Para acabar con el terrorismo en Oriente Medio, EEUU tiene que irse de Oriente Medio
La expresión de shock reflejada en el rostro de Omran me trae muchos recuerdos de ira y miedo que me hacen temblar. En el momento en el que la bomba explota, muchos niños y jóvenes emprenden el camino hacia la guerra y la militancia. Es un momento en el que la inocencia de la niñez se sustituye por odio y resentimiento.
La imagen de Omran Daqneesh, de 5 años, sentado en una ambulancia después de que su casa de Siria hubiera sido alcanzada por una bomba me recuerda a mi infancia en Teherán durante la sangrienta guerra entre Irán e Irak a principios de la década de los ochenta.
La expresión de shock reflejada en el rostro de Omran me trae muchos recuerdos de ira y miedo que me hacen temblar. En el momento en el que la bomba explota, muchos niños y jóvenes emprenden el camino hacia la guerra y la militancia. Es un momento en el que la inocencia de la niñez se sustituye por odio y resentimiento.
Omran perdió a su hermano de 10 años en un bombardeo que, supuestamente, organizó un ejército extranjero.
No hay que ir muy lejos para imaginarse el futuro de Omran. Lo más probable es que acabe sumido en la pobreza y privado de educación y de oportunidades.
Caminará por las ruinas de su ciudad, Alepo, y seguro que se cruzará con jóvenes que habrán experimentado ese mismo dolor. Jóvenes que intentarán reclutar a Omran para que luche en su guerra contra los extranjeros que llevan un siglo destruyendo y dividiendo sus hogares.
Unas semanas después del bombardeo de la casa de Omran, un niño perpetró un ataque terrorista suicida en Turquía, cerca de la frontera con Siria, que acabó con la vida de más de 50 personas que estaban celebrando una boda. Y un grupo de niños sirios, que participaron en un vídeo de propaganda espeluznante, ejecutó a unos prisioneros de guerra con armas modernas fabricadas en el extranjero.
Para acabar con esta ira, Estados Unidos y Rusia tienen que dejar de traumatizar a la juventud de Oriente Medio con sus bombardeos. Tienen que dejar de vender armas. Tienen que dejar de apoyar a dictadores y autócratas. Y tienen que cerrar las bases militares situadas en esa región.
Sólo hay que fijarse en Irán. Es la única nación de Oriente Medio sin bases militares extranjeras y, por ello, es el único país de la región sin miembros de ISIS o de Al Qaeda.
Después de 37 años de autodeterminación, el Gobierno iraní está haciendo reformas para tener una relación buena con Estados Unidos. Quedan muchas dificultades que superar, pero el acuerdo nuclear de Irán, una exigencia del pueblo, ha empoderado a un Gobierno iraní relativamente moderado.
Sin embargo, antes de la Revolución iraní de 1979 -donde los intereses militares estadounidenses dominaban el Gobierno iraní-, los ciudadanos de a pie sufrían una falta de soberanía nacional. Y eso hizo que millones de jóvenes con una educación insuficiente fueran susceptibles de entender la religión de una manera militar gracias a un clero ansioso de poder que prometía independencia.
Actualmente ocurre lo mismo en Siria, Irak, Arabia Saudí, Egipto, Yemen, Bahréin, Afganistán y Pakistán, países en los que el poder militar está presente para los ciudadanos de una forma u otra. La pobreza y la falta de educación son una plaga y, además, la presencia de las bases militares estadounidenses y la venta de armas incrementan la violencia.
Igual que en Irán en 1979, estos países están llenos de niños insatisfechos que se están convirtiendo en fanáticos religiosos que predican sobre conseguir la independencia mediante una guerra y una "yihad" contra Estados Unidos.
Estados Unidos debería acabar con su campaña de presencia militar en Oriente Medio para ayudar a parar esta situación. La opción de la reducción de la presencia militar es imposible de conseguir. La mayoría de la población no confía en las fuerzas militares que están afincadas en su región. Ningún arma de Estados Unidos o de Rusia puede superar a la voluntad del pueblo.
Muchos analistas políticos creen que una retirada inmediata de las fuerzas rusas o estadounidenses daría pie a una transición sangrienta e inestable. Pero, como hemos comprobado en Irak y en Afganistán, la transición será sangrienta e inestable con independencia de cuándo abandone el lugar una potencia extranjera. Por eso, el primer paso que hay que dar en el camino de la democracia de la región es el siguiente: las fuerzas extranjeras no electas tienen que abandonar Oriente Medio.
Acabar con la presencia militar en la región no sólo supone un beneficio para sus ciudadanos, sino para el resto del mundo. Una prueba de ello es que los iraníes no han llevado a cabo ningún ataque terrorista en Estados Unidos desde que en 1979 las bases militares estadounidenses de Irán cerraran sus puertas. En su lugar, están preparándose para la posibilidad de realizar intercambios culturales y económicos con Estados Unidos.
Si se acaba con las intervenciones militares y políticas fallidas en Oriente Medio -y se sustituyen por una actitud abierta frente a las oportunidades de comercio-, millones de niños como Omran podrán tomar un camino diferente, uno con menos bombas y más libros.
Lo que más necesitan estos niños es recuperarse. Y esa recuperación sólo puede comenzar si los ejércitos extranjeros dan el primer paso y salen de Oriente Medio.
Este post fue publicado originalmente en 'The WorldPost' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros.