Cuando la derecha puso en riesgo las políticas de igualdad: los retrocesos perpetrados por PP y Vox
Desde que ambas formaciones formaran gobiernos en autonomías y municipios tras las elecciones del 28 de mayo, el fin de concejalías de Igualdad y las controvertidas decisiones contrarias a actos feministas han sido constantes.
2023 ha estado marcado, entre otras cosas, por el número de gobiernos, autonómicos y municipales, que han formado PP y Vox. Unos Ejecutivos que han tomado algunas decisiones que han afectado de forma directa a las políticas de igualdad que habían estado en vigor hasta la fecha.
Llama mucho la atención que echando la vista atrás, los cambios de postura de la derecha con el feminismo han sido totales. Hace un año, antes del 8 de marzo de 2023, Día Internacional de la Mujer, el partido liderado por Alberto Núñez Feijóo se tropezó con la paridad entre hombres y mujeres.
Mientras que líder del PP aseguraba que la norma de obligar a la paridad en la política y en la empresa privada iba "en el buen camino", otros dirigentes del partido, como la secretaria general, Cuca Gamarra, justificaron que no les parecía "relevante", o la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso se llegó a burlar de ella.
Meses más tarde, Feijóo decidió tratar de aumentar la paridad en su formación, renovando su equipo, con cuatro nuevas vicesecretarias: con Paloma Martín, Ester Muñoz, Ana Alós y Noelia Núñez.
Pero, como decíamos, los cambios de postura han sido la tónica habitual en Génova en el último año y ello se ha visto, sobre todo, en las controvertidas decisiones que ha adoptado en los Gobiernos autonómicos y municipales que lidera junto a Vox.
9 meses de cambios
Entre los primeros pasos que tanto PP como el partido el de Santiago Abascal dieron tras las formaciones de gobiernos, destaca la decisión rotunda de suprimir, en muchas ciudades, incluidas capitales autonómicas, como Valladolid y Toledo, las concejalías de Igualdad.
En estos nueves meses de cambios, ambos partidos también han suprimido dichas concejalías en Talavera de la Reina, Orihuela, Ponferrada, Huelva, Burgos y Molina de Segura (Murcia).
La principal transformación ha sido la de cambiar el nombre, pasando de Igualdad a llamarse "de Familia". Una decisión con la que buscan "fomentar la natalidad y proteger el derecho a la vida".
El aborto no es "ningún avance"
Que Vox se muestre completamente contrario a la ley del aborto no es algo nuevo, que el PP cambiara de postura después de que el Tribunal Constitucional tumbase su eterno recurso contra la norma sí que sorprendía.
Cuando la Justicia decidió, en febrero de 2023, obviar las protestas de los populares, la primera reacción de Feijóo fue decir que es una norma que "está bien construida", "constitucional" y que merece su "respeto".
Pero, mientras desde Génova se aseguraba que era una ley correcta, en su mismo partido había y sigue habiendo dirigentes que defienden casi los parámetros idénticos a los que respalda Vox.
La formación de Abascal registró una propuesta no de ley en febrero del año pasado con la que buscaba "derogar la norma, fomentar la natalidad y garantizar el apoyo a las familias".
Pero poco tiene que ver la postura de Vox con la adoptada por líderes del PP como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Este mismo miércoles aseguró que, poniendo de ejemplo lo ocurrido con el aborto en Francia, "no es ningún avance porque nuestra defensa es la de la vida".
"Defiendo un modo de ver la vida de no renunciar a nuestros principios y nuestros valores. Se tenga o no se tenga fe, venimos de una raíz judeocristiana", llegó a asegurar la presidenta madrileña.
Las otras primeras veces de PP y Vox
PP y Vox no sólo han reducido las capacidades en materia de igualdad a través de la eliminación de las concejalías, también han perpetrado otras acciones muy polémicas en estos últimos 9 meses.
El pasado mes de noviembre, el Colectivo Feminista de La Llitera denunció la decisión del PP de ceder a la petición de Vox en el Ayuntamiento de Binéfar (Huesca) para prohibir una charla con motivo del 25 de noviembre, Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer.
No fue el único caso, hace cuatro meses también, la derecha impidió "por primera vez" al colectivo feminista Plataforma 8M, en Toledo, leer su manifiesto en el acto por el 25N en la capital manchega.
Pero no ha sido la única drástica decisión de PP y Vox. En Alicante, ambas formaciones políticas decidieron pactar la creación de una oficina antiabortos para "orientar y apoyar a las mujeres en situación vulnerable para que puedan llevar a término su embarazo".
Obviando lo obvio
Con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, Feijóo fue preguntado durante toda la campaña por sus relaciones con la formación de extrema derecha y, ya sea por eso o por otros motivos, terminó ganando los comicios, pero sin la mayoría suficiente para gobernar.
Antes de que abrieran las urnas, en junio, el presidente del PP hizo un tour de entrevistas, pero en una de ellas, en el programa de la Cadena SER, Hora 25, dejó unas palabras, al menos, llamativas.
Al ser preguntado por Aimar Bretos sobre los pactos con Vox, Feijóo explicó que "no hay una línea" en la que se "niegue la existencia de la violencia machista", aunque sí desaparece dicho término en todos estos escritos.
