque comunista- que recuperó Gerhard Schröder y que también pondría en práctica Angela Merkel. Una decisión que, por otra parte, marcaría un punto de inflexión en su mandato hasta las elecciones federales, previstas para 2025.

Entretanto, el éxito ed la ofensiva ucraniana en la región rusa de Kursk ha desconcertado al Gobierno alemán. Al darle la vuelta a la situación, el Ejército de Ucrania ha hecho que la inquietud crezca en Berlín, donde el recuerdo de la Batalla de Kursk de 1943, donde Hitler perdió la mayor batalla de tanques de la historia, ha despertado algunos fantasmas del pasado. Putin, que ha utilizado su maquinaria propagandista para llamar 'nazi' al Ejecutivo de Zelenski repetidamente, por lo que la idea de que los tanques alemanes puedan volver a circular por la zona añade una dimensión más compleja a la situación. 

Al otro lado del charco, en Washington, el abandono de Ucrania por parte de Alemania refuerza el sentimiento aislacionista y, en plena carrera hacia la Casa Blanca, proporciona nueva munición a las acusaciones de Donald Trump sobre que Europa se aprovecha de los Estados Unidos en todo lo relacionado con Ucrania.  En Moscú, la decisión de Scholz envía un mensaje claro a Putin: solo necesita esperar a que los ucranianos agoten todos sus recursos armamentísticos.

De cara a las elecciones federales en Alemania del próximo año, en las que Olaf Scholz podría perder ante su rival del centro-derecha, Friedrich Merz, este posible cambio en la cancillería se interpreta como una oportunidad para que Alemania recupere su papel de liderazgo en la Alianza Atlántica, como ya ocurrió con Konrad Adenauer, Helmut Schmidt y Helmut Kohl en la Guerra Fría. Sin embargo, la inclinación de Merz hacia la restitución de las relaciones internacionales con Rusia ha generado cierta preocupación respecto a la dirección que puede tomar la política exterior alemana en el futuro.

Mientras tanto, Alemania sigue siendo un pilar esencial dentro de la Unión Europa, donde Francia atraviesa una fase de inestabilidad política, con la extrema izquierda y la extrema derecha mostrando sus simpatías hacia Rusia. En el Reino Unido, por otra parte, el recién elegido Primer Ministro, Keir Starmer, parece estar más centrado en la situación de Gaza, lo que podría provocar que el Gobierno británico siga el ejemplo alemán y apueste por la reducción de su apoyo militar a Ucrania.

Respecto a la opinión del presidente ucraniano, quien confía en que la inminente llegada de los cazas F-16 lo cambie todo, Zelenski ha señalado que está dispuesto a continuar la guerra solo si es necesario. Sin embargo, la postura que ha tomado Alemania sugiere que se está presionando a Ucrania para que acepte un acuerdo de paz bajo los términos que establezca Vladimir Putin, lo que podría tener consecuencias devastadoras para Ucrania, Europa y Occidente en su conjunto.