Para el papa Francisco, la retórica de Trump es una forma de terrorismo
Es posible que la repercusión política de la victoria de Trump sea más devastadora para Europa que para América. Sabemos muy bien el efecto que tuvieron la retórica del miedo, el vilipendio y el odio en las democracias de Europa. Los nazis no llegaron al poder con armas de fuego, sino con palabras.
ESTOCOLMO - Desde que Donald Trump salió elegido como presidente de Estados Unidos no duermo bien. En parte, porque parece que él nunca duerme. Durante la campaña, Trump estaba despierto de madrugada y se dedicaba a responder por Twitter a los que le faltaban al respeto. Ahora que es el presidente electo, sigue haciéndolo.
Evidentemente, sé lo mismo que cualquiera sobre si Trump va a cumplir o no todo lo que prometió que haría. Puede que al final resulte que ha mentido sobre todo y que lo único que pretende hacer es lo mismo que Silvio Berlusconi, es decir, convertir sus intereses empresariales privados en asuntos de Estado.
Lo que sabemos con seguridad es que la victoriosa campaña electoral de Trump ha envenenado el clima político de las democracias liberales. Se ha demostrado que la difamación, el odio y las mentiras pueden ser el camino hacia el poder. El resultado de las elecciones de Estados Unidos transmite un claro mensaje a los partidos populistas y xenófobos de Europa: que el odio y el miedo son conceptos ganadores y que de ahora en adelante no deberían dudar en calumniar, vilipendiar e incitar a la violencia sin miedo a traspasar los límites políticamente correctos de la decencia y la vergüenza.
Habrá quien piense que no quedan límites por traspasar en la Europa de Jimmie Åkesson, Viktor Orbán, Jarosław Kaczyński y Marine Le Pen, pero podría decirse que Trump ha llevado la retórica un poco más lejos que cualquier europeo con un puesto similar. Es posible que la repercusión política de la victoria de Trump sea más devastadora para Europa que para América. Sabemos muy bien el efecto que tuvieron la retórica del miedo, el vilipendio y el odio en las democracias de Europa. Los nazis no llegaron al poder con armas de fuego, sino con palabras.
En una entrevista reciente con el diario sueco Dagens Nyheter, el papa Francisco trata la difamación y el vilipendio como una forma de terrorismo. Me parece una descripción muy acertada para lo que vimos durante la campaña electoral estadounidense. Una vez más, este líder espiritual se sirve de palabras y expresiones de fe y confianza para resistir a las palabras y las demostraciones de miedo y odio.
"Todos los seres humanos son capaces de convertirse en terroristas solo con abusar del lenguaje", afirma el papa en el periódico sueco. "No estoy hablando de librar una batalla como en una guerra. Estoy hablando de una forma deshonesta y oculta de terrorismo que utiliza las palabras como si fueran bombas que explotan y causan la devastación en las vidas de la gente. Es un tipo de criminalidad y su raíz es el pecado original. Es una forma de crear espacio para uno mismo mediante la destrucción de los demás".
Con la victoria de Trump, aprendemos una vez más que la democracia finalmente depende del pueblo, del demos, y de que este tenga una disposición democrática y que el terrorismo de vilipendio es un arma en las manos de aquellos que intentan debilitar la democracia y acabar con ella.
Ahora me pondré a pensar en todos esos estadounidenses que no votaron a Trump (que, de hecho, son mayoría) e intentaré dormir algo.
Este artículo fue publicado originalmente en 'The WorldPost' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.