"La violencia machista es una obviedad, y lo obvio no debe llamarnos la atención de que no esté en los textos", acuñó el presidente del PP, antes de añadir que "existe porque hay asesinatos, que está probado porque son sentencias firmes".
Sea una obviedad o no, lo que ha ocurrido allí donde PP y Vox han formado Gobierno han restado peso ante una igualdad que sigue siendo imparable por muchos baches políticos que se siga encontrando por el camino.
'Bonus track': amistades peligrosas o a quién le ha 'colado' Vox al PP en todo este tiempo
El idilio de la derecha y la ultraderecha en la formación de gobiernos de coalición autonómicos o locales también ha estado marcado por una serie de nombres propios que causaron mucho revuelto al trascender sus nombramientos. Y si hubo uno que sorprendió cuanto menos, fue el de la presidenta de Les Corts valencianas.
El de Llanos Masó no era un nombre desconocido por el anterior Govern balear. Protagonista de uno de los momentos más tensos -y extraños- a los que tuvo que dar respuesta el expresident socalista Ximo Puig, la integrante del partido ultra le inquirió lo siguiente: "¿Cree usted que estas imágenes de penes de adultos de distintos tamaños y formas benefician a los niños?".
Mostrando la fotografía de un libro que supuestamente se mostraba en centros educativos valenciano, esta diplomada en Ciencias Religiosas y cabeza de lista de los de Abascal por Castellón cargaba contra las políticas de educación sexual de la Generalitat. Pero, ¿a quién aupó el PP hasta este importante cargo institucional? Massó, declarada antiabortista, negacionista de la violencia de género y firme detractora de la ley trans procede del grupo ultracatólico Hazte Oír. Los mismos que sacan polémicos autobuses a la calle para protestar contra el aborto.
Sin dejar Valencia, hubo otro nombre de Vox que generó tal revuelo que el PP tuvo que tomar cartas en el asunto durante las negociaciones para conformar Gobierno autonómico. El del que fue candidato a la presidencia de la Generalitat por el partido ultra, Carlos Flores, actualmente diputado en el Congreso tras las elecciones generales del 23-J. Llegó a sentarse en las mesa de negociación, pero arrastraba un pasado judicial por el que el PP no podía tragar.
Flores fue condenado a un año de prisión por un "delito de violencia psíquica habitual y 21 faltas de coacciones, injurias y vejaciones" contra su expareja, a la que provocó "un quebranto psicológico". Con todo, lo verdaderamente significativo fueron las palabras del líder nacional del PP, que luego tuvo que matizar ante la ola de críticas generada.
En ‘Hora Veinticinco’ de la Cadena SER, Feijóo era preguntado sobre si estaban dispuestos a darle un cargo en el marco de esas negociaciones. Feijóo sacó pecho de que habían trazado una suerte de línea roja al considerar que una persona así no podía integrar el Parlament valenciano, pero dejó una cita muy sonada, por la que le señalaron desde la izquierda apuntando a que estaba restando peso a lo sucedido: “¿Ha cumplido la sanción? Es verdad. ¿Se ha producido hace 20 años? Es verdad. Tuvo un divorcio duro y conllevó un abuso verbal hacia su exmujer”.
El resultado final de lo ocurrido en Valencia fue que la que pasó a presidir el Parlamento regional para el que sonaba Flores fuese Llanos Massó.
Otro de los casos más sonados lleva el nombre de Gabriel Le Senne. Y guarda similitudes con la anterior. Es el presidente del Parlament balear en virtud del acuerdo de Gobierno entre PP y Vox que encabeza la popular Marga Prohens.
Merece la pena rescatar su discurso ante el Parlament, en el que aseguró que "van a encontrar en mí a un presidente al servicio de todos, que tratará de favorecer el debate racional y sosegado, siempre manteniendo el respeto que todos nos merecemos, por encima de cualquier discrepancia, que no debemos llevar nunca a lo personal".
Pero también merece la pena recordar que arrastraba otro tipo de citas. Por ejemplo, "por eso las mujeres son más beligerantes, porque carecen de pene", en respuesta a un tuit de la exconcejala de Justicia Social, Feminismo e Igualdad, Sonia Vivas. La punta de un iceberg de un político abiertamente contrario a la lucha contra la violencia de género o el colectivo LGTBIq+ - y de paso negacionista del cambio climático o de la pandemia del coronavirus-.
Aunque estas dos últimas regiones han centrado buena parte de estas estridencias políticas, Aragón no ha estado exenta de polémica. En otro caso que también acabó con una integrante de Vox presidiendo una cámara autonómica. Marta Fernández también es negacionista de la violencia de género, el machismo -y del cambio climático o la covid-19- y es autora de reflexiones de este tipo: "Las feministas sois las nietas de los cristianos que echaron a los moros de la Península para que pudierais pasear en tetas por la calle".
Respecto a la dimensión del cargo institucional que ocupa Fernández, fue sonado el acto en el que se negó a estrechar la mano a la exministra de Igualdad Irene Montero. "Me alegro de que nos encontremos…", comenzaba a decirle la política de Podemos cuando la presidenta de las Cortes aragonesas zanjaba el encuentro con un tajante "bienvenidas a esta casa" sin mover un milímetro las manos que guardaba a sus espaldas en un gesto gélido.
Nada extraño para la misma Marta Fernández que aseguró que Montero "solo sabe arrodillarse para medrar".